Por Leonardo Candiano. Miembros del Centro Cultural Raymundo Gleyzer de la localidad de Quilmes sufren amenazas de desalojo e imputaciones judiciales porque en el lugar donde desarrollan sus actividades el Municipio quiere construir un colegio.
La disyuntiva es difícil de entender, ¿cómo la existencia de un centro cultural puede ser un obstáculo para el desarrollo educativo? Sin embargo, así presentan las cosas las autoridades quilmeñas.
Desde hace tres años, el C.C. Raymundo Gleyzer realiza una sostenida contribución al desarrollo artístico de su ciudad. En la casona de Sarmiento 836 confluyen artistas, educadores populares, trabajadores de la cultura y vecinos que, entre mates, libros, guitarras y pinceles, organizan ciclos de cine, festivales, jornadas comunitarias, exposiciones, talleres de lectura y de teatro, capacitaciones en alfabetización, entre otras actividades.
Estas iniciativas se encuentran en riesgo, ante el intento de construir una nueva sede de la Escuela Técnica Nº 5 exactamente en el mismo lugar en el que funciona el Centro Cultural. ¿No hay más terrenos en Quilmes? Eso parece, por lo menos para emprendimientos no comerciales…
Directivos del colegio, autoridades del Consejo Escolar, un fiscal y medios de comunicación mantienen un constante ataque al Gleyzer, acusándolo de ocupar un predio que en realidad le pertenece y de no permitir que se construya la escuela. Se genera así una falsa polémica entre la existencia de este espacio y una necesidad pedagógica, y se plantea que es imperioso optar entre uno u otro proyecto.
Con las campañas “¿Por qué destruir? Queremos escuelas y centros culturales” y “Yo defiendo al Gleyzer, yo defiendo la cultura popular”, los integrantes del colectivo artístico dan otra mirada sobre el asunto. Marcha dialogó con Federico Simonetti, miembro del Centro Cultural y de Hagamos Lo Imposible -movimiento que integrala Corriente de Organizaciones de Base La Brecha-, para que relate los pormenores de este particular conflicto.
– ¿Cómo surge el C.C. Raymundo Gleyzer?
Nace en el marco del movimiento cultural Hagamos lo Imposible, que trabaja desde hace cuatro años acá en Quilmes y en otras zonas. Uno de los compañeros, Sebastián Morici, vive acá. Con él empezamos a hacer actividades hasta que armamos el Centro Cultural.
Es un emprendimiento enmarcado en un movimiento cultural que lucha por transformar la sociedad de manera radical. La intención es que se constituya como un espacio que forme parte de un circuito alternativo tanto a los lugares mercantilizados de la cultura como a los oficiales, ya sean estatales o municipales, porque entendemos que esos espacios terminan respondiendo siempre a algún sector del poder.
A su vez, queríamos generar un polo de atracción de artistas de la zona, un espacio de encuentro, que los mismos artistas se apropien del lugar, para que se arme un centro de formación, de debate y de difusión artística.
– ¿Qué actividades realizan?
Funcionan talleres artísticos y de formación, todos son absolutamente gratuitos. También suele haber recitales. Además sostenemos otras iniciativas, el año pasado hacíamos una merienda con los chicos que viven en la calle y organizábamos actividades de recreación para ellos.
– ¿Cuándo empezaron las amenazas de desalojo?
El año pasado. Acá vive Seba desde hace 26 años. En 1986 el terreno fue cedido a su abuela, que era portera de una escuela. Por estar hace más de 20 años viviendo acá de manera ininterrumpida, pública y pacífica, pagando los impuestos, existe el derecho de iniciar un juicio para adquirir la propiedad definitiva del inmueble; habíamos iniciado ese juicio en los juzgados civiles de Quilmes cuando nos enteramos que nos querían desalojar porque este lugar antes era del Estado Nacional y supuestamente fue cedido para la construcción de la nueva sede de un colegio. El que nos inicia la demanda es Mario Giunta, presidente del Consejo Escolar de Quilmes.
Esto nos ponía en una situación difícil porque obviamente queremos que se construya el colegio. Entonces planteamos que el municipio intervenga para conseguir otro terreno, no puede ser que en todo Quilmes haya un solo lugar para la escuela y justo sea donde funciona un centro cultural.
