Marcelo Tomaselli, quien violara y asesinara a Carla Figueroa el año pasado, fue condenado a prisión perpetua. Los jueces afirmaron que sintió “satisfacción” al matarla.
Los jueces Florentino Rubio, Fabricio Losi y Juan Alberto Abraham del Tribunal Oral de General Pico, La Pampa dictaron ayer cadena perpetua para Marcelo Tomaselli por el asesinato de Carla Figueroa el 10 de diciembre del año pasado, bajo la carátula de “homicidio agravado por el vínculo”. Los jueces declararon, al dictar sentencia, que no confiaron en la declaración del imputado que alegaba haber cometido el delito en un estado de “emoción violenta” y no recordaba el momento del asesinato. Las sospechas las generó el hecho de que sí recordara otros detalles de esa noche, que el día anterior había robara un cuchillo de la casa de su madre y que después de cometer el crimen se sentara a fumar un cigarrillo mientras esperaba que llegara la Policía. También se basaron en el testimonio de la madre de Tomaselli, quien dijo que apenas la mató se acercó a la habitación al escuchar los gritos del nieto y su hijo decía: “Ya está, ya está” y “mi corazón está aliviado”. Estos detalles, según los jueces, “no se compadecen con un estado emocional que no le permite recordar lo sucedido” y que “indican un sentimiento de cierta satisfacción por lo realizado”.
A la semana de salir de prisión tras 8 meses de encierro por la violación de Carla, Tomaselli la apuñaló once veces enfrente de su hijo de tres años. Esto había sido posible porque los jueces Carlos Flores y Adolfo Jensen -con el disenso de Pablo Balaguer- accedieron al pedido de aplicar la figura del “avenimiento”. Esta establecía la extinción de la acción penal si la víctima accedía a casarse con su violador. La muerte de Carla Figueroa generó gran conmoción social y, producto del conocimiento de los hechos, en marzo de este año la figura fue derogada del Código Penal.
El caso de Carla Figueroa se suma a una larga lista de hechos en los que el sistema no logra contener y, de hecho, permite que se siga reproduciendo la violencia de género. La derogación de la figura del avenimiento fue una pelea enorme del movimiento feminista y de abogados y abogadas comprometidos con la defensa de los derechos de las mujeres.