Por Lucas Gorodneff
El próximo 7 de julio se realizarán las elecciones de comisión directiva y congresales por zona en UTE-CTERA. En un contexto de avance de la reforma neoliberal en educación en la Ciudad de Buenos Aires, se dirime la conducción de una herramienta fundamental de las y los docentes para empoderar la defensa y transformación de la escuela pública desde la perspectiva de los trabajadores de la educación. La Lista Multicolor resulta, en ese marco, una expresión de unidad de corrientes que trabajan por la recuperación del sindicato.
La Lista Multicolor en UTE parte de la base de las experiencias de unidad que se dieron en distintos puntos del país. En la Provincia de Buenos Aires, las elecciones de SUTEBA en 2013 marcaron un quiebre en la política sindical de la docencia. En aquella ocasión irrumpió en el escenario la unidad de un amplio marco de corrientes que planteaban la necesidad de un cambio por la independencia política del sindicato, su democratización y puesta al servicio de las luchas de las y los trabajadores de la educación. La recepción de esta propuesta fue grande en unas bases docentes críticas de las decisiones de la conducción de la Lista Celeste, que hasta ese momento negociaba con el gobierno provincial sin representar la voluntad de lucha contra las pésimas condiciones laborales, edilicias y de contención que se vivía –y se vive– en las escuelas de la Provincia.
El resultado en aquella ocasión fue el triunfo en 11 seccionales del sindicato. En las paritarias de 2014, donde el gobierno ofrecía salarios muy por debajo de la inflación los docentes de Provincia sostuvieron un paro de 17 días con una alta participación de las bases. Las 11 seccionales de la Lista Multicolor fueron el sustento de la creatividad y el empuje para que los sectores burocráticos no pudieran negociar a espaldas de los trabajadores apaciguando el conflicto.
En la Ciudad de Buenos Aires la docencia no consiguió oponer una fuerza capaz de frenar los avances en la reforma privatista de la educación que el gobierno del PRO impulsó durante los últimos ocho años. El Macrismo logró avanzar en los siguientes puntos estratégicos de su proyecto:
-La reforma del estatuto docente mediante la “Ley Abrevaya”, que instauró una nueva modalidad de juntas de clasificación en la cual se reducen los representantes gremiales y aumenta la cantidad de funcionarios estatales que las conforman.
– La creación de un instituto con la facultad de contratar instituciones privadas para la evaluación de los docentes de la Ciudad de Buenos Aires. Este parece ser un primer paso de cara a la profundización de la competencia en la carrera docente, siguiendo una lógica empresarial.
– La instalación del sistema de inscripciones online que, a pesar de su aparente fracaso inicial, se instaló en este 2015 sin mayores problemas para el Ministerio de Educación, mientras sirvió para: ordenar la matrícula escolar en función de la eficiencia económica y no en función de las necesidades de las familias y estudiantes –lo que implica a su vez el manejo del cierre de grados–, dificultar el acceso de los sectores populares a la escuela –aun hoy, en mayo, hay cientos de familias en las escuelas del sur de la Ciudad que esperan ingresar– y, por último, alejar a las clases medias de las escuelas públicas ante el grado de incertidumbre que implicó la inscripción.
– El gobierno contrató los servicios de la Universidad de San Andrés para dar cursos de liderazgo a los directores de las escuelas públicas, que paga con fondos públicos, al tiempo que vacía el Ce.P.A. Este centro funciona desde 1984 y fue una de las primeras escuelas de capacitación del país. Actualmente, se cambió incluso el nombre del Ce.P.A. por el de Escuela de Maestros; este cambio todavía no muestra sus verdaderas implicancias, pero da cuenta de un proyecto de cambio de la formación docente con los antecedentes de tercerización de la formación mediante institutos privados, que son cuna de las tendencias neoliberales en educación como lo son las universidades de San Andrés y del Salvador.
– El aumento sistemático del porcentaje en los subsidios a las escuelas privadas en detrimento al de infraestructura en educación pública en cada presupuesto anual votado en la legislatura en conjunto con otros bloques, entre ellos el del Frente para la Victoria.
Ante los evidentes avances del proyecto del PRO, las estrategias de la Lista Celeste que conduce UTE-CTERA parecen mostrarse obsoletas para la representación de los intereses de la docencia y el conjunto de quienes se identifican con la defensa de la escuela pública. En este escenario, la Lista Multicolor tendrá por delante el inmenso desafío de ampliar a toda la docencia su invitación a construir una UTE de lucha bajo los principios de independencia y democracia sindical y poner de relieve una estrategia alternativa para frenar la privatización y convertir al sindicato en un factor dinámico de transformación de la educación en favor de los intereses populares.
La Multicolor está integrada por las siguientes corrientes sindicales: Tribuna Docente-Lista Rosa Nacional, Corriente Nacional 9 de Abril-Lista Marrón, Agrupación Docente Estudiantil Simón Rodriguez , Trabajadores Docentes de Base-Lista Roja , Frente Popular Dario Santillán, El Desborde Educativo-Lista Rojo y Negro, Alternativa Docente-Lista Lila, Agrupación Enriqueta Lucero-Lista Azul y Blanca, TPR y Bachillerato Popular “2 de Diciembre”.