Por Mariani Mamani.
La primera ronda de las madres de desaparecidos de Ledesma cumplió 33 años. Mientras los reveses del sector judicial demuestran la sombra de la impunidad para juzgar a los cómplices civiles de la dictadura cívico militar, una charla con Eblogia, Madre en aquella ronda.
El 20 de julio de 1976, en el Apagón en Calilegua, Eblogia fue secuestrada junto a sus hijos durante la dictadura cívico militar y eclesiástica. “No quiero que me devuelvan los huesos, quiero a mis hijos”, dijo ante el Tribunal Oral Federal, en su testimonio en 2013, a 37 años de la dictadura cívico militar.
Eblogia es una de las primeras Madres que organizaron las rondas en la plaza de Libertador General San Martín, las marchas fundantes de pedido de justicia y la aparición de los detenidos desaparecidos. En esa localidad, donde hubo cerca de 400 detenidos y son 33 detenidos desaparecidos de Ledesma, El Talar, Calilegua tras los Apagones de julio de 1976. El poder del Ingenio Ledesma y las fuerzas represivas actuaron sistemáticamente.
Eso refleja la imagen que acompaña esta nota, aquella primera ronda de 1982 en Ledesma. Encabeza la marcha Eblogia Rita Garnica y a su lado, Francisca “La Gringa” Consalvo de Coronel.
“La Justicia, sólo para algunos, para los que tienen poder adquisitivo”
Hoy Eblogia Cordero de Garnica, a sus 83 años, transmite energía a pesar del sufrimiento. Solo pide más años de vida para encontrar a sus hijos Domingo, Horacio y Miguel. La dictadura se los arrancó.
Nombrarlos le provoca una angustia muy grande; sus hijos son lo más importante, aunque hoy comparte su vida con sus bisnietos, hijas y compañeros, amigos que se acercan a visitarla. Ese vacío que tiene en su mirada necesita justicia, espera encontrarlos.
Recordar lo que padeció le atraviesa el alma, con la memoria intacta con el dolor que arrastra a tantos años de impunidad, reafirma cada secuencia en su memoria. Ella casi no cree en la justicia. Después de tantos años sin respuesta, aún sigue con miedo de que la maten pero también está convencida de que “la justicia no es igual para todos, solo para algunos, para los que tienen poder adquisitivo”.
“No me puedo olvidar, tengo 83 años, no quiero recordar todo lo que he pasado. Esto me va matando poco a poco, por eso no quiero. Estoy ciega, renga, estoy con bastón”, así cuenta mientras nos atiende en ese marco de cansancio, y agrega: “¿Qué quiere saber?”. Es una ventanita para entrar en su historia, historia de todos.
Su compañero, Donato Garnica, fue el fundador del Sindicato de Calilegua, fue detenido en 1974 y permaneció en prisión durante ocho años.
“Salí de Devoto y me vine acá a Calilegua. Olga de Aredez –esposa del Dr. Luis Aredez detenido-desaparecido– me buscaba para que yo contactara a las otras madres, porque ella no las conocía”, relata.
Eblogia colaboró en ese entonces para que se reunieran las Madres y los familiares, para buscar justicia desde esta localidad tan golpeada.
De a poco, han sido muchas las mujeres que se fueron reuniendo con valentía para pedir justicia y para buscar familiares en Libertador. “Muchas madres hemos sido, tengo fotos. Por la marcha Tradicional de la noche del Apagón, siempre he peleado para que sea el 20 de julio, como fue el primer Apagón; después si hubo otro apagón no sé. Yo ya estaba adentro detenida, me acuerdo bien clarito. Entonces tienen que preguntar a la gente que estaba afuera, porque a mí me llevaron al Campo de concentración de Guerrero (ubicado a 15 km de la capital jujeña), diez días y después en la cárcel de Jujuy y luego a Devoto. No sé qué ha pasado”, cuenta humildemente.
Años de lucha suma esta Madre. Su legado es rastro a seguir, como musita la copla que vuela por la puna desde hace años…
Ahi viene la Rita Garnica, marchando de Calilegua
preguntando por sus hijos, solo el silencio contesta
y nos regala una ronda de esperanzada,
dice que si nos quedamos, no cambia nada
Y hay que seguir y seguir y andar y andar
hasta que Dios o el Diablo nos venga a buscar
hasta que Dios o el Diablo nos venga a buscar
Ahi viene la Rita Garnica, marchando de Calilegua
todo el dolor de su cuerpo, se volvio lucha sin tregua
Con telitas de colores, le hizo un vestido a la vida
para arropar los derechos, como Donato quería
Y hay que seguir y seguir y andar y andar,
hasta que Dios o el Diablo nos venga a buscar
hasta que Dios o el Diablo nos venga a buscar
Y hay que seguir y seguir y andar y andar,
porque si nos quedamos, no cambia nada