Por Alejandro Brandel. En el último tiempo, diversas empresas tuvieron problemas en la producción y decidieron suspender o despedir a sus trabajadores. El Gobierno ha buscado diferentes tipos de soluciones. ¿Qué tienen en común estas empresas?
El 15 de junio, la automotriz Fiat Auto detuvo su producción durante tres días. La cantidad de operarios afectados fue de 1.700, quienes cobraron el 75% de su sueldo durante los días que no trabajaron. Fiat ya había tenido suspensiones durante abril y marzo afectando a un número menor de operarios (300 por 48 horas en una ocasión y un paro total de actividad durante otras 48 horas). El argumento desde la empresa eran problemas para conseguir insumos, por problemas sindicales en la aduana de Brasil.
El 26 de junio, la automotriz Renault suspendió 1.600 empleados de su fábrica en el barrio de Santa Isabel, en la capital cordobesa, paralizando la producción durante dos semanas. Como en el caso de Fiat, durante las dos semanas de suspensión los trabajadores cobraron el 75% del sueldo. Los operarios afectados fueron el 80% de los trabajadores, siendo suspendidos 1.600 sobre un total de 1.800. El parate se explica por la merma de ventas a Brasil, pero también porque el modelo Clio será reemplazado por una nueva línea de vehículos.
Cerrando con el sector automotriz, la autopartista alemana ZF Sachs Argentina, situada en Córdoba, despidió a 23 empleados. La medida se tomó por una disminución de la producción de entre un 25% y 30% en los últimos meses. Se estaba evaluando una reducción de las jornadas laborales.
A mediados de junio también se registraron suspensiones y parates en empresas exportadoras de aceitunas, siendo la más emblemática la conocida Nucete. La producción es destinada principalmente hacia el mercado brasilero, aproximadamente el 80%, y estaba teniendo problemas para el ingreso al vecino país, debido a que este impuso licencias no automáticas para el ingreso de ciertos productos. A este problema hay que sumarle que países como España venden a precios menores que Argentina en el mercado olivícola, lo cual cerraba otros mercados posibles donde colocar su producción. Los empleados que sufrieron el cese de actividades fueron más de 500.
Este problema fue resuelto en parte. Entre el gobierno provincial y un plan de trabajo acotado, se reactivó la producción de la empresa, pero no se resolvieron inmediatamente los problemas del ingreso de los productos a Brasil. Luego de la cumbre del Mercosur, se destrabaron los impedimentos que Brasil estaba poniendo para la exportación, ya que se llegó a un acuerdo entre los países para no restringir el ingreso de ciertos productos. El convenio incluyó que Argentina permita el ingreso sin restricciones de maquinaria agrícola, autopartes y carne de cerdo, mientras que Brasil se comprometió a flexibilizar el ingreso de autos, papas pre fritas congeladas y productos de las economías regionales, entre las que se encuentran las aceitunas.
Esto también destrabó los problemas que estaban teniendo dos empresas productoras de papas congeladas, las empresas Mc Cain y Farm Frites. La primera paralizó sus actividades a fines de mayo en Balcarce por el impedimento de exportar a Brasil, mercado donde se dirige el 70% de su producción. Se anunció la suspensión del 70% de sus empleados, 490 operarios, por un plazo de 15 días hasta poder destrabar la situación. El 12 de julio se anunció que la exportación hacia Brasil estaba destrabada, pudiendo comenzar a vender los más de 800 camiones de producción que se habían acumulado. Farm Frites es una empresa holandesa que estaba en una situación muy similar pero no llegó a paralizar sus actividades, resolviéndose los problemas a tiempo.
El frigorífico Carnes Pampeanas, situado en Santa Rosa, La Pampa, anunció el 28 de junio su cierre definitivo, luego de estar parada 7 meses por problemas en la producción. Despidió en principio a los 300 trabajadores y acordó sus respectivas indemnizaciones. El frigorífico, propiedad de la firma Cresud, se sostenía principalmente en la venta de carnes para abastecer la cuota Hilton a Europa, que implica un cupo de exportación de carne vacuna de alta calidad que se puede realizar a toda la Unión Europea. Hace 5 años que Argentina no llega a abastecer la cuota que le corresponde, ya que la producción de carne vacuna en el país viene en declive, principalmente por la utilización de campos para otro tipo de producciones, pero también afectado por las restricciones a la exportación que se impusieron debido a que la suba de los precios internacionales de la carne hacían subir los precios internos.
El jueves 12 de julio, en su discurso de inauguración de Tecnópolis, la presidente anunció la reapertura del frigorífico. El gobierno otorgó facilidades con el plan Repro, Programa de Recuperación Productiva, y a la vez le garantizó un préstamo a Cresud por 20 millones de pesos, a pagar en cinco años. La empresa aseguró que “tenderá a la optimización de la capacidad productiva mediante un acuerdo con el gobierno nacional para la exportación de la cuota Hilton”. Como contrapartida de la ayuda brindada, la empresa también abastecerá al mercado interno vendiendo cortes a precios populares en su zona de producción.
El programa Repro permite a los trabajadores de una industria el cobro de una suma fija no remunerativa que complete el sueldo que no están cobrando. Para poder acceder al programa, las empresas deben acreditar su situación de crisis y presentar un plan para salir de la situación, comprometiéndose a no despedir personal.
Por último, la empresa textil Alpargatas suspendió sus actividades a fines de junio, por 15 días, ante una caída en sus ventas. La empresa situada en Aguilares, Tucumán, adelantó las vacaciones a 1.700 trabajadores, para no tener que suspenderlos. Es la cuarta suspensión de actividades en los últimos 9 meses que se realiza para evitar una acumulación de stock, como consecuencia de la baja cantidad de ventas.
El gobierno se dio una política frente a todos estos tipos de problemas que fueron surgiendo en estos meses. En el caso de las industrias exportadoras, cuando los problemas son con Brasil, se trata de negociar el levantamiento de las barreras a las importaciones desde ambos lados. Las restricciones que se imponen con las licencias no automáticas permiten parar el ingreso de productos por determinado tiempo sin tener que dar respuestas del por qué. Aunque no se resuelve de manera rápida, a la larga se termina negociando, como paso en la última cumbre del Mercosur.
Los problemas que no pueden resolverse se dan cuando la caída de la producción no se debe simplemente al encarecimiento o a las restricciones al ingreso de los productos. Este es el caso de la industria automotriz, que encuentra límites en la venta de sus unidades ya no por restricción al ingreso, sino por falta de demanda. Frente a esta situación, es evidente que los países querrán abastecer su menor demanda con producción local, por eso las barreras a la entrada de productos extranjeros.
Cristina sintetizó bien su idea de resolución de conflictos frente a la crisis en la apertura de Tecnópolis diciendo: “Cuando uno pone fuerzas, y los trabajadores, los empresarios y el Estado se ponen de acuerdo, es imposible fracasar”. De esta manera, en la intervención del Estado mediante subsidios, préstamos o intercediendo en las restricciones que pudiera llegar a tener la empresa en las ventas extranjeras, se ven principalmente las políticas anticíclicas. El objetivo de mantener el nivel actual de la producción y el empleo podrá darse mientras el margen de maniobra lo permita, es decir mientras se cuente con ingresos para destinar a créditos o inversiones, o se pueda negociar con los demás países respecto a las trabas que afectan la exportación de productos argentinos.