Por Laura Salomé Canteros // Foto por Analía Cid
En la provincia de Buenos Aires no solo se adeudan los salarios de casi 60 mil docentes sino también se libra una lucha que lleva casi una década por la oficialización y el reconocimiento dentro de la educación pública de los bachilleratos populares. Las demandas políticas y las historias de aprendizaje, de vida y de lucha en la voz de tres profes.
Quienes asisten les dicen “Bachis“ y da ternura, y está bien, porque en estas escuelas el amor y la esperanza se construyen a la par de las asambleas compartidas, las reuniones de profes y los conocimientos que sobrevuelan y se solidifican en sus aulas. Sostenidas “a pulmón”, estas escuelas utilizan las metodologías de la educación popular, con el fin de generar una relación de intercambio en el proceso de enseñanza- aprendizaje. A estas escuelas las sostienen profes, estudiantes, vecinos y vecinas autogestionadas.
Pero a la vez reclaman el reconocimiento del Estado para emitir los títulos oficiales, obtener becas para estudiantes, salarios docentes y el presupuesto necesario para implementar las mejoras edilicias que permitirían a cientas de personas ejercer su derecho a la educación.
Marcha habló con tres profesoras de tres bachilleratos populares del conurbano bonaerense a días de realizadas las inspecciones de parte de integrantes de la cartera de educación de la provincia de Buenos Aires, presidida por Nora de Lucía y de los municipios y secciones correspondientes. Paula de Ñanderoga, Muru de Proyecto Uno y Alejandra de Roca Negra, luchadoras como todas/os en estas escuelas, nos contaron acerca de los porqués de la demanda de oficialización, cuáles son los logros y los momentos memorables de cada Bachi y las expectativas en torno al diálogo con quienes deben responder ante un derecho que debería estar contemplado.
Porqué los “Bachis” reclaman la oficialización
“Reclamamos la oficialización porque somos una escuela pública y popular desde hace 7 años en un barrio donde las y los estudiantes se esfuerzan por cumplir con la escolaridad para saldar una deuda pendiente, para poder ayudar a sus hijos/as en las tareas y para poder conseguir trabajos más dignos”, relata Paula de Ñanderoga. Ubicado en el barrio Las Flores de Vicente López, al norte del conurbano bonaerense, “Nuestra Casa”, tal la traducción de su nombre al español, fue inaugurada como espacio educativo en 2004.
Paula cree que la oficialización “se traduciría en que las y los docentes recibiríamos el correspondiente salario, en que el espacio donde se llevan adelante las clases tendría recursos, y principalmente, en que se reconocería el trabajo educativo que estamos realizando con constancia, empeño y responsabilidad dentro de una organización social, algo que la nueva Ley de Educación 26.206 ya lo prevé en sus artículos 4 y 6, en función de garantizar el derecho a la educación de nuestro pueblo”.
Para Muru, integrante del bachillerato popular Proyecto Uno, “en los últimos años, el campo de la Educación para jóvenes y adultos/as, ha sido protagonista de notables cambios” como “el aumento en los niveles de exclusión social y deserción escolar, combinado al aumento de desempleo”, lo que “lleva a conformar un escenario para la creación por parte de distintas organizaciones sociales de espacios educativos que den cuenta de esta realidad”. Sostiene que es en este contexto que se inscribe la creación del Bachillerato del que es parte, ubicado en el barrio Enrique Delfino de General Pacheco, y que es en este marco en el que surge la necesidad educativa con el fin de retener y dar continuidad en los estudios secundarios a una población que “se encuentra fuera del sistema educativo formal”.
Proyecto Uno está ubicado en la zona más vulnerable y marginada del barrio Delfino y las casas son en muchos casos precarias, las calles de tierra, las zanjas no están entubadas y no se cuenta con red cloacal. Trabajan en la construcción de su Bachi desde octubre de 2002 y sostienen que desde allí aportan un granito de arena para un mundo mejor.
“Como organización del campo popular tomamos la definición de abrir una escuela en el barrio, pero no cualquier escuela, una que aparte de dar respuesta a una problemática emergente en los barrios populares como lo es la exclusión escolar, tenga en cuenta las características del territorio en donde se enmarca la propuesta”, aclara Muru y retoma, “el reconocimiento nos daría la satisfacción de coronar el esfuerzo de todos/as en esta lucha y reconocería un derecho. Nuestro objetivo es que se reconozcan todas las experiencias educativas porque las organizaciones populares tenemos el derecho de construir escuelas donde definamos como queremos educarnos, organizarnos, aprender o enseñar”.
El Bachillerato Popular Roca Negra abrió como escuela en 2008. Ubicada en el barrio La Fe de Monte Chingolo, donde militaba Darío Santillán, esta experiencia educativa ya cuenta con cinco camadas de egresadas y egresados. Ligada a la trayectoria de los movimientos sociales, desde donde nacen estas experiencias, desde Roca sostienen que el saber y la forma en que se construye son, en algún sentido, parte de una lucha política más amplia por la emancipación.
