Por Redacción Marcha. Un nuevo aniversario del golpe genocida nos encuentra de pie y marchando. Y en ese camino que se desanda, un puñado de reflexiones acompasadas y colectivas mientras el horizonte sigue siendo el de los derechos humanos.
Motivos para estar en la Plaza de Mayo, en el acampe QOM en la 9 de Julio, en el Congreso. Motivos para vestir de rojos o violetas furiosos, de whipala rebelde o de celeste cielo. Motivos de ayer y de hoy pensando en el mañana. Motivos para la Memoria, para la Verdad y la búsqueda de Justicia. Motivos para que esta joven Democracia se torne de hecho diversa y deje de lado la oscura inercia hacia la represión, el encarcelamiento y la complicidad con los poderosos.
Motivos que se repiten y motivos que se renuevan de la mano de la pulsión social. El recuerdo, el reconocimiento, el pedido de justicia por 30.000 que fueron desaparecidos y nos faltan, que no están. Por las compañeras y los compañeros que dejaron su vida en la construcción de una sociedad mejor, porque también nos legaron una huella para que sigamos andando a pesar del paso del tiempo. Ese tiempo que cumple ya 39 años. Un nuevo 24 de marzo en las calles.
Ni olvido ni perdón a los genocidas (ni a sus cómplices)
En estos casi 12 años de kirchnerismo, el Estado abrió una puerta por la que se venía luchando desde el regreso de la Democracia: la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final y el juzgamiento a los militares de la última dictadura cívico-militar. Sin embargo esto no es suficiente y la recuperación de los Derechos Humanos por los crímenes de ayer no puede dejar de lado la reivindicación de los Derechos Humanos en los delitos o en las omisiones de hoy.
Para la marcha convocada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, los motivos y la energía para señalar las contradicciones fueron claros: el rechazo a la designación de César Milani como Jefe del Ejército, por ser parte del Proceso de Reorganización nacional en 1976 y estar involucrado en, al menos formalmente, la desaparición del colimba Alberto Ledo (quien además era su asistente); a la designación de Sergio Berni como Secretario de Seguridad; el pedido de derogación de la Ley Antiterrorista y del Proyecto X, que permiten reprimir y encarcelar a quienes protestan por sus derechos. Todos reclamos en directa relación con las legislaciones y la designación de funcionarios de gobierno.
En la cotidianeidad del pueblo y en las pintadas, carteles y cantos de la marcha, los motivos que ya conocemos: van faltando algunos más, también desparecidos y desaparecidas. Julio López, desaparecido desde hace más de ocho años por integrantes de un Ejército que no termina de desarticular su poder para el terror; Florencia Penachi y Marita Verón, secuestradas por redes de trata que integran, en complicidad con el poder político y judicial, las fuerzas policiales; esos mismos policías que mataron y desaparecieron por años a Luciano Arruga por no querer robar para ellos. Aquellos que reprimen la protesta o liberan zonas en los barrios periféricos para que los narcos se enfrenten abiertamente.
Atacar al “partido judicial”
La primera marcha, afín al kirchnerismo y que se alineó tras la consigna “Defendemos las victorias y vamos por más democracia”, tuvo la impronta de anteponer la “continuidad del proyecto”, transformado en lema ante la falta de un candidato representativo K.
Los rumores de la calle alucinaban con que en el último 24 de marzo de Cristina Fernández de Kirchner como Presidenta de la Nación, ella podría ser quien cerrara el acto ante las agrupaciones y centrales obreras oficialistas que llegaron a concentrarse desde el mediodía en la Plaza de Mayo. Sin embargo, fallas en el sonido atentaron contra esa posibilidad.
“A más de 30 años de recuperada la democracia en la Argentina, es lamentable observar que un sector del Poder Judicial sigue actuando en defensa de los grupos económicos y financieros concentrados de la economía, fuertemente ligados a empresas mediáticas. Así lo atestiguan recientes decisiones judiciales en los casos de Papel Prensa, beneficiando a Ernestina Herrera de Noble, a Héctor Magnetto y a Bartolomé Mitre; en el Juicio en Bahía Blanca a Vicente Massot; y en Jujuy, por el caso Ingenio Ledesma, a Carlos Pedro Blaquier”, se escuchó.
Que el futuro no sea de los poderosos
Hoy recorremos calles pre- eleccionarias en todo el país. Respiramos aires de quiebres y reflexionamos sobre qué continuidades elegiremos sostener como pueblo. ¿Cómo serán las marchas del 24 de marzo del año que viene cuando se cumplan 40 años del golpe dictatorial?
Sabemos que quienes marcharon el 18F no estuvieron ayer aquí, en ninguna de las dos marchas, y si hubiera habido tres, tampoco hubieran estado. ¿Qué pasará si el año que viene “los Macri”, “los Massa”, “los Carrió” y sus allegados no brindan sus gobiernos para un pedido de Memoria, Verdad y Justicia por luchadores sociales? Es más posible que su Memoria, Verdad y Justicia se relacione con “los Nismann”, con los poderosos de turno, de siempre.
Será entonces cuando volveremos a salir a las calles con más fuerza. Como ayer, como nos enseñaron las Madres y las Abuelas por los hijos y las nietas del pueblo; como hoy, como nos enseña la resistencia QOM o la de la lucha por los pibes asesinados por gatillo fácil o por las pibas asesinadas cada 30 horas o las desaparecidas para ser prostituidas.
Pensamos en los motivos. Los de ayer y los de hoy de nuevo: los Derechos Humanos no serán sólo reivindicación de un pasado que debe recordarse, sino cálido abrigo para el presente y garantía alegre para una mejor calidad de vida para los pibes y las pibas que patean sus barrios a diario.
Foto: Vero Canino