Pese al malestar que generaron las ausencias del dirigente de la UOM, tras la reunión de ayer del antimoyanismo, el metalúrgico Caló se erigió como el candidato de la CGT afín al gobierno y la elección formal de autoridades trasladó su fecha al próximo 3 de octubre. Con una puerta entreabierta a Moyano, nadie duda que la fractura de la Central Sindical no tiene vuelta atrás.
Era una demostración de fuerza del antimoyanismo. En la sede de la Unión Obrera Metalúrgica, ubicada en Alsina al 400, los gremios que se oponen a Moyano y buscan su reconocimiento legal tenían tres grandes objetivos: “emprolijar” el proceso electoral, obtener el visto bueno del Ministerio de Trabajo, algo que el Congreso de Hugo Moyano no ha conseguido, y clarificar un candidato de “consenso” para presidir la próxima CGT.
En este sentido, las palabras de uno de los referentes del sector de los “gordos”, Héctor Daer, al finalizar el encuentro fueron para informar que habían logrado quórum (necesitaban reunir al menos a 18 de los 35 miembros del consejo directivo de la CGT), que tenían candidato y que tenían fechas concretas para avanzar en el proceso electoral. “El compañero Caló es el único candidato que tenemos”, declaró a los medios Daer. Con estas palabras quedaron sellados los frustrados intentos de buscar otro candidato para conducir la CGT antomoyanista.
La semana pasada, con la ausencia por segunda vez de Antonio Caló en reuniones claves (del antimoyanismo, pero también con el gobierno nacional) comenzó a resquebrajarse el débil consenso alcanzado hasta entonces por el metalúrgico. El nombre de Viviani quiso instalarse como posibilidad, pero rápidamente fue desechado por el escaso peso del sector al que representa (sin contar con la pauperizada situación de quienes integran su gremio, los peones, que con los aumentos de las últimas horas en la tarifa de taxi elevaron el precio que le pegan a los propietarios de los taxis a un promedio de 400 pesos). El de Gerardo Martínez, por su vínculo con la última dictadura militar también quedó descartado y la danza de nombres posteriores (Héctor Daer, Andrés Rodríguez, Ricardo Pignanelli) tampoco alcanzó a ser considerada seriamente.
La vuelta de Caló y su decisión explícita de ser candidato tranquilizó a varios que ya habían adelantado su preocupación por no encontrar nombres fuertes que pudieran ocupar el espacio vacío que disputara el sillón de Hugo Moyano. El proceso finalizó con el nombre explicitado ante los medios de Caló y las dos fechas agendadas para el antimoyanismo: El Comité Central Confederal se reunirá el próximo 5 de septiembre y el Congreso para elegir autoridades se hará el 3 de octubre.
El delicado equilibrio alcanzado más por el espanto que por el amor incluye sectores tan heterogéneos como quienes hasta ayer acompañaron en primera fila a Moyano y hoy conforman el Movimiento de Acción Sindical Argentino, los “gordos” y los denominados “independientes”. El objetivo que los mantiene unidos está estrechamente vinculado con los reclamos gremiales y con cuál será la central que se sentará a discutir y negociar con el gobierno.
Con ese horizonte en agenda, los antimoyanistas no dejaron de expresar sus principales reclamos gremiales al gobierno nacional. Si bien difieren de “la estrategia” de Moyano para conseguirlo, anunciaron que pedirán audiencias con autoridades del Ministerio de Trabajo, de la Superintendencia de Servicios de Salud y de la AFIP, para tratar los temas de asignaciones familiares, fondos de las obras sociales y el mínimo no imponible. También adelantaron que buscaran una suba de al menos el 25% para el Salario Mínimo, Vital y Móvil. Por lo bajo, en el tope de los pedidos esta la situación de la deuda con las obras sociales que tiene el Estado para con los sindicatos, calculado en alrededor de dos mil millones de pesos. Un monto nada despreciable que, en el caso de Moyano, tendrá mayores dificultades hoy de adquirir.