La primera radio cooperativa del país, FM En Tránsito, cumple sus veinticinco años de transmisión en la zona oeste del conurbano bonaerense. Hoy lo festeja con un homenaje y entrevista a Nora Cortiñas y transmisión en vivo desde la Plaza Cumelén de Castelar.
Corría el año 1987 cuando se fundó la radio. La primera salida al aire fue un 9 de julio en el 93.9 del dial. El proyecto surgido de la Cooperativa de Trabajo para la comunicación social, conformada desde el año anterior, daba sus primeros pasos. Actualmente, la Cooperativa ha creado dos revistas, una editorial, un espacio de comunicación y formación y la radio, que transmite de 8 de la mañana hasta la madrugada.
Hoy, después de 25 años de comunicación comunitaria, cooperativa y popular, quienes integran FM En Tránsito se encuentran de festejo. A partir de las diez de la mañana estará en los estudios de la radio Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo y vecina de Castelar, a quien brindarán homenaje por su lucha y compromiso con los derechos humanos. Se colocará una placa con su nombre en el estudio de radio. Luego, a partir de las 12 hs, transmitirán en vivo su programación desde la Plaza Cumelén de Castelar, ubicada en San Pedro y Los Incas, donde también estará la banda Los Peréz García.
Marcha entrevistó a la presidenta de la Cooperativa, Romina Coluccio, quien reflexionó sobre los objetivos de FM En Tránsito de cambiar el concepto de comunicación que se hacía en Argentina y los cambios en materia comunicativa en estos 25 años.
-¿Qué balance hacen del proyecto que iniciaron en 1987?
-El proyecto nació en un contexto absolutamente distinto. En el ´87 las comunicaciones eran como un rayo de bicicleta, concentradas desde la Ciudad de Buenos Aires a todo el país, recién nacían los medios comunitarios en Argentina. Era un contexto donde la información circulaba en un solo sentido y era muy difícil dar cuenta de la identidad territorial, regional. No había espacio, no había internet, las radios “truchas” estaban prohibidas. Nosotros decíamos que lo ilegitimo era la ley, no las radios pero todo el contexto era adverso. Hoy vemos que la lucha en la calles, en las escuelas, en los ámbitos institucionales, en fin todo ese proceso dio lugar a que hoy estemos en un contexto distinto. La sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual reconoce a los medios comunitarios como medios legítimos. Ahora empieza otra etapa: que eso se haga carne, se cristalice. Esa es una de las luchas que atraviesa nuestro proyecto.
-¿Cómo fueron los primeros años de la radio?
-No era fácil en los ´80 fundar un proyecto así. Hubo momentos críticos donde sólo se transmitía música, pero se logró permanecer y luego resurgir. Tuvo momentos de pico y caída. De alguna forma, entendemos que fue acompañando la historia del país. En los ´80 la apertura democrática y la necesidad de reencontrarnos, en los ´90 la resistencia al embate neoliberal. Desde el 2000 volvimos a refundar el espacio. Desde lo legal, logramos que el Comfer nos otorgara el reconocimiento junto a otras 125 radios por el servicio cultural que realizamos y la autorización de funcionar hasta que se normalice el espectro radioeléctrico. Esto nos dio tranquilidad y la seguridad de que no se nos iba a perseguir más. Anteriormente el miedo a que te decomisaran era constante. Varias veces tuvimos que mudar los equipos, funcionamos en un primer piso, con la radio bien escondida. Igual siempre fue central la legitimidad social y la relación con el barrio. Cuando nos iban a decomisar los equipos los vecinos nos alertaron con tiempo como para mudarlos.
-¿Qué logros visualizan en estos años?
– Uno de ellos tiene que ver con la transformación social que genera la radio. Es una escuela de comunicación. La radio nos forma y nos transforma. Nos obliga a trabajar de una forma distinta de la que estamos acostumbrados. Se forma un equipo de comunicadores que trabajan con los mismos valores y principios. La alegría se concreta cuando vemos el cambio en las propias personas que llegan con una idea y luego están atravesados por una serie de valores y prácticas que los van transformando y se forman con otro concepto de comunicación. En un medio masivo comercial uno sabe que tiene competir con sus compañeros. Acá eso se quiebra, hay que trabajar solidariamente y uno sabe que el trabajo de uno afecta directamente el trabajo del otro. Otra de las cuestiones tiene que ver con el proceso colectivo. Lo mejor y peor que te da la cooperativa es el proceso de discusión colectiva, que garantiza un proyecto democrático y participativo. Puede ser complejo y difícil pero tiene que ver con el proyecto que queremos construir. Dentro de la radio hay más de cien personas que participan por semana, que aportan y construyen el proyecto de comunicación en general. Por eso tenemos áreas, reuniones quincenales de la cooperativa, reuniones mensuales abiertas para discutir la línea editorial de nuestros medios de comunicación. No todos hacemos todo ni opinamos sobre todo, generamos espacios y procesos que permitan la gestión y la discusión colectiva de lo que hacemos.
-Con 25 años de trabajo y militancia, la radio generó una fuerte referencia en el oeste.
-Sí, para nosotros la radio debe funcionar como un articulador de las organizaciones, un puente entre los distintos actores de la comunidad. Y esto va desde las organizaciones culturales, deportivas, las expresiones artísticas, los grupos sociales y políticos de la zona, los partidos políticos. En los hechos, estamos en Castelar, partido de Morón, pero trabajamos con Hurlingham, Ituzaingó y Morón, que hasta 1995 formaban parte del mismo municipio. Después de la década del ´90 para nosotros la tarea fue ocupar el espacio: el espacio público, las plazas, las calles, las escuelas, volver a darle contenido a cada uno de los espacios que sufrieron y resistieron el menemismo. En ese sentido, la radio actúa transversalmente con todas esas expresiones de la comunidad. Nosotros abrimos el juego para que vengan a la radio, a dar a conocer su agenda, sus proyectos, sus denuncias. Hay expresiones de todo tipo y la radio es el catalizador de todo eso. Cuando los procesos se van consolidando se trata también de cogestionar acciones festivales con organizaciones, actividades, producciones. Por ejemplo, construimos un CD con producciones sonoras del ALCA con una organización de tierra y hábitat porque teníamos la misma preocupación y realizamos actividades conjuntas con HIJOS Oeste que derivaron en un programa de los compañeros en la radio. En fin, son muchas y diversas las articulaciones con la comunidad y nosotros entendemos que podemos aportar y participar desde nuestro ámbito, que es el campo simbólico, la disputa de sentido en un marco más amplio dentro del territorio.
-¿Cuáles son los desafíos actuales de FM En Tránsito?
-La radio, como parte de la cooperativa aún no es nuestra fuente de empleo. Es decir quienes trabajamos en la cooperativa aún no podemos vivir de esto, trabajamos en la docencia o en otros medios, pero no podemos vivir de esto. Ese es un desafío. También es la tensión entre un proyecto rentable económicamente y los valores del proyecto que nos proponemos llevar adelante. Nosotros hacemos las cosas que nos contienen. El mercado tiene otras reglas y no queremos adaptarnos. Por ejemplo, en la radio tenemos publicidad, fue algo debatido, pero decidimos que tener publicidad no nos condicionaba, no podía condicionarnos el mensaje. Ahora bien, cuando vino el partido de Patti a poner publicidad nos negamos. Y en la década del ´90, cuando estábamos en la lona y una iglesia evangelista propuso comprar el espacio de la trasnoche nos negamos. Nuestro proyecto es claro. Es comunitario y cooperativo, tiene determinados valores. No vamos a hacer cualquier cosa para que sea más rentable.