Por Ailín Trepiana/ Foto por Nadia Sur
Emoción, alegría y fuerza. Con esas palabras distintas mujeres que pasaron por el 30 ENM –desde las que vienen hace años hasta las que lo experimentaron por primera vez- definieron lo que fue el desarrollo del hecho político más importante del movimiento de mujeres en nuestro país y Latinoamérica. Compartimos sus voces.
¿Qué queremos expresar cuando insistimos con que el Encuentro somos todas? Queremos decir que vamos las estudiantes, las desocupadas, las amas de casa, las originarias, las que trabajamos en las fábricas, en los hospitales, en las escuelas, las que trabajamos con la tierra, las que somos abogadas, las periodistas. Queremos decir que vamos las que abortamos, las que tenemos seis hijos, las que acabamos de ser mamás, las que jamás vamos a serlo.
Al Encuentro de Mujeres no vamos sólo las que somos feministas: al Encuentro vamos todas. Porque todas podemos aportar desde el lugar que ocupamos por el simple hecho de ser mujeres o con identidades feminizadas, porque todas somos violentadas en todos los ámbitos en los que estamos. Por eso todas y cada una somos importantes para avanzar en nuestras conquistas. No sólo importantes, sino necesarias, y no sólo necesarias, sino imprescindibles.
Porqué cada vez somos más
“Que cada vez seamos más tiene que ver con los avances que ha habido gracias a los movimientos de mujeres y feministas, año a año logramos cada vez más visibilización y más organización”, reflexiona Sara de Mendoza, que asistió a 5 ENM. “Lo que permite que año a año vayan habiendo más mujeres es la modalidad de los Encuentros, los talleres. Para muchas mujeres es la primera vez que pueden contar sus experiencias, es como una liberación que tiene que ver con poder hablar, con poder tomar la voz”, dice Malen de Paraná, y que participó de 10 ENM.
“Me voy con muchas ideas y con muchas ganas de seguir formándome y capacitándome en algunas cosas. Celebro que haya un espacio democrático en el que todas podamos participar, que se nos pueda escuchar a todas lo que tenemos para decir”, dice Agustina de Río Negro, 1º ENM. “En los talleres está buenísimo poder escuchar distintas opiniones, algunas me hacían ruido, otras no, pero también está buenísima la discusión que se genera. Me pareció genial que en las conclusiones se defendiera que estuvieran todas las posturas”, Agostina de Neuquén, también en su 1º ENM.
“Los encuentros cada vez son más masivos porque cada vez son más las mujeres que se están organizando para cambiar la realidad, hay una mayor toma de conciencia de las problemáticas que tenemos como mujeres”, dice Ana de Buenos Aires en su 8° ENM.
Las miles al calor del “ni una menos”
El Encuentro estuvo teñido y atravesado por la masiva movilización del 3 de junio. Fue un punto de discusión en varios talleres y también se propuso como actividad un panel de balance del que participó el grupo de periodistas que impulsó la convocatoria a través de las redes sociales. Allí se hicieron presentes familiares de víctimas de femicidios, como el de Paola Acosta, Laura Domínguez o Laura Iglesias.
Tanto en los talleres como en esta actividad se propuso una movilización similar para el próximo 25 de noviembre. Algunas voces que escuchamos tampoco pudieron escindir lo que fue el “ni una menos” con los Encuentros de Mujeres: “Este encuentro es un hito histórico porque es el encuentro después, que fue un salto en la lucha del movimiento de mujeres de Argentina”, dice Ana de Buenos Aires.
“Fue fundamental la masiva marcha del 3 de junio, y ojalá que se siga haciendo, porque es momento de que la clase dirigente política se de cuenta que no estamos solas, que estamos organizadas y que seguimos reclamando lo que nos corresponde”, sostiene Sara de Mendoza, 5 ENM.
Rosa Nassif, quien fue una de esas 600 mujeres de Buenos Aires que se reunieron en 1985 para empezar a darle forma a este espacio que en 30 años multiplicó el número de mujeres más de cien veces, también opinó: “hubo un hecho que permitió que este sea el Encuentro más masivo, que tampoco fue un hecho que surgió de generación espontánea, que fue la magnitud que tuvo lo del 3 de junio. Son años y años que las mujeres vienen luchando y en los últimos diez años influyó toda la denuncia que comenzó con el caso de Romina Tejerina. Esa fue la primera vez de la época que se vio un caso que expresaba en lo individual la decena y miles de casos similares que no eran visualizados, porque se los invisibilizaba”.
