Por Francisco Longa
Luego de la primera ronda en Salta, donde el kirchnerismo ganó ampliamente, los datos del escrutinio de ayer en Santa Fe dejaban a Miguel del Sel, del PRO, como primera fuerza, seguido de cerca por el oficialista Frente Progresista. En Mendoza, el radicalismo ganaba ampliamente y se destacaba la izquierda como tercera fuerza.
El domingo 12 de abril Salta inició con sus PASO el calendario electoral. El triunfo de Juan Manuel Urtubey confirmó una mala noticia para las oposiciones: el kirchnerismo aún tiene arrastre como marca electoral, le ganó ampliamente -con más de 13 puntos de diferencia- a la alianza entre Romero y Olmedo y consolidó su poder en La Linda. En la capital salteña ganó el candidato de Massa y la noticia la dio el Partido Obrero, que quedó tercero con más del %7 de los votos. Si bien en la anterior elección legislativa el PO había tenido una mejor performance, no es desdeñable consolidarse como tercera fuerza en una provincia entendida como ‘conservadora’, sobretodo en una elección ejecutiva.
El kirchnerismo festejó el triunfo -viaje de algunos precandidatos presidenciables a Salta de por medio-, que sin dudas otorga aire para el oficialismo y sienta un precedente no menor: ni las fuerzas del PRO y el Frente Renovador aliadas pudieron hacerle viento a la tromba urtubeicista en Salta. Esto generó una marginación de la noticia por parte de las tapas de los medios masivos de comunicación y la conmoción de algunos comunicadores del establishment que se alarman ante cada paso en falso de la oposición. Fue el caso de Nelson Castro, por ejemplo, que editorializó su programa en la radio advirtiendo la necesidad para la oposición de presentar candidatos más potables para frenar al kirchnerismo, con tono de honda preocupación; las sugerencias de Castro al PRO y al FR tenían tono de súplica.
No obstante, no todas son rosas en el camino de este triunfo del FPV. Urtubey no ha sido un aliado cómodo en estos años para Cristina y siempre se lo vio con demasiado juego propio. No es cristinista puro y si bien sabe ampararse en el FPV, no tardó en hacer declaraciones respecto de que ‘no se había elegido un delegado de la Casa Rosada’ sino un gobernador para Salta. Urtubey sirve como muestra de un panorama más amplio que enfrenta el kirchnerismo, el de los candidatos triunfantes pero con perfil incómodo. Ultra católico y conservador, sobre todo en temas referidos a la diversidad sexual, pero capaz de parecer progresista al lado de los candidatos que presentó la alianza PRO-FR en Salta: el ex caudillo neoliberal Romero, responsable de un sin fin de represiones a los desocupados de su provincia y Olmedo, acusado de promover el trabajo esclavo.
Pero ayer la oposición pudo tomar revancha en dos provincias de desigual peso electoral: Santa Fe y Mendoza. En tierras del socialismo de Bonfatti, el oficialismo, desgastado después de incapacidad para controlar el avance del crimen organizado en la provincia (31,3%), estaba perdiendo frente al ‘capocómico’ Miguel Del Sel (35%), candidato del PRO. El FPV ubicaba a Perotti (22%) en un tercer lugar y un massismo casi diluido terminaba el cuadro con Buzzi en menos de dos dígitos.
Otra buena noticia, aunque predecible, llegaba para la oposición desde Mendoza. Allí la UCR con Cornejo ganaba ampliamente (%54) la interna, mientras el kirchnerismo se alzaba con un 29% sumando a sus tres candidatos. Al igual que en Salta, el Frente de Izquierda daba la nota y se consolidaba como tercera fuerza: la joven Noelia Barbeito llegaba al 9%. Aunque esta provincia representa apenas un 4% del padrón nacional, Cobos intentará capitalizar el triunfo como obra y gracia de la construcción histórica del Radicalismo. Así se interpretaba la foto del triunfo de la UCR en Mendoza, en la que se buscó que ni Macri ni Massa aparecieran, aunque ambos apoyaron a la fórmula triunfante.
Próxima estación: Capital Federal
El calendario electoral marca para el próximo domingo 26 una batalla central en el mapa político nacional; el terruño del PRO se pone a prueba una vez más. En el debate televisivo de la semana pasada entre Larreta y Michetti, el actual jefe de gabinete de Macri buscó resaltar su perfil de gestión y su supuesta capacidad de ‘dar respuestas concretas’ a la gente, mientras que Michetti intentó -con pocos resultados- enmarcar su propuesta en un imaginario que mezclaba managment con visos de autoayuda. Tanto la propuesta de la ‘gestión’ como la del ‘liderazgo’ son expresiones de un mismo paradigma político: el de la despolitización de la actividad política, donde los hechos se situarían por encima de las ideologías; heredero del consenso de Washington y el neoliberalismo.
Con un trecho de ventaja muy considerable corre el PRO en la CABA. El resto de las fuerzas lo mira desde atrás. Así puede entenderse el hecho de que, perdido por perdido, las fuerzas apunten a presentar candidatos duros, que expresen el paladar negro de sus preferencias políticas. El kirchnerismo, que no quiere dar por perdida la capital, se esfuerzan por demostrar que ‘Buenos Aires no es esquiva al peronismo’. Intenta con guarismos y aritmética desmontar una imagen que, real o no, ya tiene una carnadura innegable. Massa colocó a un candidato casi desconocido, o sólo conocido entre los pasillos de la city porteña: Guillermo Nielsen, una figura que expresa una línea dura dentro del ámbito de los economistas liberales.
Por su parte, el Frente de Izquierda presenta este año la novedad de haber abierto sus listas en la Capital Federal. Esta apertura hacia un conjunto de organizaciones sociales y movimientos populares, que eran renuentes a la participación electoral, fue celebrada por un conjunto amplio de intelectuales y personalidades de la cultura. De esta forma, esta elección tendrá para el FIT una característica distintiva. Completan el panorama electoral el Camino Popular, de Claudio Lozano, y Autodeterminación y Libertad, de Luis Zamora, que, como es costumbre, se presenta en soledad.