Por Bernabé Ferreyra / Foto por En La Vuelta
El jefe del Ejército argentino, César Milani, criticado por organismos de derechos humanos e investigado por su papel en la última dictadura militar (1976-1983), presentó su renuncia al ministro de Defensa, Agustín Rossi, “por razones estrictamente personales”, según un comunicado oficial.
En julio de 2013 Milani fue nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército a pesar de estar bajo sospecha de delitos de lesa humanidad, lo que le valió duras críticas al gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. También es investigado por supuesto enriquecimiento ilícito. Según trascendió en algunos medios, habría citado a los altos mandos del ejército a una reunión en estos días donde daría una explicación de su salida.
Milani, de 60 años, egresó del Colegio Militar de la Nación como subteniente del arma de Ingenieros en diciembre de 1975, y durante su carrera se especializó en el área de inteligencia militar. En la actualidad, es –entre otras causas–investigado por la desaparición del soldado conscripto, Alfredo Ledo, en 1976, cuando Milani era subteniente y estaba destinado en el Operativo Independencia en la provincia de Tucumán.
Además, está imputado en la provincia de La Rioja por presuntas torturas al ex dirigente político Ramón Alfredo Olivera y a su padre en 1977. Oscar Schaller, ex prisionero político, quien estuvo detenido un mes en el centro clandestino que funcionaba en el Batallón de Ingenieros 141 de dicha provincia, denunció hace un tiempo que Milani “fue el último de sus captores que ve, pero no sabía de quién se trataba y recién lo identifica cuando es elegido jefe del Ejército”. También fue citado a declarar recientemente por la desaparición, en 1977, del hijo de la dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas.
En la causa por enriquecimiento ilícito, se investiga el crecimiento de su patrimonio en relación con su sueldo mensual en 2010 y 2011. Tanto desde grupos de derechos humanos como desde la oposición se consideró que Milani fue nombrado en su momento para fortalecer la inteligencia militar con fines políticos internos en el marco de un enfrentamiento del gobierno con el jefe de la Secretaría de Inteligencia.
Su nombramiento fue repudiado por organizaciones de derechos humanos como el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, aunque el propio Milani denunció entonces una “campaña mediática de desprestigio” y negó en todo momento las acusaciones.
El jefe del Ejército fue apoyado expresamente por Hebe de Bonafini, líder de la otra rama de Madres de Plaza de Mayo, quien declaró recientemente que las denuncias contra Milani “las inventó Lanata”. El ahora ex Jefe el Ejército también contaba con el respaldo de Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo.
Graciela Fernández Meijide, ex legisladora, cuyo hijo fue secuestrado y desparecido en 1977, y referente de la lucha por los derechos humanos, consideró que Milani debió abandonar el cargo porque el avance de las causas en su contra podía perjudicar al gobierno. “Me alegro de que se lo haya dejado ir y ojalá que se lo someta a una investigación”, pidió Fernández Meijide.
La presidenta Fernández de Kirchner designó en su lugar a en su lugar a Ricardo Luis Cundom, quien se era comandante operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas hasta ahora. Mientras tanto, desde el Ministerio de Defensa no parecen acusar recibo de los cuestionamientos y comunicaron: “Esta cartera hace un reconocimiento a la gestión realizada por el teniente general Milani como Jefe del Ejército Argentino, agradeciendo su compromiso y dedicación permanente”.