Por Marina Pandolfi* // Foto: ANRed
El TOC 4 condenó a Martín Santillán, ex pareja de la joven embarazada que murió en 2010 con el 85 por ciento de su cuerpo quemado. Sin embargo, gozará del beneficio de la prisión domiciliaria hasta que el fallo quede firme. “Consideramos que es una pena importante en relación al delito cometido, aunque no sea lo que se merece este hombre”, dijo la querella.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de Lomas de Zamora condenó a Martín Santillán a 20 años de prisión por el femicidio de su ex pareja, Fátima Catán, la joven de Villa Fiorito que en agosto de 2010 murió con el 85 por ciento de su cuerpo quemado. Sin embargo, el condenado no irá a la cárcel y seguirá con prisión domiciliaria hasta tanto la sentencia no quede firme.
Luego de que la semana pasada el TOC anticipara que habría un “veredicto condenatorio” contra el acusado, de 36 años, los jueces interpretaron que el delito por el que se lo acusó fue “homicidio simple en contexto con violencia familiar”, un avance en términos de reivindicaciones de género, aunque aún no se analice el hecho bajo la figura de femicidio. “Consideramos que es una pena importante en relación al delito cometido, aunque no sea lo que se merece este hombre. Si esto hubiera ocurrido con la reforma del Código Civil, probablemente la condena hubiera sido perpetua. Sin embargo, estamos satisfechos, aunque vamos a seguir en la lucha para que el fallo quede firme lo antes posible”, contó Alberto Palacio, uno de los abogados de la familia Catán.
Por su parte, Gabriel Juricich, el otro abogado querellante, sostuvo que “debe ser una condena ejemplificadora para que estos crímenes no sigan ocurriendo”. Aún así, ambos consideran que hay que “hacer un seguimiento” para que el Tribunal de Casación ratifique la condena y Santillán vuelva a la cárcel.
Desde que comenzó el debate, la familia Catán estuvo acompañada por allegados y distintas organizaciones políticas y sociales, que se hicieron presentes durante el proceso. El pedido era uno sólo: “justicia para Fátima”, cuya causa estuvo estancada durante dos años hasta agosto de 2012, cuando Santillán fue detenido y llevado hasta el penal de Magdalena. No obstante, un juez de garantías hizo lugar al pedido del imputado del beneficio de la prisión domiciliaria, alegando que otros presos lo golpeaban. Desde entonces, aguardó el comienzo del juicio oral en su contra desde su casa en Villa Fiorito.
A lo largo del proceso judicial, Santillán permaneció callado junto a su abogada y muy pocas veces se volteaba a ver a los únicos seis familiares que iban a acompañarlo. Por momentos, parecía ajeno a la situación y sólo se limitaba a mirar por la ventana o a estar cabizbajo. El día del “anticipo de veredicto”, estuvo apartado de su familia y miraba por la ventana. Hoy solicitó no estar presente.
Estefanía, una amiga de Fátima, tiene su propia cajita de recuerdos. En ella está guardado el día en que se conocieron, en el curso de barman, y las noches que compartieron juntas trabajando atrás de la barra del boliche Poupeè. También están las charlas con mates de por medio en casa de alguna. “Ella era una chica muy alegre. En los cumpleaños, era la que le gustaba encargarse de hacer la torta o la que nos peinaba y maquillaba a todas para salir. Era re coqueta ¿viste? Cuando quedé embarazada de mi primer hijo, ella fue la primera que lo supo, la primera a la que quise contarle. Me quedo con esos recuerdos, aunque el día que la tuve que despedir no me lo olvido más”.
“Veredicto condenatorio”
Durante la lectura de los alegatos, realizada el martes 22, los miembros del TOC Eduardo Bancheri, Marcos Martínez y Darío Segundo no estuvieron presentes y fue el secretario del Tribunal el encargado de comunicar la decisión unánime de dictar un “veredicto condenatorio” contra el femicida Santillán. En la etapa de los alegatos, la fiscalía había pedido una pena de 22 años de prisión efectiva, mientras que la querella solicitó 25 años y la defensa, la absolución.
El 18 de agosto de 2010, Fátima Catán fue llevada al Hospital Evita, de Lanús, con quemaduras graves en el 85 por ciento de su cuerpo. Quien la llevó hasta allí fue su entonces pareja, Martín Santillán. “Decile, decile que te quemaste limpiando unos CD”, instó a Fátima en ese momento, según relataron los testigos.
La joven murió tres días después y nunca pudo contarle a su familia ni declarar ante la Policía qué fue lo que había ocurrido. Pero su familia siempre tuvo sospechas. La batalla judicial apenas había comenzado.
Varios testigos que declararon en la causa sostuvieron que hubo una “destrucción de evidencias” con las que se pudo haber reconstruido el caso por “homicidio en contexto con la ley e violencia familiar”. Dos años después se le dictó a Santillán la prisión preventiva en la cárcel de Magdalena, aunque más tarde saldría por decisión de un juez de garantías para cumplir con la prisión domiciliaria hasta la llegada del juicio oral en su contra.
*Adaptación para Marcha del artículo publicado originalmente en la Agencia de Noticias y Opinión (AUNO).