Lo que nos deja: emoción y fuerzas para seguir en la lucha
Las fuerzas con las que volvemos de los ENM son difíciles de dimensionar, encontrarnos con pares nos hace comprender que nuestras situaciones individuales son problemas colectivos, que no estamos solas y que la única forma de salir adelante es juntas y organizadas. Por eso no volvemos iguales, por eso volvemos todas distintas.
“Ha sido espectacular lo que hemos visto. Nos ha dado un montón de fuerza ver que las mujeres aquí son súper potentes. Ya nos habían dicho antes de venir a Argentina que eran potentes, pero cuando lo hemos visto… ha sido muy grande. Tenemos la misma problemática, que viene de la misma raíz, del patriarcado y el machismo, pero tenemos situaciones políticas distintas. El taller de femicidio fue muy chocante para nosotras porque allá no lo vemos tan cerca. Sí hay muertes y está naturalizado en la cultura, pero no hemos oído tantos testimonios en primera persona de mujeres que hayan vivido la violencia en sus cuerpos o contra sus hermanas, hijas, amigas, vecinas”, relatan mujeres de País Vasco en su 1º ENM.
“Hay algo que me emociona mucho, que es que yo veo a jóvenes que las vi venir con sus mamás el Encuentro, que hoy tienen 30, 20, 15 o 10 años. Ha habido hace un tiempo ya una irrupción de las jóvenes en el Encuentro de Mujeres, y junto con eso las viejas encuentreras que persistimos, que seguimos viniendo. Es difícil no emocionarse cuando una escucha a mujeres que comienzan diciendo ´Yo es la primera vez que vengo a un Encuentro y es el primer lugar donde puedo decir lo que me pasa´. Para mi ese es el fenómeno más espectacular de estos Encuentros de Mujeres”, Rosa Nassif.
“Las mujeres estábamos en todas partes, desdoblando los talleres en más de cinco veces, en las calles, haciendo stenciles, vendiendo remeras, en los puestos, repartiendo revistas, folletería, invitando a las actividades culturales, y eso se vio. Me parece que es un buen encuentro y es un buen momento para empezar a informarse y profundizar en un montón de cuestiones que en la realidad cotidiana no sé si te das el espacio de hacerlo”, dice Malén de Neuquén.
“Me sorprendió muchísimo la unidad a la que se puede llegar teniendo el mismo objetivo de lucha, el poder despojarnos de cosas que nos diferencian, pero que al momento de ser todas mujeres podemos encontrarnos que todas tenemos las mismas necesidades, o capaz que no las mismas, pero podemos llegar a ayudar a las otras dependiendo de las experiencias que estén atravesando”, dice Agustina de Río Negro en su 1º ENM.
“Siento orgullo al pensar que marché con 65 mil mujeres exigiendo lo mismo, me parece muy fuerte, lo pienso y se me pone la piel de gallina. La diferencia que hay entre el primero y el quinto encuentro es que una ya va sabiendo con lo que se va a encontrar, pero nunca vuelve de la misma manera. En cada encuentro siempre volvés diferente, pero siempre sabiendo que no estás sola”, dice Sara de Mendoza.
“Lo que me chocó mucho fue que mi desinformación era más grande de lo que yo pensaba. Para mí fue sobre todo informativo, y me vuelvo con eso, con información y con ganas de concientizar y de informar a mis amigos, familia, gente cercana, y que se sigan sumando. Me dan ganas de volver y traerme a todo el que pueda”, dice Agostina de Neuquén en su 1º ENM.
“Me produce mucha emoción ver cómo año a año estos espacios van creciendo y son más las mujeres que se van sumando, sobre todo las mujeres jóvenes”, dice Ana de Buenos Aires.
“Haber estado en mi primer encuentro con 25 mil mujeres y que hoy hayamos sido 65 mil es muy emocionante, lloré toda la marcha. Me produce mucha alegría escuchar en los talleres todo el avance que ha habido en estos años”, concluye Malena de Paraná en su 10° ENM.
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