Por Francisco Parra
Tras 56 años de Revolución, Cuba está cambiando. Los acercamientos a Estados Unidos, la apertura a mercados internacionales y el anuncio del VII Congreso del Partido Comunista Cubano marcan los inicios de un viraje que, pese a todo, resiste y muestra con orgullos sus conquistas.
Los logros del socialismo
En el marco del especial sobre Cuba, desde Marcha decidimos mostrar lo que es el socialismo cubano hoy. Desde sus logros más destacables hasta sus situaciones más irregulares. Todo cruzado por el contexto de un bloqueo económico y comercial y una conducción centralizada.
Cuba ha representado por más de medio siglo una resistencia férrea al imperialismo. Pasó la Guerra Fría, la Unión Soviética, crisis económicas diversas, y el pueblo cubano continúa como bastión de una lucha contra el capitalismo, pese a las claras dificultades de construir un proyecto socialista en los límites de un país (más encima en una pequeña isla del Caribe).
El VI Congreso del Partido Comunista Cubano definió, entre otras cosas, abrirse a mercados internacionales. Pero también determinó que la salud, educación y otros derechos sociales continuarán siendo prioridad en el socialismo cubano. No es de menos, puesto que en esta materia es donde la revolución muestra orgullosa sus credenciales.
Cuba entrega educación gratuita y de calidad en todos los niveles educativos. Fue el primer país de América Latina en erradicar por completo el analfabetismo. La inversión pública de Cuba en educación grafica la importancia que tiene para el desarrollo de la sociedad: El 13% del Producto Bruto Interno (PBI) es destinado a educación, el porcentaje más alto en todo el mundo.
Según el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos, elaborado por la UNESCO este 2015, Cuba fue el único país del continente en cumplir con los objetivos trazados en el año 2000. Entre ellos destacan la universalización de la educación primaria, garantía de iguales oportunidades de acceso al aprendizaje, suprimir disparidad entre los sexos, etc.
La misma Unesco ha declarado que la educación en Cuba “es un ejemplo para el mundo”.
La salud es, al igual que la educación, garantizada para todos. Y se repiten los logros de la revolución: El país está libre de desnutrición infantil, mantiene una tasa de mortalidad infantil de 4,2 por cada mil nacidos vivos, la cifra más baja del continente, tiene la mejor cifra de médicos por habitante en el mundo (1 cada 133), la esperanza de vida al nacer es de 78,45 años y presta colaboración internacional (cerca de 30 mil médicos cubanos) en más de 66 países del mundo.
Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alabado el sistema cubano. En su visita a la isla en 2014, la directora Margaret Chan señaló que “Cuba es el único país que he visto que tiene un sistema de salud estrechamente relacionado con la investigación y el desarrollo en ciclo cerrado. Es esta la dirección correcta, porque la salud humana no puede mejorar si no es con la innovación (…) Deseamos ardientemente que todos los habitantes del planeta puedan tener acceso a servicios médicos de calidad, como en Cuba”.
Irregularidades
La contracara de la Revolución. Pese a los logros del proyecto cubano, no son pocas las situaciones irregulares y contradictorias que se viven hoy en la isla, partiendo por una centralización burocrática y las consecuencias que esto trae.
Una de las situaciones reconocidas por el VI Congreso es que la economía cubana estaba estancada. Bajo crecimiento, baja productividad, atraso tecnológico (se mantiene mucha tecnología de la época de la URSS).
La pobre situación económica del país ha repercutido en los salarios, cada vez más insuficientes para abarcar los costos de la vida en la isla. Tras las últimas crisis económicas en la isla, se permitió el ingreso de remesas desde el extranjero, fomentando la diferenciación social. Se da, entonces, casos de personas que pueden vivir exclusivamente de lo que les envían familiares desde el extranjero. “Eso nos plantea un dilema capital y filosófico de esta sociedad, ya que aquí siempre se ha premiado el mérito. Pero el recibir remesas de la familia en el extranjero no simboliza ningún mérito en especial. El monto de las remesas es importante, es mayor aún que el ingreso por turismo y entonces genera una desigualdad, por lo pronto en el consumo, que no existía para nada”, señaló Esther Pérez en entrevista con Marcha.
La creciente importancia del turismo en la economía y la existencia de la doble moneda han aumentado las diferencias sociales. Existen sectores de la población que reciben su sueldo en CUC (peso convertible) y otro en CUP (peso cubano), aunque la eliminación de la doble moneda parece ser una de las próximas reformas.
La baja productividad ha generado una gran escasez en Cuba. Si bien existe la Libreta de Abastecimiento, con la que el Estado entrega productos básicos subsidiados (arroz, azúcar, leche, etc.), actualmente no alcanza para abarcar las necesidades de la población. Pese a todo, sigue siendo la principal fuente de abastecimiento de los sectores más vulnerables. Los productos que no están incluidos en la Libreta se suelen distribuir a través de mercados paralelos. Son redes “ilegales”, pero finalmente toleradas por el Estado, al abarcar las necesidades no cubiertas de la población. Según Rolando Astarita, docente de economía en la UBA, la existencia de los mercados negros representa una forma de acumulación proto-capitalista, representada en el funcionario estatal que desvía recursos hacia el mercado negro para así acumular riqueza.
En 2011 se decidió levantar la prohibición de compraventa de viviendas, abriendo el paso al negocio inmobiliario. Quienes se han aprovechado de la situación desde el poder estatal son las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que con gran influencia en la conducción del Estado han generado negocios paralelos. El holding Gaesa, por ejemplo, controlado por militares, tiene hoteles, restaurantes, agencias de viajes, inmobiliarias, cadena de joyerías, etc.
La centralización burocrática explica gran parte de los fenómenos asociados a la corrupción interna en Cuba. Según el cubano Esteban Morales Domínguez, “la burocracia resulta ser corrupta por su propia naturaleza; tiende a usufructuar los bienes estatales como si les pertenecieran y en medio de esa confusión de la que no nos hemos librado aún, entre propiedad estatal y propiedad social, la burocracia inclina más las cosas hacia el ordeno y mando, disponiendo de los bienes estatales, administrándolos, e incluso, disfrutando de ellos, olvidando, no pocas veces, que los bienes son del pueblo, son propiedad social, y no de ningún gobierno en particular. Por lo que los trabajadores no deben permitir que ningún organismo burocrático luche solo contra la corrupción, sin su explícita participación y fiscalización”.