Por Manuel Pérez Berro*
El 21 de abril se firmó la continuidad por tres años más de Ricardo Lorenzetti al frente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Luego, Horacio Verbitsky en la nota editorial del domingo 3 de mayo de Página/12 suscitó la discusión sobre algunas irregularidades en la elección, como la ausencia de Fayt cuando se tomó la decisión. Sin embargo, la Corte ratificó la elección y a Lorenzetti como autoridad. Para poder esclarecer un poco este debate, el editor del portal Todo sobre la Corte Valentín Tury Cornejo conversó con el programa radial La Revancha.
¿Qué conflicto hay por detrás de todo lo discutido en la semana?
Creo que hay un conflicto sobre la voluntad de tener una conformación de la Corte adecuada a los intereses del poder. Esa es una discusión que no tendría que llamarnos mucho la atención porque se da en todos los sistemas del mundo. Sí debería preocuparnos en qué términos se da esa discusión, y si se hace dentro de los límites de un debate público civilizado.
¿Y cómo influye en esta discusión la cantidad de miembros de la Corte?
Lo que pasa es que todos los debates que surgen sobre este tema son muy acalorados y con posiciones muy firmes. Entonces los argumentos muchas veces son cuestiones importantes, pero que se debaten como si se estuviera en un ámbito familiar donde nos echamos un montón de culpas y discutimos cosas, pero sin pensar demasiado por qué se dice lo que se dice. En este contexto, creo que es una preocupación cierta –y lo dijo Zaffaroni en una entrevista a Página/12– el tema del número en la corte. Yo diría que la Corte funcionaría mejor siendo más plural. Sin embargo, este debate se da en un marco donde tenemos cuatro miembros y donde está presente la posibilidad de que si se aumentaran los miembros, algunos podrían pensar en nombrar por sus intereses. Entonces esta discusión sobre la cantidad de miembros se desvirtúa políticamente.
De todo esto se desprende la conformación de la Corte en los orígenes del gobierno kirchnerista y las diferentes situaciones en las cuales se han visto relacionados. ¿Qué rol creés que jugó en este último tiempo de gobierno kirchnerista la Corte Suprema?
Yo creo que ha sido una Corte que estaba muy desprestigiada porque venía de la mayoría automática. Después continuó siendo muy activa, teniendo un rol comunicativamente muy activo, como las audiencias públicas o la presencia de Lorenzetti en los medios de comunicación. Eso ha sido revolucionario en el manejo de la Corte y tiene su razón en que necesitaba hacerse fuerte. También la Corte sacó fallos muy loables, referidos a derechos humanos, al trabajo y a lo ambiental, que la han revalorizado y puesto en un lugar de defensora de una sociedad que la necesitaba, pero sobre todo que le devolvieron el prestigio. Con el gobierno, la Corte se ha cuidado muy bien de seguir su propio programa para recuperar ese prestigio e intentando de no chocar mucho con el gobierno. En estos años, no fue necesariamente condescendiente, pero se ha cuidado de no atacar a las políticas centrales de este gobierno. Podríamos hablar de las políticas de lesa humanidad, de pesificación, o respecto al uso de determinadas facultades por el ejecutivo. No estoy diciendo que la Corte apoyó al gobierno, pero sí que en diez años, con un gobierno muy activo y muy fuerte, es evidente que hubo algunas rispideces. En otras palabras, han convivido muy bien y se han servido mutuamente, porque la Corte creció mucho y desde el punto de vista judicial el gobierno no ha tenido un gran enemigo. Claramente, no estamos viendo una “Corte opositora”.
Ahora que se llega al final de este período de gobierno y la discusión política es cada vez más fuerte, ¿puede quedar aislada la Corte Suprema teniendo en cuenta su rol fundamental?
No, no puede quedar afuera, pero deberían cuidarse un poco junto con el sistema político. La Corte debería tener una visión de mediano o largo plazo. Me parece que con todo este conflicto, la que más está perdiendo es la propia Corte, pero también nosotros, en la medida en que se vaya perdiendo ese prestigio y esa posición que fue consiguiendo. El efecto de si Lorenzetti renuncia o no, o de que el juez Fayt tenga o no la competencia para estar en el cargo, terminan minando la reputación del tribunal. ¿La Corte son tres personas que se juntan y mienten sobre una acordada? Todo esto requeriría bastante análisis, pero en el fondo, el resultado es que terminamos politizando o poniendo en la coyuntura una cuestión que nos termina comiendo a nosotros mismos porque nos quedamos con una corte que vale muchísimo menos que lo que valía.
Algunos sectores llegan a plantear la elección popular de los jueces por medio del voto o que tengan mandato por tiempo determinado, ¿cómo ves ese tipo de posibilidades?
La elección por medio de partidos me parece muy poco feliz, porque los jueces quedan muy atados y la experiencia internacional no es buena. Por ejemplo, en España, el tribunal constitucional estuvo parado durante tres o cuatro años sin que las fuerzas políticas se pusieran de acuerdo en el parlamento sobre quién tenía que nombrar.
El tema de que el término sea acotado y no vitalicio me parece que es una cuestión que se puede debatir. Sería bueno que sean períodos relativamente largos que engloben dos o tres presidencias y que sean renovables. La circulación de dirigentes hace bien como el no sentirse atado al sillón. Siempre y cuando tengan una duración mayor que un cargo electivo, me parece bien. Es una opción que se podría discutir, y a priori resulta valiosa.
* Programa radial La Revancha
Audio: http://www.ivoox.com/81-entrevista-en-este-conflicto-pierde-corte-audios-mp3_rf_4474166_1.html