“El gobierno de Ecuador, fiel a su tradición, ha decidido conceder el asilo al señor Julián Assange”. Con estas palabras, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, puso punto y seguido a un suceso que ha adquirido estatus de conflicto internacional.
Luego de casi dos meses de investigación y consultas, este jueves el gobierno ecuatoriano confirmó lo que se esperaba: el creador del portal Wikileaks -quien se encuentra refugiado en la embajada de ese país en Londres- es asilado políticamente por Ecuador.
Assange afronta un pedido de extradición a Suecia para ser juzgado por presuntos delitos de abuso sexual. Se trata de denuncias por haber practicado sexo sin protección, algo penado por las leyes suecas (ver Después de los Juegos, ¿el asilo?).
Inmediatamente, a través de un comunicado las autoridades inglesas declararon sentirse “decepcionadas” por la decisión. Luego, el Ministro de Relaciones Exteriores, Wiliam Haugue, aseguró que “el Gobierno está obligado a extraditar a Suecia” al activista australiano, y que no otorgará el salvoconducto para que éste pueda trasladarse a su país de asilo.
Además, Haugue desestimó las acusaciones hechas por Patiño de que la policía inglesa entraría por la fuerza al edificio de la embajada ecuatoriana para arrestar a Assange. Una gran cantidad de policías ingleses se apostaron el miércoles en las puertas del edificio diplomático, provocando un fuerte malestar. El miércoles, el gobierno ecuatoriano denunció haber recibido una misiva del gobierno de Inglaterra, donde se les advertía que iban a asaltar su embajada para hacer efectivo el arresto.
Si esto sucediera se estaría violando el artículo 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, así como del Artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas. Inglaterra dice ampararse en una norma de carácter interno como es la Ley de Instalaciones Diplomáticas y Consulares de 1987.
El ex juez español, Baltazar Garzón, quien coordina el equipo de defensa de Assange, aseguró que de suceder esto recurrirán a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. El defensor aseguró que la vida de Assange corre peligro, no sólo por lo que ha revelado, sino por la información que aún no ha revelado.
Es que a pesar de que la acusación que se le imputa es por delitos sexuales, tanto Garzón, como Assange y el gobierno ecuatoriano consideran que todo se trata de una estrategia para llevar al fundador de Wikileaks a Estados Unidos, donde podría afrontar, incluso, la pena de muerte.
La portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, dijo que “este es un asunto entre los países implicados, y no estamos planeando meternos”. Ante la pregunta de si Estados Unidos presionó a Gran Bretaña, aseguró que “no hay información para indicar que sea verdad”. Sin embargo, en estas mismas declaraciones se negó a entrar en detalles “de lo que podría o no haberle ocurrido, antes de que eligiera refugiarse en la embajada ecuatoriana”.
Las dudas sobre el posible accionar también pesa sobre el gobierno sueco. “Si bien el señor Assange debe responder por la investigación abierta en Suecia, el Ecuador está consciente que la fiscalía sueca ha tenido una actitud contradictoria, que impidió al señor Assange el total ejercicio del legítimo derecho a la defensa”, expresó Patiño dentro de su extensa declaración, donde desarrolló las razones de esta decisión. Ver comunicado oficial
Suecia rechazó las acusaciones de Patiño de que su sistema jurídico no garantiza la defensa del acusado y llamó al embajador ecuatoriano en Estocolmo para que de explicaciones al respecto.
Lo cierto es que la trama se complejiza en la esfera de la política internacional. Ecuador otorgó el asilo por considerar que el australiano sufre persecución política e Inglaterra insiste en que se trata de delitos comunes.
Como viene sucediendo en los últimos años, la unidad latinoamericana se hace sentir con fuerza ante ataques externos, ratificando la importancia de los organismos de integración regional. Este fin de semana se reunirán en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil el ALBA y la UNASUR para tratar las amenazas inglesas y cerrar filas sobre la posibilidad de un ataque. “Todos sabemos de las firmes posiciones del presidente Correa de no permitir injerencias en los asuntos internos de Ecuador y los países de la ALBA hemos venido a respaldar”, afirmó su secretario ejecutivo, Rodolfo Sanz, quien también es el representante diplomático de Venezuela en Ecuador.
Mientras tanto Assange asistió al veredicto desde su habitación en la embajada ecuatoriana. En los alrededores de la Embajada, activistas a favor de Wikileaks y miembros de la comunidad ecuatoriana en Inglaterra, se reunieron para esperar el anuncio. Durante los festejos posteriores, la policía protagonizó disturbios que terminaron con la detención de al menos 10 personas, justamente aquellas que se encontraban con cámaras filmando el asedio policial al edificio.
Una vez conocido el asilo, Assange la consideró una “victoria histórica” y calificó de valiente a Ecuador y su gobierno: “No son Gran Bretañ ni mi país natal quienes me han protegido de la persecución, sino una nación latinoamericana valiente e independiente”. Además advirtió sobre el peligro del avance de Estados Unidos contra Wikileaks y recordó la importancia de seguir el caso del militar norteamericano Bradley Manning, acusado en su país de ser un traidor por brindar la información al portal que él maneja.
En sintonía con su hijo, Christine Assange declaró a la cadena Russia Today que “tenemos que seguir actuando paso a paso, si el Reino Unido sigue actuando como un lacayo de Estados Unidos y sigue violando sus obligaciones internacionales”.
Además, destacó que “la decisión de Ecuador es una fuente de luz que iluminará al mundo, haciendo que otros Gobiernos se porten de la misma manera”.
Mientras esta noticia conmocionaba a la prensa internacional, en Bahréin era condenado a tres años de prisión Nabeel Rajab, director del Centro de Derechos Humanos de Bahréin, una de las figuras más importantes en la sublevación en su país de la que nadie habla, quizás por ser un aliado de Estados Unidos. Casualmente Rajab fue uno de los entrevistados por Assange -al igual que Rafael Correa- en el ciclo de programas en Russia Today, luego de lo cual fue perseguido político en su país.
A pesar de las maniobras que ahora se le quieran adjudicar a Rafael Correa y su relación con Julian Assange, resulta importante recodar que gracias a un cable filtrado por Wikileaks el gobierno ecuatoriano demostró la injerencia de Estados Unidos en su país, lo que provocó la expulsión de la embajadora norteamericana en 2011. Pero también hubo gran cantidad de cables que no han dejado del todo bien parado al gobierno de Ecuador.
Por lo pronto es interesante rescatar la reflexión de la periodista rusa Natalia Serduk, quien en un artículo titulado “Cómo el sexo sin protección puso en peligro las relaciones de dos países”, destaca que “si se acepta la versión occidental de que el caso de Assange no tiene raíces políticas, toda la situación parece surrealista”.