Por Leandro Albani. / Foto por Andrés Acosta
El secretario general de la OLP estuvo en Argentina y brindó definiciones sobre la actual situación entre Palestina e Israel.
“Un Estado bajo ocupación”, esa es la definición que Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), da sobre su país. Aunque en la actualidad Palestina sea reconocida a nivel mundial, forme parte de organismos de Naciones Unidas, como la Corte Penal Internacional (CPI), el territorio histórico del pueblo palestino es, sin matices, un lugar usurpado desde 1948, cuando se decretó la creación del Estado de Israel.
Erekat, que es el jefe del equipo negociador palestino con Tel Aviv, realizó una fugaz visita oficial a Argentina, en la cual se reunió ayer con la presidente Cristina Fernández. En la residencia de Olivos, el enviado palestino le agradeció por su defensa de la creación de dos Estados, uno palestino y otro israelí, objetivo principal de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), dirigida por Mahmud Abbas. Erekat además le entregó a la mandataria la “Estrella Palestina”, principal distinción otorgada por la ANP.
Luego del encuentro, el secretario general de la OLP brindó una conferencia en la sede de la embajada palestina en Buenos Aires, en la cual abordó de manera sintética la situación de Palestina y Medio Oriente en general.
Luego de remarcar que “el status de Palestina es de un Estado bajo ocupación”, Erekat afirmó que “no estamos buscando revancha” frente a Israel, pero que tampoco “podemos aceptar tener 2000 muertos cada dos años”, en referencia a las invasiones militares de gran escala que Tel Aviv desata sobre la Franja de Gaza. “No queremos ver más a un Ali Saad Daubasha”, expresó el dirigente, recordando que días atrás dos colonos judíos quemaron vivo a un bebé de apenas 18 meses.
“Buscamos justicia, paz y una solución de dos Estados con las fronteras de 1967”, resumió el líder de la OLP.
La difícil marcha de la unidad
Cuando el año pasado, y luego de muchos vaivenes, el partido Al Fatah –que dirige la ANP–, y el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas –que gobierna en Gaza– acordaron conformar un gobierno de unidad, Israel desató la operación “Margen protector” sobre la Franja costera. A partir de ahí, las desavenencias entre la ANP y Hamas se profundizaron. Para Erekat, desde la autoridad palestina “estamos ofreciendo es un gobierno de unidad nacional al cual se una Hamas”, en el que se respete la institucionalidad y se avance con la reconstrucción de Gaza, devastada por los bombardeos hebreos. “Cuando tengamos diferencias vamos a los votos y no a las balas, por lo cual hay que retornar al pueblo para que la gente pueda elegir”, propuso el negociador palestino. Con respecto a Gaza, el dirigente aseguró “si nosotros como palestinos no nos ayudamos nadie nos va ayudar”.
“En cuanto a la situación interna estamos haciendo todos los esfuerzos posibles para lograr un gobierno de unidad nacional. No es una opción el fracasar en ese objetivo”, aseveró.
Las opciones de Israel
Erekat indicó que la relación entre Palestina e Israel se encuentra en un momento “muy difícil”, principalmente por Tel Aviv no respeta ninguno de los acuerdos entre ambas partes. “En el juego de la política real, Israel desafía los acuerdos y nunca los implementó, no respeta las fechas, actúa con impunidad”, afirmó.
“Yo debo ser el negociador con más desventajas de la historia: no tengo Ejército, Marina ni Fuerza Aérea, no tengo economía y mi pueblo está fragmentado. Mientras que Israel tiene 3000 aviones de combate, 5000 tanques y armas nucleares”, ejemplificó Erekat sobre las desventajas visibles a la hora de dialogar con Tel Aviv.
Para el secretario general de la OLP, Israel tiene la opción de respetar las fronteras de 1967, como defiende la ANP, y permitir “vivir y dejar vivir” con la creación de dos Estados. Otras dos posiciones aparecer en el frágil tablero palestino-israelí: impulsar un Estado “con igualdad de derechos para judíos, cristianos y musulmanes, algo que Israel nunca va a aceptar”, o la opción que aplica el Estado hebreo: el apartheid.
A esta última situación, Erekat la explicó con un ejemplo entre muchos otros: “Hay rutas en Cisjordania y en Jerusalén Oriental a la que los palestinos cristianos y musulmanes no tienen acceso, y que solamente los judíos pueden utilizar. En el parlamento israelí están discutiendo leyes denominadas ‘carreteras esterelizadas’ y ‘autobuses esterilizados’. Nunca en los peores años del apartheid en Sudáfrica a los negros se les prohibió utilizar rutas que usaban los blancos”.
“Los palestinos cristianos y musulmanes nunca han sido racistas, el judaísmo para nosotros no es una amenaza, porque el judaísmo es una de las tres grandes religiones junto al cristianismo y al Islam. Nuestro conflicto no es religioso, es político”, señaló el dirigente.
Transición en Medio Oriente
Erekat explicó que en estos días “existen los que utilizan al Islam y van a las mezquitas a utilizar a dios. Mientras tenemos a Abu Bakr Al Baghdadi que dice ser el líder del llamado Estado Islámico, tenemos a Benjamín Netanyahu que se dice el jefe del Estado judío. Y no existe ninguna diferencia entre un criminal que pone de rodillas a un periodista occidental y le corta el cuello, y un criminal israelí que quema a un bebé de 18 meses, porque el extremismo es ciego”.
Ante las masacres cometidas por el Estados Islámico y la represión permanente e injerencia encabezada por Israel, Medio Oriente vive momentos de tensiones e invasiones militares, como sucede en Yemen. “Nuestra región hoy está en una de las transiciones más difíciles de su historia. –analizó Erekat–. Tenemos fuerzas extremistas, pero las ideas no se destruyen con balas. Para derrotar al llamado Estado Islámico y todas esas fuerzas diabólicas, Occidente debe entender que hay dos cosas necesarias para poder derrotarlos: la paz entre palestinos e israelíes, con la solución de dos Estados. Y la necesidad de la democracia en el mundo árabe. Cualquiera que diga que los árabes no están listos para la democracia es racista. Es tiempo de definir las relaciones entre el mundo árabe y Occidente en base a valores democráticos, paz y justicia, respetando los derechos de las mujeres, y la buena gobernanza. Eso es lo que nosotros buscamos. Lo que sucede en Libia, en Yemen, en Irak se debe a los individuos que destruyen las instituciones de un Estado y cuando se van comienza el caos”.