Por Noelia Leiva
La marcha del 3 de junio último fue heterogénea en su concreción: banderas, carteles y gritos de distintos sectores de la lucha se encontraron. También fue diversa por quienes asumieron la responsabilidad de organizarla. Entre el equipo que convocó, estuvo Ingrid Beck, directora de la revista Barcelona. Marcha la consultó su lectura de lo sucedido.
“Necesitamos sumar compromisos para cambiar una cultura que tiende a pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte”, demandó el documento leído en la Ciudad de Buenos Aires el 3 de junio último. A poco más de una semana, todavía prima el entusiasmo y la sorpresa por la masividad que el lema “Ni una menos” cosechó en 149 localidades de todo el país. Marcha dialogó con la periodista y directora de la revista Barcelona, Ingrid Beck, que fue una de las organizadoras de la iniciativa. Una movilización que se concibió “polifónica” y, efectivamente, se consolidó como el grito de muchos y muchas.
El miércoles pasado, las 200 mil personas que se concentraron en el centro porteño, junto a sus pares del resto del territorio nacional, guardaron para la jornada un lugar en la historia: no había antes registro de una acción pública tan grande y heterogénea en defensa de la vida y la libertad de decisión de las mujeres. En los días previos, hubo dudas y críticas por los personajes misóginos que identificaron la repercusión generalizada y quisieron ser parte. En el diario del lunes, se vieron algunas reacciones, como la creación de la Unidad de Registro, Sistematización y Seguimiento de Femicidios y de Homicidios Agravados por el Género en el marco de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Y los muchos registros de la jornada, con banderas y carteles de todos los tenores.
-¿Ya hubo tiempo de balances?
-Todavía estamos viendo las fotos. Te diría que no, todavía no tomamos real dimensión de esto, que nos fue llevando. Estamos leyendo y mirando lo que está ocurriendo. En un futuro quizás la función nuestra sea monitorear lo que suceda. Creo que muchos se dieron por enterados.
-¿Quiénes?
–Los dirigentes, los funcionarios. Si bien hay algunas respuestas tibias y tímidas, no recuerdo otra movilización reciente de la sociedad civil con esta respuesta, convocada sin ninguna organización fuerte detrás.
-Hubo algunas dudas desde sectores del movimiento de mujeres sobre la posible disolución de la consigna ya que, justamente, no había una línea orgánica que sostuviera. ¿Qué te pareció?
-Me parece lógico que hayan desconfiado porque éramos un grupo de mujeres inorgánicas las que nos juntamos. Pero de esa polifonía surgió un documento muy contundente. Con una convocatoria tan transversal como resultó, la desconfianza se tiene que ir y las organizaciones de mujeres tienen que canalizar todo este reclamo popular.
–¿Cómo se optó por la consigna “Ni una menos”?
–Es una consigna del movimiento de mujeres que se usa en América Latina hace años para hablar de los femicidios. La referencia local está en una maratón de lectura que se realizó en la Biblioteca Nacional en marzo a propósito del hallazgo del cuerpo de Daiana García. No es una consigna nueva; lo que hicimos fue hilar, conectar esta convocatoria con lo que se venía trabajando para cosechar lo sembrado.
-A la marcha fueron colectivos que llevaron sus propias lecturas del lema, como que el aborto clandestino es una de las causas de los femicidios sucedidos en Argentina. Desde el equipo de organización, ¿cómo lo tomaron?
–El documento que leímos no incluye la referencia al aborto clandestino porque nos pareció importante concentrarnos en el terminar con los femicidios y la violencia física y psicológica hacia las mujeres. No es que no estemos de acuerdo con el aborto pero queríamos una declaración amplia para que hubiera el menor debate posible, para que se potenciara más. Es un alegato contra la violencia machista, porque entendemos que no es que alguien nació de un repollo, un loco que vino y disparó. Es toda una cultura.
–¿Desde los medios se puede aportar al cambio de esa cultura?
–Creo que sí; si no lo creyera, no haría nada. Es un proceso muy lento. Hay responsabilidad en los medios, de los y las periodistas, aunque hay mayores y menores. La responsabilidad de los poderes públicos es la más grande, pero también las hay individuales. Tenemos que terminar con las actitudes cotidianas machistas, prestar atención a cómo criamos a nuestros hijos.
-¿El humor es una estrategia para generar algo nuevo?
-Creo que la ironía y la sátira son excelentes maneras.
-¿Y cuáles son las respuestas a esa forma de acción en el campo específico de la lucha contra el machismo?
–No veo las respuestas (risas). Hacemos lo que tenemos ganas, lo que nos cierra ideológica y políticamente. Tenemos que sobrevivir pero no pensamos en cómo van a tomar esta militancia.
-¿Quedará el 3 de junio como una fecha para movilizarse?
–Esperemos. Al menos quedará como una fecha para brindar con las compañeras.