Los conservadores se impusieron en las elecciones de ayer por mínimo márgen. Los números les permitirían formar un nuevo gobierno de coalición. Los grandes poderes económicos europeos se reponen del susto que les dio la izquierda griega.
Contrariamente a lo esperado, a la coalición de la izquierda radical griega Syriza no le alcanzó para quedarse con la victoria en las elecciones de ayer. Con un 29,5% de las preferencias, el conservador Nueva Democracia (ND) se impuso en los comicios del domingo, sellando la continuidad de la política de austeridad para el país helénico. Syriza se posicionó segundo con un 27,3%, un resultado que de todas maneras resulta histórico para la izquierda europea. En tercer lugar los socialdemócratas del Pasok, con un magro 12,3%, la gran desilusión de estas elecciones y que, sin embargo, todo indica serán parte del ejecutivo comandado por el líder de Nueva Democracia, Antonis Samaras. Los que se llevaron el premio sorpresa fueron los neonazis de Amanecer Dorado, que con su 7% lograron tener una representación parlamentaria importante, con 18 escaños.
Con este escenario, ND se quedará con 78 legisladores, más otros 50 de ‘premio’ por llegar primeros. Syriza tendrá 72, y el Pasok 33. Estos últimos, junto con los ganadores, sumarán 161 escaños y podrán formar un nuevo gobierno de coalición, por superar los 151 previstos por la ley, umbral que nadie había logrado superar tras las elecciones del 6 de mayo pasado, y que fue el motivo de la vuelta a las urnas de ayer.
Pasok y ND ya han gobernado juntos. De hecho, se trata de la coalición que guió el país a la firma de los tratados con la Troika, la triada conformada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, que han obligado a Grecia a fuertes ajustes económicos, disparando el desempleo, la pobreza y la protesta. De esos grandes movimientos de oposición al ajuste europeo se alimentó justamente la coalición Syriza, gran candidato para quedarse con el primer lugar, y que pregona la renegociación de los pactos con la Unión Europea y el cese de pago de la deuda para concentrar la economía al servicio de la recuperación de los derechos básicos de los griegos.
La victoria de la derecha no era para nada descontada. En el resultado infuyeron fuertemente las campañas de demonización que en toda Europa se levantaron en contra de la izquierda, especialmente con respecto a la permanencia de Grecia en el Euro. La posibilidad de que los helenos dejaran de pagar su deuda y buscaran una salida ‘por izquierda’ a la crisis, preocupó fuertemente los sectores conservadores europeos, temerosos de que los demás países en crisis del sur pudieran seguir el ejemplo de este ‘mal alumno’. La prensa de todo el continente se dedicó en las últimas semanas a enumerar los peligros que pudieran acechar a todos los europeos en caso de una victoria de la izquierda en Atenas. Entre ellas, hicieron especial hincapié en la decisión de Syriza de renunciar al Euro para volver al Dracma, algo muchas veces desmentido por el mismo partido, especialmente tras la publicación de una encuesta que aseguraba que el 87% de los griegos no querían saber nada de salir de la moneda comunitaria.
Tras los resultados de ayer, se disipa la posibilidad de un ejecutivo de izquierda, compuesto por Syriza, la Izquierda Democrática Dimar -que logró el 6,2% de los votos y 17 legisladores- y el Partido Comunista Griego (KKE) -4,5% y 12 escaños-. Éste podría ser el principal bloque de oposición, aunque los socialdemócratas del Pasok exigirían a ND incluir una fuerza de izquierda en el ejecutivo, y todos los indicios conducen a la Izquierda Democrática Dimar.
Por otro lado, el líder ganador, Antonis Samaras, quien a todas luces será el próximo primer ministro griego, aseguró ayer que “el pueblo griego votó por que Grecia permanezca en el euro, el país no tiene un minuto que perder. No podemos seguir con la ciudad a la deriva. Instamos a todas las fuerzas políticas que comparten el objetivo de mantener al país en el euro a participar en un gobierno de unión nacional”.
Desde el comienzo de la crisis en 2010, Grecia recibió un total de 347.000 millones de euros en concepto de ayuda económica, o ‘rescate’ en dos tandas. Las principales economías europeas, Francia y, en mayor medida, Alemania, son quienes dirigen políticamente los propósitos de los rescates y las medidas que Atenas debe realizar a cambio. La desestabilización o default griego podría ocasionar un efecto en cadena muy preocupante para el sur europeo, y es por esto que la eurozona partidaria del ajuste respira hoy más tranquila. Los grandes poderes europeos saben que ahora la economía griega está de vuelta en sus manos, y podrán gestionar el incendio a gusto y piacere.