Miles de mexicanos se congregaron frente al IFE el martes 4 de julio para denunciar el fraude electoral
Por Patricio Feldman. El 1º de julio se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en México. Las mismas estuvieron signadas por la sospecha de fraude: compra de votos, falta de urnas y más de tres mil incidentes electorales denunciados al Instituto Federal Electoral (IFE).
Con el antecedente del año 2006, donde Felipe Calderón fue nombrado presidente con un porcentaje muy pequeño de votos, el fraude institucional es una sospecha recurrente en México. La falta de credibilidad del IFE, la influencia de los grandes medios de comunicación (TV Azteca y Televisa) y un sinfin de irregularidades hacen creer nuevamente que el resultado de la elección estaba previsto con anterioridad a los comicios.
Apenas con el 15 por ciento de los votos computados, Enrique Peña Nieto se proclamó presidente y agradeció a Felipe Calderón el traspaso de mando y el reconocimiento de la victoria del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Con el 38,15 por ciento de los votos, superó a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por una diferencia de 7 puntos, cuando desde las principales televisoras se hablaba, previo a la elección, de una diferencia de dos dígitos.
Lo que es seguro es que el Partido Acción Nacional (PAN) quedó relegado al tercer lugar con el 25,40 por ciento de los votos, cuando también desde los medios de comunicación se lo consideraba como el principal contrincante de Peña Nieto. El pésimo sexenio de Calderón, la crisis económica y los más de 60 mil asesinatos por causa de la llamada “guerra contra el narco”, fueron factores determinantes para remover al PAN del Poder Ejecutivo.
Tanto el PRI como el PAN representan el núcleo duro del neoliberalismo, la oligarquía que hace 70 años se reparte el poder y cuenta con la complicidad de las instituciones viciadas del país: IFE, Corte Suprema de Justicia, Tribunal Federal Electoral, entre otras.
Durante la elección y el conteo de votos se dio una sumatoria de irregularidades de todo tipo. Compra de votos, falta de urnas, amenazas y actos de violencia, errores en el conteo y una denuncia sobre una posible quita de votos a AMLO durante la madrugada del 2 de Julio -cuando se efectuaba el conteo rápido conocido como el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP)- son algunos de los datos más relevantes. AMLO señaló que van a “agotar el procedimiento legal” y afirmó que “van a impugnar la elección, ya que nadie puede aceptar un resultado fraudulento”.
Por su parte, el movimiento de estudiantes y jóvenes YoSoy132, que participó con veedores en todo el país durante la jornada electoral, también realizó denuncias de fraude ante la victoria del candidato del PRI. Durante el día de ayer, una manifestación rodeó el IFE exigiendo una reunión con las autoridades de dicha institución para que den cuenta de la forma en que se llevó a cabo el conteo de votos. Si bien se relacionó con esta movilización al movimiento juvenil, voceros del mismo afirmaron que acompañaron la movilización pero que no fueron los organizadores. Así, han explicado que hasta el día de hoy, cuando está previsto que se reúna la Asamblea Interuniversitaria, YoSoy132 no anunciará su calendario de movilizaciones.
A estas denuncias de fraude se suma la del tope de dinero gastado en la campaña, que es otra irregularidad notoria: el tope es de 360 millones de pesos y se estima que Peña Nieto gastó más de 5 mil millones.
El pueblo mexicano y fundamentalmente la izquierda esperarán hasta hoy, miércoles, día en que se terminará de contabilizar los votos, para salir a la calle a protestar nuevamente contra el fraude. Una mancha más a la democracia mexicana. Ahora comienza la dura tarea de potenciar la construcción política de una alternativa de izquierda al neoliberalismo, el pueblo méxicano así lo demanda.