Por Ramiro Bringas
En una entrevista que quedará para el recuerdo, Carlos Tevez dio cátedra con Fantino. Habló de todo y no se guardó nada. Boca, el futbol, el exterior, la familia, la selección, sus orígenes y deseos. Sorprendió y dejó paralizado a más de uno con su mensaje a la sociedad. Un ser humano que habla igual o mejor de lo que juega.
Así, como si estuviese en algún rincón de Fuerte Apache charlando con cualquier pibe del barrio que lo vio nacer o con su mejor amigo, Tevez habló con Fantino en Animales Sueltos. No le importó que hubiera cámaras ni micrófonos a su alrededor. Se abrió y dijo lo que sentía, sin ponerse el cassette ni hacer demagogia. Futbol, amigos, familia y sociedad fueron los ejes centrales de una nota que se extendió por más de una hora y paralizó a la audiencia televisiva.
“Me pasa como todos. Hay días que tenés ganas de entrenar y otros no. Me ha tocado pararme en la mitad de La Bombonera y ver la cancha vacía, eso me hace dar cuenta donde estoy”. Se lo nota cansado, extenuado, pero Carlitos sabe dónde esta parado y ya no es aquel pibe inmaduro y efusivo en sus inicios en Boca. Creció. Maduró. Dice lo que siente y piensa, pero mide cada una de las palabras que emana al hablar.
Sabe y tiene presente de dónde vino y hacia dónde va, de cuáles fueron sus orígenes, del barrio, el esfuerzo para tener un plato de comida en casa y de toda la crueldad que tuvo que pasar en su niñez; “Hoy tengo millones en el banco y están ahí, eso no te da disfrutar. Ver todos los domingos a mi viejo en la tribuna disfrutándome es impagable”.
Siempre fue así. Un pibe común y corriente, como cualquiera, que disfruta de sus amigos de la infancia y de las pequeñas cosas que trascurren día a día. De hacer esas travesuras que quedan por siempre en la memoria; “En la época de Boca recién aparecía Rápido y Furioso. Me dan un auto, lo tuneo todo como la película. Era yo con el auto. Le digo a Adrián que me pusiera la máquina de humo. Apretabas un botón y salías. Estábamos con los pibes, salíamos a la noche, paramos en la estación de servicio a cargar nafta y me empezaron a pedir que tirara humo en la estación de servicio. Terminan de poner nafta y apretó el botón. Ahí sale todo humo, empiezan los pibes a gritar que trajeran el mata fuegos. Vienen todos desesperados y le dicen “pará que es una joda””.
Carlitos decidió volver en plenitud por el amor que le tiene a Boca. Sin embargo, hubo otras cuestiones que también jugaron un papel importante para que el regreso sea antes de lo esperado por muchos. “Yo me junto con mis amigos una o dos veces por semana y nos juntamos en el barrio. Mis amigos no me dejan pagar nada. Cada vez que voy ellos pagan todo y ahí me doy cuenta donde vivimos. Me sorprende porque siempre fuimos así nosotros. Para ellos no cambió nada y para mí tampoco. Lo demuestro día a día”.
A medida que transcurría la nota, Fantino, de los mejores entrevistadores de la televisión argentina, buscaba que Tevez revele su costado social. Lo sacaba del fútbol e intentaba que transmita mensajes claros al televidente. Sus viejos, el sacrificio, el laburante. Habla de todo y de todos. No se calló nada y dio cátedra: “Sacrificio es lo que hace mi viejo, mis amigos, el que se levanta temprano. Yo no hago sacrificio porque hago lo que a mí me gusta. Me pagan por hacer lo que a mí me gusta. Si pones a mi viejo o cualquier laburante, el 70 por ciento te va a decir que no le gusta lo que hace. Sacrificio es no estar con mi familia, concentrar, pero en verdad lo hacen los que se levantan a las 5 de la mañana y llegan a las 7 a la casa sin saber si les alcanza la plata para la mesa”.
Cuando llegó el turno de hablar de la Selección, su rostro cambió. Se sabe que fueron más malas que buenas con la camiseta albiceleste, y Carlitos no tuvo problemas en demostrarlo: “Yo he pasado momentos duros, pero con la Selección la pasé brava”. Y hasta se hace un lugar para hablar de Messi, con quien le inventaron una pelea que jamás existió. Por eso, lo defiende y dice lo que pocos se animan a decir ante las críticas al capitán del seleccionado: “Si vos sos Messi y tenés las críticas que tenés no venís más, tenés que querer mucho la camiseta para venir. Obvio que le llegan las críticas, si le llegan a la familia. Si le llega a la familia te llega a vos. Los que más sufren son ellos. Vos podes no escuchar, pero ellos lo escuchan y te cuentan”.
Por último, sintetizó la manera de vivir de los argentinos, pidió calma y envió un claro mensaje a la sociedad: “Tenemos que dar el ejemplo. Antes me paraba la Policía y yo me enojaba porque me paraban. Nosotros tenemos que empezar a cambiar un poco eso. Nosotros que somos a los que miran tenemos que ser un poco educados en esas cosas y dar el ejemplo”.
Así es Carlos Tevez. No le importa si habla a millones de personas a través de una cámara o cara a cara con un pibe de Fuerte Apache. No vende humo ni es demagogo. Se lo nota maduro, inteligente y con los pies sobre la tierra. Jamás se creyó el mejor en la cresta de la ola ni el peor cuando en el barrio le decían que jamás un pibe de la villa podría triunfar. Muchos deberían escucharlo y aprender. Porque Carlitos se muestra como es: Un pibe. Un pibe que habla como juega.