Por Natalia M. Tangona
Petinari es una fábrica de producción y reparación de semiremolques, que se encuentra hace varios meses bajo un conflicto laboral que tiene a sus trabajadores en pie de lucha.
Es febrero, hace mucho calor, el asfalto quema. Bondi al laburo. Línea 503 a Merlo, como todos los días, y de allí al infinito Sarmiento. Pasamos el KM 34 y ½. Corte de ruta, banderines, pedido de colaboración, gomas quemadas. Petinari otra vez. Sí, otra vez la empresa ha estafado a sus trabajadores. Leo las pintadas en la puerta de la fábrica y las banderas. Esta vez los echaron. No “solamente” los robaron como los han venido robando desde hace años. Están en la calle y ven años de trabajo desde el otro lado del portón cerrado, desde la ruta tapada de humo donde resuenan las monedas venidas desde uno y otro auto que pasa.
Comienza una lucha de varios meses que ha de forjar la organización y la conciencia autogestiva obrera en un rincón del oeste.
Acerca de Petinari
Petinari e Hijos S.A. es una empresa nacional de producción y reparación de semirremolques y acoplados, ubicada en la calle Ricardo Balbín 2951 (Ruta Provincial 40, ex Ruta 200) en la localidad bonaerense de Merlo y cuenta con un espacio de más de 15 hectáreas y 33 mil metros cuadrados. También tuvo una planta anexa en San Antonio de Padua, la cual fue cerrada y vendida.
Desde hace varios años atraviesa una historia de dudosos manejos administrativos y de inversiones, deudas a la AFIP, incumplimiento del Convenio Colectivo de Trabajo y sueldos, aguinaldos y vacaciones de sus trabajadores reiteradamente. Esto, pese a que la producción no decayó en ningún momento y siempre se contó con unidades para trabajar.
El último conflicto se desató en febrero de este año, cuando después de 20 días de ocupación y paro adentro de la fábrica por recortes en las quincenas del 70%, la empresa despidió a 100 de los 189 trabajadores. El 22 de febrero se instalaron en la puerta de la fábrica con cortes parciales en la ruta y durante 6 meses permanecieron allí resistiendo.
Un sábado soleado de abril conocí a los muchachos, bajo un improvisado techito de lona en la vereda, contra las rejas. Refugio que no falló ni hasta el último día. Hablo con Hernan.
¿Petinari presentó quiebra?
No. Petinari no quiere presentar la quiebra. La idea es vaciar todo e irse, no dejar nada. No tomaban en serio que pudiéramos organizarnos y plantear la formación de la cooperativa. Ahora se ven ante la posibilidad de perder la fábrica y dicen que están esperando un préstamo para volver a la producción y retomar a los trabajadores de nuevo. Pero ya son 4 años de problemas y ya no nos bancamos nada, no les creemos nada. Lo van pateando y cada vez se hace más largo.
En 2006, en la planta ubicada en San Antonio de Padua, un obrero murió trabajando cuando una batea de 5 toneladas cayó a causa de que la transportadora no tenía el tornillo correspondiente en el pistillo de seguridad. Aplastó al trabajador contra una viga.
¿Y el Ministerio de Trabajo?
La empresa plantea que el Ministerio de Trabajo no viene acá por nuestro acampe, que si no levantamos todo no van a venir. Pero si nosotros nos vamos van a vaciar la fábrica, se van a llevar todo. La semana que viene hay una audiencia entre nosotros, nuestros abogados y Petinari para ver cómo sigue esto. Pero sabemos que en el transcurso de esta lucha se pueden dar muchas cosas. Si la plata que nos deben aparece la idea de la cooperativa sigue en pie, si volvemos adentro a producir a la primera que ellos se manden la cooperativa sale, y si no pasa nada tomamos la fábrica.
En 2009, los trabajadores realizaron un paro por el retraso en el pago de los sueldos y deuda de aguinaldos.
¿Qué apoyo han recibido?
La semana pasada estuvimos en Plaza de Mayo y Hebe de Bonafini nos dio lugar, un compañero habló de toda la situación que venimos viviendo. Hebe es una referente nacional y nosotros necesitábamos de una mano así para se conociera lo que estamos pasando. También hablamos con gente del INAES del Ministerio de Desarrollo Social, nos contaron sobre las cooperativas que desde hace años se fueron creando en la provincia. También con la Cooperativa Textil Pigüé, hablamos con los trabajadores, nos asesoraron sobre de qué se trata formar una cooperativa.
En 2012, la fábrica contaba con 325 trabajadores cumpliendo jornadas de 12 horas. En Padua había la mitad de obreros con menor carga horaria y se producía el doble que en la planta de Merlo. “Nos matábamos laburando y ellos decían que la empresa estaba en crisis. Sacábamos 10 bateas por semana, remolques, semirremolques, volquetes. Había muchísima producción, ¿y dónde estaba la plata?”, destaca Hernan.
Sin embargo, el 23 de marzo de ese año, por incumplimiento de los pagos de las quincenas desde febrero y de las vacaciones, los trabajadores tomaron la fábrica, con cortes de ruta incluidos. Permanecían las 24 horas en la planta, haciendo ollas populares y repartiendo folletos en la ruta. La huelga duró 45 días.
