Por Lara Nesis y Rocío Molaguero
Este viernes 12 de junio, se viene el festival de los institutos terciarios por la aprobación de un plan de becas para quienes estudiamos para ser docentes. Más becas, más docentes es el encabezado de un hecho político que nos reunirá a estudiantes, maestras y maestros, profesores y organizaciones políticas en la puerta de la legislatura para pedir que se trate el tema.
La organización estudiantil en los terciarios de formación docente no data de muchos años. Sin embargo, ya tiene una historia que se fue construyendo en cada lucha por defender la escuela pública y en cada paso para transformarla. Nos encontramos movilizándonos contra la reforma del estatuto docente, los cierres de cursos, el instituto evaluador docente, entre otras medidas vaciadoras de lo público con las que fue avanzando el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, encabezado por su jefe de gobierno, Mauricio Macri, en los últimos años. También nos organizamos para defender las titularizaciones de nuestros docentes y las vacantes de los pibes y las pibas en la escuela pública. Nos juntamos para que la Escuela Carlos Fuentealba se viera y funcionara en medio del conflicto que trajo consigo la inscripción online: una situación crítica acentuada, como siempre, en la zona sur.
Hoy los terciarios, organizados en la CET (Coordinadora de Estudiantes Terciarios) encarnan una reivindicación propia y salen a luchar por ella, acompañados de los gremios docentes y estudiantiles. La CET se propone dar un paso a favor de las y los estudiantes frente a los altos niveles de deserción que sufren los institutos de formación docente. Es allí, y en la emergencia educativa, y en el abandono de la carrera en momentos de prácticas y residencias, y en lo complejo que es cursar si se trabaja, y en lo difícil que es comprar los apuntes que son cada vez más caros, donde radica la necesidad de pensar una carrera más democrática. Hay una problemática, y aunque no es la única, la lucha por combatirla es uno de los frentes por los que avanzan los y las estudiantes terciarios.
¿Por qué becas?
En los profesorados hay una serie de requisitos para poder solicitar las becas que existen actualmente como haber terminado la secundaria el año anterior y tener un promedio por encima de 7. Sólo con pisar los profesorados alcanza para ver que son pocos los que cumplen con esos requisitos. Mientras los criterios para favorecer el estudio de las carreras docentes sigan siendo así de restrictivos, meritocráticos y arbitrarios con respecto a la edad, no podemos sorprendernos de la emergencia docente que existe en tantos distritos.
Como son pocos los que acceden a esta beca, como convierte la carrera en cursable sólo para algunos, frenamos la pelota y levantamos la cabeza para mirar qué docentes están formando nuestras carreras, quiénes pueden recibirse y a quiénes se excluye. Decidimos que la formación docente debe ser más democrática y en ese camino, las becas son una de las cosas que no pueden continuar como están.
En este sentido, el proyecto presentado en la legislatura apunta a evitar que lo económico sea una traba para poder cursar la carrera y recibirse: amplía los requisitos con criterios de vulnerabilidad socioeconómica y suma, entre otras cosas, un incentivo universal para ingresantes y otro para practicantes y residentes.
Más becas, ¿qué docentes?
Tratándose de terciarios de formación docente, es imposible como estudiantes deslindarse del rol de futuros maestros/as y profesores/as. Mejor dicho, es necesario afrontarlo.
La CET propone más becas porque el abandono de las carreras docentes es fiel reflejo del abandono que vive hoy la educación pública, es espejo del mismo desinterés y del desinterés de los mismos. Frente a un gobierno en la ciudad de Buenos Aires que enflaca la escuela pública y engorda la privada, la discusión a contracorriente es política y pedagógica. Si no quieren construir escuelas estatales, si quieren vaciar las que hay, si ofrecen mandar a nuestros hijos e hijas a una escuela privada, los futuros y las futuras docentes debemos luchar para que nuestras carreras nos permitan pensar desde el hoy qué escuela queremos y qué docentes queremos ser.
Nos duele que las familias porteñas vean como única opción la escuela privada, nos parece injusto que haya chicas y chicos sin escuela y escuelas sin chicas y chicos. Elegimos un trabajo en el que construir otros mundos es posible, y por eso nos pensamos como docentes transformadores desde nuestras carreras.
Por eso empezamos pidiendo más becas. Pero buscamos discutir no sólo cómo se cursa, sino también qué se cursa, buscamos revertir que la carrera sea para pocos pero también buscamos disputar el sentido de una formación orientada a lo público, a eso que nos quieren arrancar, enrejar y vaciar, pero que debemos defender y transformar desde nuestra formación.
Más becas para más docentes críticos, productores de conocimiento, que trabajen con otras y otros, que sistematicen y socialicen sus experiencias, que llenen las aulas públicas de contenido y transformación.