Por Cezary Novek.
El sello uruguayo Clú de yaugurú acaba de publicar el último poemario de Mariela Laudecina, basado en sus sueños. El libro se presentará hoy en Córdoba.
“En el poema la culpa siempre es del lector”.
(G.W., en la contraportada).
Era costumbre en el Japón medieval que los aristócratas llevaran un libro de almohada. Estas bitácoras eran guardadas junto con la ropa de dormitorio y hacían de diario íntimo, pero también de verdaderos inventarios de experiencias oníricas. El más célebre de ellos es el Makura no Sōshi (el libro de la almohada), escrito por SeiShōnagon, una dama de la corte de la emperatriz Sadako que vivió en el siglo X de nuestra era.
Más adelante en el tiempo, muchos autores consignaron sus sueños por escrito. Desde psicólogos como Jung hasta escritores de ficción fantástica como Lord Dunsany afirmaban utilizar sus vivencias del inconsciente como materia prima para sus trabajos. El segundo, de hecho, afirmaba dormir con un cuaderno y un bolígrafo en la mesa de luz para anotar sus sueños inmediatamente después de despertar.
Autores como Perec, Kafka o Machado también escribieron sobre sus sueños. Recientemente, en 2013, Alfaguara lanzó La gran ventana de los sueños, una edición póstuma que compila el diario que Fogwill (fallecido en 2010) utilizó para dejar constancia de sus visiones durante más de dos décadas.
A mediados de mayo de este año, la novelista y poeta mendocina (aunque radicada en Córdoba desde hace años, donde desarrolló toda su carrera literaria) lanzó bajo el sello uruguayo Clú de yaugurú un libro que compila poemas nacidos de sus sueños. La edición estuvo a cargo de Maca (Gustavo Wojciechowski, ilustrador, diseñador y poeta de prestigiosa trayectoria a ambos lados del Río de la Plata), quien realizó un exquisito diseño gráfico en papel blanco y gris metalizado, además de las ilustraciones. Más allá del contenido, su soporte tiene un formato bello, que al tacto y a la vista remite a las alas de las mariposas nocturnas.
Los veintiún poemas del libro presentan una galería por los tópicos y obsesiones ya presentes en obras anteriores de Laudecina (el amor, la ira, el sexo, la familia, el encuentro con el otro, la cotidianeidad, el humor, los remates irónicos), pero con el condimento de la lógica surrealista de los sueños. Como si estuvieran prisioneros de un paréntesis contradictorio, el libro comienza con una cita de Clifford Simak que invita a explorar estos paisajes y cierra con una frase de Abelardo Castillo que parece discutir con el epígrafe anterior, lo cual da pie a nuevas lecturas. Con esa misma lógica, en algunos pasajes del libro, cuando todo parece escurrirse hacia un caos de pesadilla, Laudecina toma las riendas y anuda esas imágenes con un final llano o un sarcasmo suave, ambos colores dominantes en su voz poética.
Los poemas son breves y se pueden leer de manera independiente, constituyendo así un mosaico variado pero sobrio, que no agota la paciencia del lector sino que lo deja con sed de más.
En diálogo con Marcha, Laudecina aportó algunos vectores que explican el origen y la concreción del experimento. En ese sentido explicó: “Unas amigas de Maca le editaban un libro en España. El libro de él iba a ser el segundo en el catálogo. Entonces le pregunté qué iban a editar además de poesía, y me contestó con una pregunta: ¿Qué tenés? Le dije que un libro de poemas y se lo mandé. Cuando lo leyó me dijo que le había gustado mucho y lo quería editar por Yaugurú. Me sugirió que daba para que saliera con dibujos, entonces le propuse que lo dibujara y que de paso le escribiera el epílogo”.
Aunque esta historia fue la que llevó a la impresión del libro, la escritora contó que todo comenzó vía Facebook. En 2014, la editorial Llantodemundo había reeditado los de sus obras y ella las subió a la red social. En ese espacio, Maca, que en ese momento era su “amigo virtual”, compartió el trabajo. Comenzaron a chatear. “Me dijo que le habían gustado mucho esos poemas. Al poco tiempo me invitó a compartir una plaqueta con cuatro mujeres, de México, España, Uruguay y Argentina. Maca es un hombre maravilloso, gran hacedor y tuve la suerte de tener la oportunidad de conocerlo y presentar el libro en Uruguay”, explicó.
-¿Qué influencias tuviste a la hora de pensar el libro?
-La verdad es que la única orientación que tuve para este libro fueron mis propios sueños. Sueño demasiado para mi gusto. Es como si tuviera una vida paralela y me acuerdo de casi todos ellos. Tenía que hacer algo con tanto material.
-¿Qué lugar ocupa el humor en tu vida?
-Es muy importante para no tomarme tan en serio. Para vivir más fluidamente.
-Algunos de temas recurrentes en tu poesía aparecen en este libro observados a través de un cristal esmerilado, que deforma de manera casi psicodélica la percepción de las cosas. ¿Hubo un trabajo consciente o partiste de anotaciones sobre sueños?
-Comencé anotando los sueños de los más nuevos a los más viejos en una libreta que la llamé La libretita de los sueños. En total tenía alrededor de 40 sueños. Luego, elegí los que me parecían más interesantes y les di estructura de poema.
-¿Se vieron afectados tus sueños durante el proceso de redacción y corrección del libro?
-Mi actividad onírica siguió como siempre, no se alteró ni un ápice. El trabajo lo hice desde la memoria. Es un libro más de mi producción en este momento de mi vida, como los otros tuvieron su lugar en su “ahora”. No planeo. Se van dando a medida que escribo, que me pasan cosas. Soy bastante espontánea para armarlos. Y no sabría decirte si habrá un segundo que trate de lo mismo.
-¿En qué estás trabajando ahora?
-En una novela y un poemario sobre mi paso por Uruguay.
-¿Hay algún momento del día que prefieras a la hora de escribir?
-No escribo todos los días, y si lo hago es por la tarde o por la noche. Jamás en las mañanas. Tiene que haber silencio, y si es invierno una taza de té de manzanilla con anís.
La culpa es de los sueños se presentará en Córdoba el miércoles 17 de junio a las 19:30 horas en La Casona Municipal (Av. Gral Paz esq. La Rioja). La presentación estará a cargo de Jorge Castillo. Tocará Enrico Barbizi en vivo.
*Mariela Laudecina nació en Mendoza en 1974. Es poeta, cantante y librera. Publicó Hacia la cavidad (poesía+música, 2006), Ciruelas (poesía, 2007), ambas por Llantodemudo. Intiyaco (poesía, 2009), El cielo es para los ángeles (nouvelle, Textos de Cartón, 2009 y Borde Perdido, 2013), Tomo las decisiones con los pies (poesía, 2011, Llantodemudo) y Perfume de jarilla (poesía, 2013, Llantodemudo). Coordina talleres de poesía y narrativa. Escribe en el blog: www.eldeseodeservolcan.blogspot.com