Por Laura Cabrera
El músico, compositor y cantante lanzó su primer disco: diez temas acústicos en donde poesía y música se combinan perfectamente con una justa variedad instrumental.
En su sitio de Bandcamp, Tomás Martini se presenta como “compositor, guitarrista, cantante y astronauta freelance”. En su ópera prima llamada Chau, Narciso, da la sensación de que se trata de un creativo de la canción, de un músico de esos para sentarse a escuchar y transportarse a donde a cada uno le gustaría estar. Quizá algo de esto pueda leerse en el segundo tema del disco, “Mudanza”, en donde dice “si buscás por acá, quizás/ si no estoy ya me mudé/ solo soy piel”.
Chau, Narciso es una mutación constante de sonidos entre los que se mezclan piano, guitarra eléctrica, bajo eléctrico, contrabajo, batería y vientos con letras ocurrentes que a su vez no son más que historias de la vida cotidiana y hasta un tanto sarcásticas, como el “Vacaciones pagas”, en donde las penas de lo que le pasa a uno pesa porque no le pasa al otro; o “Testigo falso”, en donde una persona no sabe a dónde ir, busca su forma, repasa su vida.
En todo el disco predominan melodías fusionadas dentro del jazz y el funk pero con un sello propio, fresco y bien logrado, ya que la mezcla de lo clásico con un nuevo estilo dio origen a una forma distinta de hacer música, muy presente en la nueva ola de artistas que surgen de esa búsqueda desprejuiciada y el hecho de entender la música desde el punto de partida de que todo es posible, tanto desde los sonidos como desde la poesía.
Dicen que lo bueno se hace esperar. Chau, Narciso tiene además la particularidad de haber nacido tras varios años de trabajo, ya que es un disco que comenzó a gestarse en 2012 y salió a la luz recién en 2015, lleno de historias como “Guarida”, “Me agarró sarampión”, o “Vuelta” y con artistas invitadas, como Florencia D’Elia (en “Entre primaveras”) y Mariana Baraj (en “Guarida”).
Lo cierto es que más allá del análisis que cada uno pueda hacer de este disco o la sensación que le atraviese el cuerpo a quien escuche, fue el propio Martini quien contó que este material surgió de una transformación personal y del estar en movimiento. Sin lugar a dudas, una transformación que dio como resultado bellas melodías y canciones con historias inocentes con las que cualquiera podría identificarse.
Chau, Narciso puede escucharse en http://tomasmartini.bandcamp.com/
Músicos:
– Daniel Schnock: piano y clarinete
– Mariano Cantarni: guitarra eléctrica
– Tomás Kidd: bajo eléctrico y contrabajo
– Javier Álvarez: batería
– Guido Kohn: cello
– César Guerson: saxo alto saxo
– Martín Schnock: trompeta y flugelhorn
– Franciso Milne: efectos de lavarropas en “Canción de Laverap”