Nosotros decimos que al iniciársenos una denuncia penal no sólo nos criminalizan sino que además no solucionan el conflicto, porque lo que acá existe es un conflicto social en el sentido de que en Quilmes se necesitan centros culturales y escuelas. Las dos cosas. Y no puede ser que se tenga que optar por una o por otra. Por vía judicial, o nos echan a nosotros o no se construye la escuela. Entonces, ante un problema mal planteado en términos judiciales y que es un problema social, tiene que intervenir la política, el municipio, y resolverlo.
– ¿Creen que este intento de desalojo puede prosperar?
Si bien sabemos que es difícil que nos desalojen legalmente, entendemos que, por ejemplo, de cada 100 desalojos que hace Macri en Capital, 105 son ilegales. Entonces, nada nos garantiza que vayan a respetar nuestros derechos, ese es otro de los motivos por el que sacamos el conflicto a la calle.
– ¿De qué manera empezaron a resistir ante esta situación?
Lanzamos una campaña que llamamos “¿Por qué destruir? Queremos colegios y centros culturales”, para llevar el eje de lo judicial a lo social. Fue una campaña que recibió mucho apoyo de organizaciones sociales, políticas, estudiantiles y de los vecinos de Quilmes. Hicimos festivales con más de 400 personas, marchas, actividades en el marco de esa campaña. Ahí logramos instalar el tema y se empezó a escuchar nuestra postura, porque hasta ese momento todo era contra nosotros, nos acusaban de okupas y de destruir la escuela pública. La línea oficial era que habíamos tomado el terreno hacía tres meses, lo cual es absolutamente falso. Fue una campaña de demonización.
– ¿Esa línea partió del municipio?
No directamente, sí la alimentan algunos funcionarios; pero los impulsores son los directivos del colegio, que se niegan a todo tipo de diálogo. Sí mantenemos contactos con otros estudiantes, padres y profesores, pero la posición oficial es la de los directivos y era la única que salía en los medios, ahora pudimos contrapesarla y por lo menos se sabe que hay dos posturas.
– ¿Cuál fue la respuesta de las autoridades municipales?
Al principio no nos atendían, pero después de que más de 300 personas nos movilizamos, nos tuvieron que recibir. Además, queríamos denunciar ante el intendente, el Barba Gutiérrez, ciertos manejos de la policía, que supuestamente por la causa vino acá a marcar presencia y a tomarles testimonio a los vecinos hablándoles mal de nosotros con la intención de aislarnos.
En el Municipio nos atendió Walter Di Giusseppe, en ese momento Secretario Legal y Técnico. Es el abogado del Barba Gutiérrez. Le dijimos de armar una comisión para buscar un terreno para la escuela, se comprometió a charlarlo, pero no hizo nada.
– Queda claro entonces que ustedes no están en contra del colegio
Por supuesto, la discusión es que no puede ser que en todo Quilmes haya un solo terreno para dos proyectos que son legítimos, terrenos que para el negocio inmobiliario sí están.
– Hace poco la justicia imputó a un compañero de ustedes, ¿cuál es la situación?
Sí, hace un mes surgió la imputación por usurpación contra Sebastián Morici. Es bastante débil en términos judiciales. La usurpación es un delito y esto no es delito, el espacio fue cedido a su abuela hace más de dos décadas. Sin embargo, hay bastante presión sobre el juzgado para que salga el desalojo. Leonardo Sarra, Fiscal de la Unidad2 de Quilmes, lo pidió dos veces, cosa que el juez negó por falta de pruebas. Pero el tipo la segunda vez apeló, por lo que la causa pasó a Cámara para que la evalúen otros jueces.
Ante eso marchamos el pasado martes 7 de agosto, para repudiar al fiscal y tener una audiencia con los jueces que llevarán la causa en la Cámara. Planteamos que esto es un avance político contra nosotros, porque en términos judiciales es un mamarracho, y pusimos el foco en la criminalización por la imputación de Seba. La marcha fue importante, fuimos 300 personas a los tribunales de Quilmes, bajo la lluvia, y tuvimos la audiencia.
– ¿Qué perspectivas imaginás para este conflicto?
Nuestro objetivo inmediato es que la causa penal caiga y a partir de ahí dar un debate más serio sobre el tema. Queremos que se construya la nueva sede del colegio y queremos que se respeten los laburos de las organizaciones populares que se mantienen independientes. Hoy lo que hace falta es un terreno, pero también un debate a fondo. En este marco estamos organizando nuevas actividades, el 22 de septiembre vamos a hacer otro festival y en un mes y medio una movilización para continuar con esta campaña.