Por Nadia Fink y Francisco Farina.
En el marco de la cobertura de las elecciones 2015, Marcha entrevistó a Juan Monteverde y a Pedro “Pitu” Salinas, precandidatos a concejales por el Frente Ciudad Futura ante las PASO del próximo 19 de abril.
En el Frente Ciudad Futura, que nació en marzo de 2013, confluyen dos de los movimientos territoriales más importantes de la ciudad de Rosario, que llevaron el barrio a las instancias institucionales, para torcerle el brazo a los poderes. Juan Monteverde es uno de los fundadores del Movimiento Giros. Desde la defensa de las tierras en Nuevo Alberdi investigó y denunció el proceso de privatización de la periferia de la ciudad y el rol de las corporaciones locales en el modelo Rosario. Pitu Salinas es Fundador del Movimiento 26 de Junio – FPDS. Militante barrial de Villa Moreno, protagonista en la lucha por el esclarecimiento del Triple Crimen, fue la voz de los territorios en la infatigable pulseada contra la estigmatización y la impunidad narco-policial. Además de Gabriela Durruty como precandidata a intendenta, en el FCF el resto de las y los precandidatos a concejales provienen de la militancia social y territorial, entre quienes se destacan Lita Gómez y Eduardo Trasante (respectivamente madre de Claudio Suárez y padre de Jeremías Trasante, víctimas del Triple Crimen de Villa Moreno).
¿Cómo se dio la confluencia de los movimientos Frente Popular Darío Santillán y Giros en un frente articulado?
La confluencia entre los Movimientos se dio –y en gran medida se sostiene y profundiza– porque el proceso de articulación se erige principalmente desde la práctica política. Somos Movimientos que expresamos lógicas de construcción muy similares, que tenemos una identidad y un lenguaje compartidos, y que en la ciudad de Rosario pudimos visibilizar dos enormes problemáticas estructurales, como lo son el déficit habitacional y la profunda crisis de Seguridad Pública que vivimos. En este marco, el proceso de confluencia se dio de una manera muy natural: ambos Movimientos siempre tuvimos en claro que no sólo queríamos denunciar o impugnar los aspectos de esta sociedad que nos parecen injustos, sino que veíamos la necesidad de construir en los territorios nuevas institucionalidades que prefiguren una alternativa superadora. Y algo muy emparentado con esta lógica fue la afinidad con la que discutimos allá sobre finales de 2012 qué debía suponer una incursión electoral: teníamos en claro que la tan mentada “unidad” no necesariamente se corresponde con un acopio de siglas, con tradiciones y prácticas políticas casi dicotómicas que conviven en una coyuntura electoral para hacerse pedazos a los dos años. Por el contrario, desde el primer momento supimos que el desafío era demostrar (no a un reducido círculo militante, sino a la sociedad toda) que estos procesos se pueden hacer de otra manera, que no es imprescindible un aparato o grandes corporaciones que financien un proyecto político, sino que amprados en nuestras construcciones de base, en una militancia incansable, podíamos mostrar una alternativa real a la actual hegemonía del Partido Socialista y el PRO. Tan equivocados no estábamos: 20.000 rosarinos, en el 2013, apostaron a este proyecto, ubicándonos como la fuerza política, sin representación parlamentaria, más grande de la ciudad. Y creemos firmemente que este año vamos a ingresar al Concejo.
¿Cuáles son los puntos destacados de su propuesta electoral y de construcción cotidiana?
En principio en que no nos quedamos en los diagnósticos, o en las denuncias, sino que construimos cotidianamente proyectos territoriales que puedan abordar esta situación. No hay muchos que puedan decir esto: cuando consignamos que los pibes de las periferias están prácticamente expulsados de las escuelas, que han dejado de ser instituciones que los contienen y les brindan identidad, también podemos decir que somos los únicos Movimientos que sostienen las únicas dos escuelas de Gestión Social de la Provincia de Santa Fe, con más de 200 pibes y pibas terminando sus estudios secundarios en ellas. Cuando decimos que la cuestión de la inflación es un problema, ponemos a andar la “Misión Antiinflación” que es un proyecto donde más de seiscientas familias están ahorrando hasta en un 40% en la compra mensual.
