Por Andrea Sosa Alfonzo y Livia Almendary. Más de veinte bachilleratos populares nucleados en la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha, se manifestaron frente al Ministerio de Educación bonaerense para reclamar salario docente, becas estudiantiles, financiamiento integral y el reconocimiento de nuevas escuelas populares.
El pasado jueves 14 de junio y tras dos meses de recibir respuestas negativas por parte del ministerio de educación bonaerense, la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha se manifestó en la puerta del mismo para exigir respuestas a sus demandas. Con el cambio de gestión de educación de la Provincia de Buenos Aires a cargo de Silvina Gvirtz, los acuerdos previos retrocedieron, marcando un nuevo momento de inflexión en la lucha. Es por eso que diversos representantes de bachilleratos populares como Paulo Freire, 1° de mayo, El Cañón, Carlos Fuentealba entre otros, reclamaron la oficialización de sus escuelas, financiamiento integral y el reconocimiento de los docentes como trabajadores de la educación.
La movilización se encontró en las puertas del ministerio sobre la Av. 13 y 57 en La Plata, con una resistencia policial, intentos de disuasión y una larga espera con banderas y mucho ruido, en donde integrantes de la Coordinadora se reunieron con la subsecretaria de educación de la Provincia de Buenos Aires, Claudia Bracchi, y con asesores de la Dirección de Educación de Adultos para reivindicar el cumplimiento de los acuerdos firmados con la gestión anterior, y el seguimiento de las negociaciones de demandas históricas.
Mientras que los funcionarios plantearon una revisión de todos los convenios, incluso los ya firmados con la Coordinadora, argumentando además que “el reconocimiento de nuevos bachilleratos populares y la firma de los acuerdos que estaban en negociación con la gestión anterior representaban entrabes de presupuesto a sus políticas y programas, como el Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (Fines)” los miembros de la Coordinadora plantearon la necesidad de no retroceder en los avances logrados y recordaron que las escuelas populares tienen una definición y caracterización que los dista de cualquier programa lanzado desde la gestión, refiriéndose además al grado de incumplimiento que tales medidas tendrían sobre los títulos pendientes de los estudiantes que ya han egresado de las escuelas.
En consecuencia, una de las evaluaciones de los movimientos sociales al finalizar la reunión residió en que ese posicionamiento representaba un retroceso en la negociación que se venía construyendo entre provincia y las organizaciones que impulsan bachilleratos populares. Al referirse a nuevos programas y políticas en esos términos, la gestión de Gvirtz parece dejar en último plano el derecho de miles de estudiantes de esas escuelas populares –ya consolidadas, pero muchas todavía luchando por el reconocimiento del Estado– de acceder a un título oficial. Ese posicionamiento a su vez señala un punto de quiebre frente a las negociaciones que ya estaban en curso, como el salario docente, becas estudiantiles, financiamiento integral y reconocimiento de nuevas escuelas populares ya en funcionamiento. Frente a la situación de inconsistencia, se acordó una nueva reunión para el lunes 25 de junio, a las 14 hs.
Parte del debate que diversos actores de la educación popular vienen sosteniendo en uno de sus ejes; la lucha por la oficialización y reconocimiento del trabajo territorial de más de cuarenta escuelas populares a lo largo y ancho del conurbano y la capital reside en lo que menciona una de las integrantes de la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha, Celina Carrizo: “Hace más de una década los bachilleratos populares surgíamos como parte de las intensas luchas llevadas a cabo por nuestro pueblo con el fin de intervenir frente a la exclusión social y educativa de los jóvenes y adultos en nuestros barrios”. Es en este sentido donde el eje se transforma en motor de cambio y reafirma la síntesis de una experiencia educativa que contribuye a la construcción de sujetos libres y plausibles de transformar su propia realidad.
La Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha reúne hoy cuarenta bachilleratos populares de los cuales cerca de 20 están en la Provincia de Buenos Aires. Participan de esos espacios educativos más de un millar de estudiantes, cientos de ellos ya egresados (que por el retraso en la firma de los convenios y en su efectivización aún no tienen su título) y alrededor de quinientos docentes, la mayoría de los cuales todavía no cobran un salario que los reconozca como trabajadores de la educación.
Luchas y conquistas
Las experiencias de los bachilleratos populares se reconocen como escuelas públicas populares que junto a otros sectores educativos, luchan por una educación pública y popular. Desde esta perspectiva, las reivindicaciones históricas fueron el reconocimiento por parte del Estado, salarios para los educadores, becas para estudiantes y financiamiento integral de los espacios educativos.
Tras largos años de lucha, a fines de 2007 se obtuvo un parcial reconocimiento por parte del Estado. Pero recién en 2011 y mediante protestas y movilizaciones, se logró obtener una propuesta de “Convenio de Cooperación técnica”, que integra a los bachilleratos dentro de la órbita del Programa de educación para Adultos, Centro Educativo Nivel Secundario (CENS) e incluía además los salarios para los docentes de las escuelas reconocidas en el 2007. Dicho convenio sólo reconocería la existencia de cinco de todos los bachilleratos presentados.
En el 2012 la gestión de Gvirtz avanzó en cierto punto en lo que hace a lo administrativo burocrático, sin embargo no se tomó ninguna decisión política respecto de la situación de los bachilleratos de la Coordinadora, en su mayoría ubicados en el conurbano bonaerense en territorios de vulnerabilidad social.
Desde el 2001 y en el marco de la crisis social y económica que el neoliberalismo imprimió en la Argentina, las escuelas populares de la mano de las organizaciones sociales que las impulsaron, resistieron una lógica educativa privatista y de cierto vaciamiento de la escuela pública, que además basaba su experiencia en la tradición latinoamericana de la educación popular. Es así que surgieron en asambleas barriales, comedores, fábricas recuperadas y otros territorios como respuesta de los movimientos sociales a la enorme exclusión social y educativa enfrentada por jóvenes y trabajadores. Hoy llegan a un centenar los bachilleratos populares que existen en Capital Federal, Provincia de Buenos Aires y en el interior del país, además en permanente apoyo y solidaridad con otros sectores de la educación que a través de diversas gestiones en el ámbito de la ciudad, la provincia y la nación han sido golpeados en la lucha por el derecho a trabajar y estudiar en establecimientos públicos. Ese número sigue creciendo en función de las nuevas formar de organización popular y sus necesidades educativas.