A continuación me encuentro con Walter, otro de los tantos trabajadores en lucha.
¿Cómo ven entre los compañeros el planteo de la cooperativa?
En una fábrica así de grande se plantean discusiones entre los compañeros sobre el reparto de la plata, sobre lo que deberíamos ganar. En Pigüé trabajaron cobrando todos lo mismo durante 7 años y después tuvieron que poner jerarquías. Pero el tema acá es laburar o quedarse sin nada. No podemos perder todos los años trabajados.
En 2014 Petinari no cumplió con los aumentos paritarios y los aguinaldos se pagaron en 5 cuotas. Mientras tanto desde junio hasta octubre los trabajadores todos los meses firmaban un acuerdo con la empresa -que argumentaba un procedimiento de crisis- a través del cual accedían a la quita del 40% de sus sueldos para financiar a la empresa y a suspensiones los días viernes y sábado sin goce de sueldo. En noviembre, cansados de ser engañados y estafados (SMATA siempre acompañó el impulso de estas medidas fraudulentas) los obreros se rehusaron a firmar un nuevo acuerdo. Así se desató la crisis más pronunciada en febrero de este año
¿Cómo se vivía el día a día adentro de la fábrica?
“Por cualquier cosa te echaban. Faltabas un día, te echaban. Te enfermabas, te echaban. Te accidentabas en el trabajo, te echaban. A mí, por quejarme, me suspendieron, me cambiaron de sector diez mil veces. Los supervisores te marcaban, eran botones de la empresa”, cuenta Hernán.
De los 325 trabajadores que había en 2012, quedaron 189. El pasado mes de febrero Petinari informó que los sueldos se pagarían en cuotas. Los trabajadores decidieron en asamblea ejercer un “quite de colaboración” por el cual se mantenían en su puesto de trabajo pero sin producir. La empresa liquidó las quincenas con recortes del 70%. La seccional oeste de SMATA pidió levantar la medida, pero el paro siguió. El 5 de febrero fueron desalojados y Petinari envió 100 telegramas de despido basados en el artículo 247 de la Ley de Contrato del Trabajo cuando, en realidad, tenían rechazado el procedimiento de crisis. A la mayoría de los despedidos no les pagaron ni indemnización ni nada. A la primera audiencia con el Ministerio de Trabajo Petinari no asistió. En la segunda audiencia, la patronal desistió del proceso preventivo de crisis y declaró cerrada la fábrica. El 22 de febrero los trabajadores se instalaron en el portón de entrada de la planta. Mientras, los hermanos Petinari vendieron por una suma millonaria el predio de la planta anexa de Padua, que ya había sido cerrada.
A mediados de marzo la policía los vino a desalojar, ¿cómo fue ese día?
El día del desalojo nos sacaron del portón de la fábrica para sacar un camión. Estuvimos hasta las doce de la noche. Esto era un quilombo. Los policías nos ponían la cara y nos provocaban.
Fueron desalojados por 60 efectivos de la policía. Pero volvieron. Y ahí se quedaron durante 6 meses, resistiendo. Con su presencia en la ruta, recibiendo la colaboración de los automovilistas, de los vecinos, mostrando sus banderas que explican la estafa sufrida y que también agradecen las monedas de todos los días.
¿Cómo se hace para sostener esto?
“Esto se mantiene gracias a la ayuda de la gente. Todos los días los compañeros se van a hacer changas que les van saliendo y después vuelven acá a la puerta de la fábrica. Estamos desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche, nos vamos rotando”, explica Walter.
La suma en dinero que adeuda Petinari asciende a los $60.000 por trabajador. La deuda ética, en la que ningún empresario estafador jamás repara, implica años de explotación desmedida y exposición a condiciones insalubres de trabajo, sin agua potable, baños ni comedor, en contraste con las millonarias ganancias.
Los compañeros, ¿se han ido yendo o se ha mantenido la participación?
“En todo este tiempo, por suerte, se fueron sumando cada vez más compañeros, cada vez somos más. Algunos que, en un primer momento, no formaban parte se están acercando con el planteo de la cooperativa. Somos cerca de 100. Adentro no había una unión entre compañeros ni una organización, por eso la empresa no esperaba esto, que realmente pudieran perder la fábrica y queramos formar una cooperativa. En comparación a un mes atrás hemos conseguido mucho. Pase lo que pase ya no nos vamos a bancar nada porque estamos todos juntos. Estamos seguros que de esto algo bueno va a salir”, dice Hernán que trabajó allí durante diez años.
¿La familia cómo lo lleva?
“Y… la familia entiende, aguanta. Pero también se preocupan. A veces son muchas horas, uno ya no tiene horarios como antes. Y siempre está el miedo del desalojo. Justamente el día que hablé en mi casa que los días iban a ser más largos, que nos podían desalojar, esa noche vino la policía y estuvimos hasta las doce de la noche. Me avisaron y cuando llegué esto era un desastre. Mi mujer y mi vieja se asustaron. Pero ya saben, ya les dije, que capaz que un día tomamos la fábrica y no vuelvo.”
Luego de 5 meses, lejos de dispersarse, la resistencia continúa.