Por Gonzalo Reartes
Primera entrega del repaso sobre la biografía de Hermann Hesse, el escritor que le dio vida a obras como Démian, Siddartha y el El lobo estepario.
“Seré poeta o no seré nada”
La obra de Hermann Hesse describe el tortuoso camino hacia los descubrimientos más profundos de la propia condición humana, con sus luces y sus sombras, sin escatimar sufrimientos ni conflictos. Hay en sus libros una profunda vocación espiritual, una necesidad de vivir en armonía con la naturaleza, un desesperante llamado de atención a la sociedad occidental a dejar de dedicar sus vidas al materialismo como religión y un decidido pacifismo que rechaza cualquier tipo de conflicto bélico.
Nacido en Calw, Alemania, en 1877, Hesse atravesó una dura niñez. Sus padres practicaban el Pietismo, una rama del protestantismo alemán. Ésta doctrina obliga a sus fieles a vivir según las más estrictas reglas de la moral calvinista. Su infancia fue dramática. Hermann fue obligado a padecer un férreo control por parte de sus padres y en su hogar la más mínima falta era considerada un pecado mortal: “Miedo e inseguridad era lo que yo experimentaba en aquellas horas de desolación infantil: miedo al castigo, miedo a mi propia conciencia moral, miedo a los impulsos de mi alma que consideraba prohibidos y perversos”. Esos años resultaron determinantes en la posterior escritura de Hesse, así como también en la formación de su personalidad.
En Démian, el libro con el que alcanza el reconocimiento masivo, a pesar de que sus primeras publicaciones fueron bajo el seudónimo Emil Sinclair, protagonista principal de la novela, (lo que demuestra el poco interés de Hesse por la fama y la publicidad), Hesse traza una línea con esa infancia desde la adultez. Relata en primera persona el paso de niñez a la madurez. Hesse rechaza todo tipo de autoengaño: “Nada le es más desagradable a un hombre que tomar el camino que conduce a sí mismo”.El camino al autoconocimiento. Esta es una idea que vuelve una y otra vez en sus libros. “Contemple el fuego, contemple las nubes, y en cuanto surjan los presagios y comiencen a sonar en su alma las voces, abandónese a ellas sin preguntarse antes si le conviene o le parece bien al señor profesor, a papá, o a un dios cualquiera. Con eso no hace uno más que echarse a perder, tomar la acera burguesa y fosilizarse”.
El niño Hesse es internado en un colegio como pupilo. Va perdiendo interés en la fe que le inculcan sus padres. A medida que crece su curiosidad literaria, a duras penas soporta asistir a las celebraciones religiosas y asistir a esas férreas clases donde sofocan todo instinto artístico que se salga de la estructura académica resulta poco menos que agobiante. A los catorce años es enviado a completar sus estudios al Seminario de Maulbronn, donde se forman clérigos, teólogos y misioneros del Pietismo y otros cultos protestantes. Las jornadas de estudio, absolutamente reglamentadas, resultan fatigantes. Intenta fugarse. Es descubierto y posteriormente expulsado.
Aquí comienza uno de los periodos más oscuros en la vida de Hesse. Padece profundas crisis depresivas y sus padres están convencidos de que sufre un desorden emocional. A los quince años es internado en una residencia que se especializa en el tratamiento de jóvenes con alteraciones mentales. Se enamora de una muchacha siete años mayor que él. Ésta lo rechaza dulcemente. Compra un revolver. Jamás sabremos si tiene o no intenciones de suicidarse, ya que es descubierto por el director de la residencia cuando intentaba introducirlo en la misma. Considerado por sus padres un caso perdido, es enviado a un hospital para niños con retrasos mentales. Allí su resentimiento hacia sus padres, en especial a su padre, crece considerablemente. A través de sus cartas, su madre se apiada de él y decide rescatarlo de ese encierro. Estos días se encuentran entre los más tristes de su vida.
El joven Hesse lee mucho a Goethe y, posteriormente, a Nietzsche. Admira la prosa goethiana, pero es deslumbrado por la teoría de la voluntad de poder nietzscheana, no como principio para que los fuertes dominen a los débiles, sino como fuerza ante cualquier amenaza de autoridad ajena al propio individuo. Comienza a escribir poesía. Publica su primer libro por sus propios medios: Romantische Lieder (Canciones Románticas); una colección de poemas. Hesse funda su poesía en lírica de la tradición del Romanticismo Alemán. En su prosa, el sueño aparece como alternativa a la realidad, se vislumbra la nostalgia por la unidad perdida y se celebra la naturaleza en todas sus formas. Hesse concibe a la literatura como un ejercicio de introspección.