Juan Rosales y Daniel Ozuna*. Vigencia de una Cátedra Libre que nació en 1992, año en que la historia oficial celebraba de manera triunfalista, como una conquista de la civilización cristiana, el 5° centenario del presunto “Descubrimiento de América” y del aparente “Encuentro de culturas”.
A fines de los ’80 surgió un movimiento activo y movilizador que propuso una mirada crítica, popular e indoamericana de nuestra historia y nuestra cultura. Así tomó forma el FORO 500, integrado por un conjunto de educadores, trabajadores y militantes sociales junto a organizaciones culturales, étnicas y de DDHH.
Las autoridades de la UBAinvitaron a este espacio a formar una nueva Cátedra, que a juicio colectivo debía tener carácter libre y abierto, en condiciones de atender en el ámbito universitario y desde allí en el de la sociedad, los temas de carácter americanista de ayer, de hoy y de mañana. Esta tarea la fuimos encarando con la participación de numerosas entidades del más diverso carácter. Luego de un año de encuentros, debates y preparativos, la Cátedrafue aprobada por la Universidadcon su nombre actual, Cátedra Abierta de Estudios Americanistas y comenzó a funcionar en el Rectorado dela Universidad. Le fue ofrecida la presidencia honoraria a la reciente Premio Nobel dela Paz, Rigoberta Menchú Tum, quien la aceptó. En representación dela UBA fue designado su Secretario General, Gustavo López, y la Dirección efectiva recayó en Juan Rosales.
En el documento fundacional se establece que: “La Cátedra Abierta de Estudios Americanistas constituye un programa abierto y multidisciplinario, un espacio de encuentro e intercambio relacionando la reflexión académica con ese otro saber que surge de la experiencia acumulada en la creación cultural de nuestros pueblos y en su lucha por los derechos civiles y humanos”.
Hay que tener en cuenta que esta temática suele ser considerada desde un punto de vista racista y discriminatorio, fundado en el presunto triunfo de la “civilización” eurocéntrica, blanca y elitista sobre la “barbarie” indígena, negra y popular. Para la Constituciónde 1853, que nos rigió durante más de un siglo y medio, los indígenas eran prácticamente foráneos con los cuales el Estado nacional debía conservar “un trato pacífico” y por añadidura “convertirlos al catolicismo”, contradiciendo la proclamada libertad de cultos. El “trato pacífico” enunciado no impidió la genocida Conquista del Desierto dela Patagonia y el Chaco, la expoliación social, cultural y étnica, la invisibilización humana. Hacia 1940 Ricardo Rojas puntualizaba: “Un prurito de ser nación exclusivamente blanca, eliminó a los indios (…) hasta de los censos.”
El prejuicio racista, extendido a la población negra e indígena, a los trabajadores inmigrantes y a los pobres de las villas y los campos, tiene hondas raíces en nuestra educación, cultura e historia, especialmente propagado desde el siglo XIX por las élites gobernantes, académicas y empresarias inspiradas en conceptos positivistas, de darwinismo social, y últimamente en la ideología globalista neoliberal, destructora de las identidades y culturas que obstaculizan el saqueo de los bienes naturales de nuestros pueblos, políticas que siembran de obstáculos el acceso a la tierra, el territorio, los valores comunitarios y el patrimonio colectivo, los llamados bienes comunes.
La inauguración pública de las actividades dela Cátedrafueron las Primeras Jornadas Americanistas sobre el Racismo yla Discriminación, realizadas en agosto de 1994 enla Facultadde Derecho de la UBA. Durante el primer período en el rectorado dela UBA, luego en el Centro de Estudios Avanzados, y en estos 15 últimos años desdela Facultadde Filosofía y Letras,la Cátedraha llevado a cabo 25 seminarios anuales curriculares para estudiantes y abiertos a la población, talleres, jornadas, cursos y otros eventos. En cada caso, se trata de actividades signadas por una labor de Extensión Universitaria interactiva realizadas tanto en el ámbito universitario cuanto, en particular, en numerosos espacios barriales, indígenas y junto a los docentes que buscan otra escuela pública. Desde la Cátedra se vino acompañando Bachilleratos Populares como en Villa Fiorito-Centenario, los foros del ENEOB, talleres junto organizaciones campesinas nucleadas en el MNCI y desde el 2010 participando de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA). Estas tareas se realizan en Buenos Aires y en distintas regiones del país (Humahuaca, Chaco, Misiones, Traslansierra, Lomas de Zamora, Quilmes).
“Lo que enseñamos y lo que aprendimos”
En este proceso de encuentro de la Universidadcon la comunidad popular, hemos ido transmitiendo ideas, saberes y actitudes solidarias, pero sobre todo hemos ido aprendiendo. Desde lo metodológico nos pensamos como colectivo de trabajadores insertos en diferentes espacios, no somos puramente “académicos” sino expresión de la confluencia de los tres ejes que le dan sentido a una Universidad con el Pueblo en sus aulas: extensión, docencia e investigación. Junto a Paulo Freire creemos que nuestra presencia como Universidad no puede pasar inadvertida, ya que es una presencia política en si misma. Debe revelar nuestra capacidad de analizar, de comparar, de evaluar, de decidir, de optar, de romper. Nuestra capacidad de hacer justicia, de no faltar a la verdad; nuestro testimonio tiene que ser, por eso mismo, ético.
La Cátedra sostiene que las transformaciones sociales no son el fruto del conocimiento académico y especializado de las universidades o de leyes científicamente comprobables, sino de la vida y la lucha de los movimientos populares con los cuales construimos conocimiento. Asumimos la responsabilidad ético-política de nuestros saberes académicos no sólo como parte de la extensión universitaria sino como agenda del gran proceso de liberación de todos los pueblos de Nuestra América que borren las fronteras y las banderas que nos separan. Sostenemos aquel grito de la Reforma Universitaria de Córdoba en 1918, porque “creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana “.
* Juan Rosales es director y Daniel Ozuna adjunto de la Cátedra Libre de Estudios Americanistas de la UBA