Así las cosas, tenemos dos proyectos fundamentales y que se arraigan en nuestras prácticas concretas: una propuesta que nosotros estamos llevando para el Concejo tiene que ver con la creación de una inmobiliaria pública. Es un proyecto que para nosotros es central, nosotros desde el Movimiento Giros hace años que venimos dando la batalla contra la especulación inmobiliaria por la disputa por la tierra. Con este proyecto inédito, podemos empoderar al Estado municipal para que empiece a intervenir de lleno en la cuestión de la tierra y la construcción.
Hay que generar, además, vivienda pública de alquiler, lo que pasa es que la cuestión del alquiler está monopolizada por el sector privado, el estado no construye para alquilar, entonces las reglas son las del mercado.
Por otro lado, tiene que ver con el hecho de que el Estado funcione como urbanizador porque su intervención valoriza determinadas zonas de la ciudad con obras públicas, con decisiones políticas.
De esa manera, las pautas que antes fijaba el sector privado, la empieza a fijar el sector público y entonces así se pueden construir viviendas para sectores trabajadores, para sectores medios y para sectores populares, porque la tierra está en manos del Estado. Esto viene a ser la madre de todas las batallas.
Y también estamos proponiendo una Ley General de Víctimas, que pueda abordar la gran crisis de Seguridad Pública que hoy azota a Rosario. La lucha ejemplar que dimos desde el Movimiento 26 de Junio en relación al Triple Crimen de Villa Moreno nos impulsó a pensar esta propuesta, que por un lado esquive y ofrezca otras ópticas de entendimiento a las consagradas formulas facilistas de mano dura y mayor presencia policial, y que por otro lado tampoco recale en la sobre-ideologización que solemos tener los espacios de izquierda en estos menesteres.
La Ley General de Víctimas, que será presentada como ordenanza municipal y ley provincial, busca que el Estado asuma la situación actual, y actúe sobre ella. Que así como garantiza derechos haciéndose presente en las distintas etapas de la vida (como la asignación universal por hijo, jubilación o educación gratuita) aparezca también y decididamente en una nueva realidad, un nuevo estado posible en la vida de los ciudadanos: ser víctima. Hoy, la víctima, en el peor momento de su vida, se topa con lo que sea tal vez el más alejado y cerrado estamento del estado: el poder judicial; o en su defecto, la policía. Ninguno de los cuales se caracteriza por la contención y la cercanía. Uno de los puntos destacables de este proyecto es poner el foco en las víctimas, una arista que se suele dejar de lado en los debates sobre seguridad
¿Qué caracteriza al FCF, de las otras fuerzas de izquierda que se presentan y porque no se logró confluir en un armado más grande? ¿Por qué se frustro lo de Del Frade?
Quizás las dos preguntas tengan la misma respuesta, y tiene que ver con una cuestión de concepción política. Es decir: el gran diferencial de Ciudad Futura respecto a los demás espacios de izquierda que se han conformado, es precisamente lo que llevó a frustrar “lo de Del Frade”. A estos dos Movimientos nos unieron acuerdos, objetivos y prácticas políticas compartidas; es decir: nos unificó un proyecto de futuro, sin fecha de vencimiento. Una forma de pensar y construir la política, de querer compartirla con todos y de sobrepasar el denuncismo congénito en ciertos espacios de izquierda. En el espacio de Del Frade, por el contrario, el único vector de comunión es, precisamente, la candidatura de Del Frade. Carlos en su momento tuvo dos propuestas: ser parte orgánica de un proyecto político que trascienda personalidades, que ponga los nombres propios en función de sueños colectivos; o, por otro lado, liderar un conglomerado de siglas que luego de las elecciones probablemente se rompa en mil pedazos. Creo que lo fundamental está ahí: Ciudad Futura hizo su propuesta, que versaba en superar las lógicas electoralistas y predisponerse a construir un espacio común que supera con creces la cuestión meramente electoral, y eso no fue posible. Nosotros, además, debemos ser coherentes con nuestro electorado, con los 20.000 rosarinos que apostaron a un proyecto que esté abierto a todos los que quieran participar en este sueño colectivo, y no a buscar de dónde sacamos un candidato de presumible unidad que nos deposite rápidamente en algún espacio institucional. Si de algo sabe Ciudad Futura es de sobreponerse a las adversidades. Nunca nada nos resultó fácil. Elegimos ser coherentes con nuestra historia, con nosotros mismos.