Por Leandro Albani
Traducción: Delil Delali
Un silencio abrupto pero sutil se despliega desde hace meses sobre Kurdistán, puntualmente en la región de Rojava, al norte de Siria y fronteriza con Turquía. Los combates entre las milicias guerrilleras de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG/YPJ) y los mercenarios del Estado Islámico (EI) prosiguen en aldeas y poblados. Cuando en enero de este año las fuerzas del EI fueron expulsadas de la ciudad kurda de Kobane, se inició un proceso de profundización de la revolución en esa región. Bajo la dirección del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), el norte de Siria vislumbra una nueva forma de hacer política. Por supuesto, los grandes medios de comunicación lo silencian de manera sistemática. Para esos medios, la parafernalia militarista de la Coalición Internacional (CI), encabezada por Estados Unidos y que bombardea la zona, es mucho más atractiva que la organización de los pueblos de diferentes nacionalidades que conviven en Rojava.
Melike Yasar, representante del Movimiento Internacional de Mujeres Kurdas (MIMK), dialogó con Marcha sobre un proceso abierto y en construcción, como el que se desarrolla en el Kurdistán sirio. El rol fundamental de las mujeres para construir la revolución, la influencia de la victoria en las otras regiones kurdas y el futuro en Medio Oriente fueron algunos de los temas analizados.
La resistencia de las mujeres
En la primera línea de combate están ellas. Los medios las muestran radiantes, casi como si fueran modelos publicitarias. Otra reducción mediática, intencionada y directa. Las mujeres kurdas, con sus fusiles al hombro, son parte fundamental de una revolución. Así lo resume Yasar: “La revolución en Rojava es una revolución de las mujeres. La libertad de las mujeres está en el centro del paradigma del sistema confederal. La resistencia de las mujeres en Rojava no empezó ahora, sino que es la consecuencia de la lucha de muchos años”. De esta manera, la referente del MIMK sintetiza el significado de las mujeres a la hora de implementar el Confederalismo Democrático en Rojava, la ideología que rige al PKK (PYD, en el norte de Siria) y que puso en un duro cuestionamiento las líneas políticas clásicas de Medio Oriente.
“La libertad de la mujer significa la libertad para el pueblo –asevera Yasar-. Antes del proletariado, las mujeres fueron el primer sector social reprimido. Todos los movimientos sociales y las revoluciones del siglo XX defendían el derecho de las mujeres, pero dejaban la solución para después de la revolución. Para el movimiento kurdo fue como una lección, analizó todas las revoluciones y definió que el problema de la mujer se va a solucionar dentro de la revolución y no después de la revolución”.
Al referirse a Rojava, Yasar explica que apenas un 10% de mujeres combaten contra el Estado Islámico, y que el resto se dedica a la construcción política y de una nueva sociedad, en medio de una feroz guerra de agresión. “En Rojava las mujeres fueron las fuerzas que armaron ese sistema confederal, no solamente con la lucha armada –afirma-.En el mundo se conoció solamente la lucha armada de las mujeres kurdas, pero esa no es la única realidad. El mundo tiene que saber que las mujeres que tienen las armas en sus manos, es como si tuvieran una lapicera también. La fuerza de las mujeres fue el cambio fundamental en Kurdistán”.
Rojava hoy
Reconstruir un territorio arrasado. Esa es la premisa del movimiento kurdo en el norte sirio. Y reconstruirlo en base al anti-estatismo, el comunitarismo y la inclusión democrática de los pueblos. Tarea difícil, pero que se mantiene en pie en Rojava.
Para Yasar, “después del triunfo en Kobane, en el pueblo y en todos los movimientos hay muchas más esperanzas. Igualmente, sigue habiendo guerra y muchos conflictos, y todavía la amenaza no desapareció”.
La representante kurda asegura que todos los países de Medio Oriente “tienen un plan distinto para Rojava”, mientras que el EI “no es un movimiento que pelea solamente contra los kurdos, sino que es una organización creada por los países capitalistas para reordenar” la región a su gusto. “Esto demuestra que el Estado Islámico no solamente pelea contra los kurdos, sino que pelea para destruir” el nuevo sistema que nace en Rojava.
“El pueblo tiene conciencia de ese nuevo modelo y lo defiende con todo lo que puede, porque es en el único modelo que se puede sentir libre y que le pertenece a ellos”, dice Yasar en referencia al Confederalismo Democrático. “Hay que saber y tener claro que ese modelo es anticapitalista, por eso los países capitalistas van a tratar de destruirlo”, manifiesta. Y agrega: “El Confederalismo Democrático no se construye después de la guerra, sino dentro de la guerra. Cuando empezó la guerra civil en Siria lo primero que se hizo fue echar a los hombres de Assad para construir ese sistema en Rojava. Ese modelo es el tercer camino, ni con el régimen de Assad ni con los grupos terroristas. El pueblo kurdo sabía qué traía ese nuevo modelo democrático con respecto a las mujeres, la juventud y para el pueblo todo”.
Desde mucho antes de declarar la autonomía en Rojava en 2013, el movimiento kurdo construyó el germen de lo que hoy se está viendo. “Para que pueda funcionar –explica Yasar-, en los barrios se dan seminarios para informar sobre este sistema, que se basa en que todos los pueblos puedan vivir juntos. En los barrios, en los pueblos, en los campos se construyeron asambleas. Dentro de este sistema, la libertad de las mujeres es una guía muy importante. Las mujeres le pusieron la dinámica a ese sistema y hay que verlo como la consecuencia de la lucha del movimiento kurdo desde hace 40 años”.
El impacto en Medio Oriente
“El pueblo de Medio Oriente, especialmente en los últimos años, está viviendo una cultura de resistencia con la cual quieren cambiar el sistema en el que están viviendo”, expresa Yasar. Sin dudas, en la región crecen las pujas internas y la injerencia de Estados Unidos. Los enfrentamientos entre los régimenes más ortodoxos, como Arabia Saudita y Turquía, con Irán y Siria marcan el último tiempo. En el medio, el pueblo kurdo busca su destino.
Los pueblos de Medio Oriente “quieren cambiar los actuales regímenes, pero todavía no hay una alternativa propia –remarca la representante del MIMK-. La resistencia del pueblo de Medio Oriente despertó respeto, pero en los ejemplos de Libia, Túnez y Egipto se vio la falta de alternativa. Por eso, el modelo de Rojava da mucha esperanza a muchos pueblos de Medio Oriente de que un nuevo sistema se puede construir. Los estados sin dudas no lo van a aceptar, porque el sistema es anti-Estado”.
Yasar asegura que “en Rojava no fue simplemente aprovechar el momento, sino que ese sistema ya tenía una base. No podemos negar que la guerra civil en Siria nos dio la oportunidad de poner a funcionar ese sistema, pero también de defender esa tierra porque en ese momento el pueblo kurdo lo necesitaba. Sabíamos que la decisión que iban a tomar los países imperialistas iba a afectar de forma negativa a los kurdos, pero un triunfo en Rojava afectó al pueblo kurdo de forma positiva”.
Las incógnitas sobre lo que sucederá en el Kurdistán sirio y su influencia en la región siguen latentes. Algo nuevo parece emerger en la Media Luna Fértil, pero alrededor acechan peligros y contradicciones. Hasta ahora, la mayor defensa a la revolución en Rojava la dan los propios pueblos que habitan ese suelo. La fuerza para consolidar ese proceso definirá el futuro.