Fotos y texto por Gustavo Pantano
Esperar.
Esperar es parte de este laburo. Algunos dicen que para lograr una buena fotografía es necesario ser paciente. Y en eso estábamos la noche del domingo cuando esperábamos que Daniel Scioli saliera por segunda vez a confirmar su triunfo. Al menos era lo que esperaba yo, que había subestimado a Mauricio Macri.
La tarde noche había transcurrido con toda la algarabía de la liturgia peronista. Marcha, himno y letras alusivas apoyadas en melodías populares. Vientos, redoblantes y bombos se mezclaban entre el machacante reggaeton a todo volumen. Algunos colegas prefieren usar tapones en los oídos; yo prefiero respirar todo lo que suceda.
Pasaba el tiempo. Cada tanto me bajaba de la plataforma asignada a fotógrafos para hacer alguna foto en la tribuna, saludar a conocidos y hacer uso del catering. Había sido una larga jornada de corridas entre candidato y candidato.
Se hacía tarde y nada. Cerca de la medianoche “La Nación on line” habló de una escandalosa demora en aportar datos oficiales. En eso alguien avisó que hay ballotaje. ¿Cómo? Dan cifras. Nos miramos incrédulos. Me parece tan raro… Me lo confirman. Miro a la gente y veo que hay gente que empieza a retirarse. Otros que arrian banderas. No podía creerlo. Pensé en Randazzo ¿Se estaría frotando las manos o se estaría haciendo las mismas preguntas que nosotros? Pensé en la lascivia de los fachos, de su amor a los dólares y de su odio a los “negros de mierda”. Como un rato antes, cuando en el Luna Park era de día, y un día peronista, aunque fuera de noche en la ciudad, bajé a registrar el momento.
Hice varios retratos parecidos. No era raro encontrar la desazón en muchos militantes. Miradas tristes, cabezas gachas, y un rictus fúnebre en muchos, aturdidos por la noticia.
Y entonces encontré a estos cuatro jóvenes que creo, resumen el clima del momento.