Por Mauricio Polchi
Lejos de la violencia y los escándalos que propaga el mercado del deporte, la Copa América de Fútbol Callejero se disfruta en Argentina. Juegan hombres y mujeres que se mezclan en equipos combinados, no hay árbitros y, en lugar de dos tiempos, se disputan tres.
“Barra”, “Escándalo”, “Confesó”, “Justicia”, “Preso”. Aunque la noticia estaba relacionada con un evento deportivo, con esas palabras armaron el título principal de tapa del diario Clarín el miércoles 20 de mayo. “El barra del escándalo confesó y la justicia lo eximió de ir preso”, fue la frase que se utilizó para plantear el tema del día: “La noche más vergonzosa del fútbol”. La noticia se refería a la aparición de Adrián “Panadero” Napolitano, quien admitió atacar a los jugadores de River en La Bombonera, en el suspendido Superclásico de la Libertadores. Si ese es el fútbol que nos representa, entonces hay que buscar otro fútbol en alguna otra parte de la sociedad.
Justamente, el mismo día que aparecía esa portada de Clarín, un fenómeno sin precedentes comenzaba en Argentina. Porque la pelota, sin mancharse, sigue siendo una gran herramienta de convocatoria social para los sectores populares.
El potrero
Según cuenta la historia, entre otras cosas, los argentinos inventaron la birome y el dulce de leche. A esa categoría, incomprobable para muchos, se puede agregar la creación del fútbol callejero. “Esto nació hace 20 años en Moreno, a partir de un conflicto entre dos grupos por la disputa de un territorio en esa zona del conurbano bonaerense. Y nosotros como educadores populares empezamos a ver que, increíblemente, disminuían las agresiones cuando se juntaban en una cancha, en el potrero. Sin referí, sin juez, sin nadie que los regule, ellos se regulaban entre sí”, recuerda Fabián Ferraro, creador y secretario mundial del Movimiento de Fútbol Callejero (MFC).
“Nuestra propuesta siempre fue la de recuperar un espacio de protagonismo y diálogo entre jóvenes, en un contexto donde la violencia estructural atravesaba todas las relaciones”, detalla Ferraro sobre la estrategia de trabajo inicialmente impulsada por la organización Defensores del Chaco. A través de intercambios con otros líderes de la región, la metodología se fue expandiendo y fue adoptada por entidades de toda América Latina, como una respuesta a las tantas crisis que golpean el “ser joven” en el continente.
Las comparaciones con lo ocurrido el pasado jueves 14 de mayo en el estadio de Boca resultan inevitables. Para el promotor del MFC, “la parte jodida de la política se comió al fútbol, y tenemos que volver a recuperarlo para el pueblo”.
El encuentro
Los colombianos son los campeones del mundo del futbol callejero, título que conquistaron el año pasado en Brasil. “Venimos a llevarnos la Copa de nuevo”, afirma David, que vive en el barrio San Luis de Barranquilla. “El programa de nosotros trata el conflicto armado, de pandilleros y ex pandilleros. Y cuando los jóvenes ven que el programa sirve, que te ayuda a cambiar la mente, muchos se meten”, afirma el jugador cafetero. “A mí el fútbol me salvo la vida. Yo antes era un desastre, pero ya cambié”, revela con orgullo.
Los partidos callejeros tienen algunas reglas diferentes a las del futbol convencional. Por ejemplo, lo juegan hombres y mujeres mezclados, no hay árbitros y, en lugar de dos tiempos, se disputan tres. En el primero, los equipos establecen las reglas, en el segundo se juega el partido y en el tercero los jugadores dialogan sobre cómo fue el juego y si se respetaron las reglas que se habían acordado. Se ganan puntos tanto por goles como por respeto de esas reglas, por lo que no necesariamente será victorioso el equipo que más goles haya marcado. De esta forma, se alcanzan procesos de aprendizaje e inclusión social, recuperando los valores humanos con procesos comunitarios solidarios de transformación.
El torneo
Más amplia que la profesional, la Copa América de fútbol callejero se juega en Argentina. Participan 13 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú y Uruguay. Pero también asiste como invitado especial el europeo Catalunya. Sobre un total de 150 jugadores, en el caso de los futbolistas argentinos, se trata de dos combinados de chicos y chicas de asentamientos de Villa 20, Lacarra, Fátima, Soldati, Villa 31, Zavaleta, Villa 21-24 y Villa 1-11-14.
En 2005, Buenos Aires había sido sede del primer encuentro sudamericano y ya hubo mundiales en Alemania (2006), Sudáfrica (2010) y Brasil (2014).
El trofeo tiene el nombre de Nelsa Curbelo, una de las líderes sociales más relevantes de América Latina, cuyo trabajo con la metodología del “Fútbol Callejero en Educación para la Paz y la No-Violencia” recorrió el mundo, a tal punto que fue candidata al Nobel de la Paz en 2009.