“Planteamos el reconocimiento porque queremos ser parte del sistema educativo, queremos estar adentro del sistema y desde ahí dialogar e interactuar con las demás experiencias, tener otros puntos de contacto”, sostiene Alejandra, profesora del Bachillerato Popular Roca Negra.
“Además de reclamar el salario docente creemos que ganaríamos en autonomía e identidad como escuela. Peleamos por el reconocimiento por todo lo que eso significa pero a su vez significaría mayor permanencia de nuestros proyectos en el tiempo (porque si estás trabajando de forma precaria corres el riesgo de perder continuidad)”.
De logros, emociones y momentos memorables
“Un momento especial, que se viene repitiendo desde la primera camada de egresados y egresadas es el acto de fin de curso de tercer año que más que un acto es toda una fiesta barrial”, relata Paula del Bachi Ñanderoga. “El sueño cumplido de terminar la escuela, el esfuerzo de las y los estudiantes y el apoyo de sus familias para cerrar el ciclo escolar tan anhelado, la alegría de las y los docentes que acompañaron los procesos de enseñanza- aprendizaje… Eso emociona”. Y agrega, “queremos darles los títulos de su escuela, esa que construimos cada día y desde abajo quienes creemos en la educación pública y popular”.
“La primera asamblea con tormenta y paredes de nylon flameando es memorable; también activamos una jornada barrial para limpiar el pasillo que comunica un barrio con otro y por donde muchas familias pasan para llevar a sus hijos/as a las escuelas y que se encontraba lleno de basura, lo limpiamos, pusimos juegos y realizamos un mural. Otra cosa linda que vivimos fue este año, con la inauguración del espacio “Cumpitas”, donde hijos e hijas de estudiantes juegan mientras sus madres o padres estudian”, cuenta Muru del Bachi Proyecto Uno.
Por su parte Alejandra del Bachi Roca Negra sostiene, “de las cosas que más me movilizan y emocionan del Bachi en general es por ejemplo, cuando vamos a otros espacios a contar nuestra experiencia con algún estudiante. Escucharlos a ellas y ellos mismos hablar de cómo viven sin el Bachi, que experiencias les dejó, en esas voces encuentro las razones de porqué tiene sentido continuar con la escuela”.
Relata Alejandra que una vez, en un profesorado de Solano, “una egresada de 2010, cuando le preguntaron qué es lo que más aprendió (era una pregunta referida al contenido), lo que dijo fue que cuando ella se anotó, su cuñada se había anotado en otra escuela privada de adultos y que un montón de veces no tenía clases. Ella contó que en Roca siempre tuvo clases, que los profes iban siempre, lleva o truene, haga frio, siempre estábamos ahí, siempre teníamos clases. O sea, su aprendizaje más fuerte fue el compromiso y ahí una entiende el sentido de la educación popular”.
“Lo central es la decisión política de oficializar estas experiencias”
El sub secretario de Educación de la provincia de Buenos Aires, Néstor Ribet, visitó en mayo el Bachillerato Popular Ñanderoga y en junio Proyecto Uno, comprometiéndose en sus conversaciones con estudiantes, egresados/as, docentes y vecinos/as a hacer todas las gestiones necesarias para tener los convenios de oficialización de estas escuelas firmados antes de estas vacaciones de invierno. En junio también otras/os representantes de la gestión visitaron e inspeccionaron Roca Negra.
“Cumplimos con todo lo que se nos han pedido en las inspecciones, y esperamos la respuesta política, más que administrativa, a este reclamo que venimos haciendo desde hace años, enmarcados en la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha”, reclama Paula.
A su vez, Muru sostiene, “entendemos como organización política que al abrir una escuela hemos tomado una decisión que debemos bancar, creemos que las inspecciones son fruto de la responsabilidad, la seriedad y la lucha que venimos sosteniendo hace años. Este proceso debe tener una definición satisfactoria, pero de no ser así, no claudicaremos en la lucha por el reconocimiento como lo que somos, un Bachillerato Popular, construido con el barrio desde las organizaciones sociales”.
“Las expectativas son buenas, siempre (las inspecciones) nos sirven para parar la pelota de la cotidianeidad y pensarnos, contar y contarnos toda la historia y el recorrido que tenemos, para nosotras y nosotros mismos fue movilizante y terminamos diciendo ´uau, que flor de experiencia estamos construyendo´”, dice Alejandra de Roca Negra. “El que las y los inspectores hayan estado con las y los estudiantes “impacta y esperamos que haya impactado positivamente”, dice que luego de las visitas a las escuelas “están los trámites burocráticos” pero se muestra confiada aunque aclara, “creemos que los trámites no son lo central sino que lo central es la decisión política de oficializar estas experiencias”.
El lunes 22 se realizará una nueva mesa de trabajo en la ciudad de La Plata entre integrantes de los Bachis y del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires. En simultáneo, a las 10 se realizará una conferencia de prensa frente a la casa de la provincia de Buenos Aires en CABA para reclamar el reconocimiento de todas y todos del derecho a la educación popular.
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