La probable salida de Grecia de la eurozona ocupa gran espacio en la prensa europea en los últimos días. Muchos analistas afirman que la retirada griega es una cuestión de tiempo y ya le dieron un apodo: Grexit.
“No es una buena idea que Grecia salga del euro, pero ya es hora de preparase para su partida”, publicó el semanario inglésThe Economist en su última edición. La prestigiada y conservadora publicación afirma que los bancos centrales europeos “ya discuten abiertamente” las consecuencias del “Grexit” (palabra formada a partir de la expresión greek exit, “salida griega” en inglés).
La salida del país heleno de la eurozona se tornó más real con los resultados de las elecciones parlamentarias de 6 de mayo, tras las cuales no se pudo formar un gobierno de coalición. Nuevas elecciones están convocadas para el 17 de junio. Las encuestas apuntan que la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza, por su sigla en griego) puede obtener la mayoría y elegir a su líder Alexis Tsipras para el cargo de primer ministro del país.
Tsipras, un ingeniero civil de 37 años, inició su militancia política en la juventud comunista y ya es mencionado por los diarios europeos como el próximo mandatario griego. Para el diario inglés The Guardian, si su victoria se confirma, Tsipras tendrá el futuro del euro en sus manos.
En declaraciones a la prensa, Tsipras hace duras críticas a la política de austeridad impuestas al país helénico por la Troika -el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea-. Sin embargo, no defiende abiertamente el abandono del euro y el retorno del dracma (la antigua moneda griega).
El tema todavía es un tabú para la mayoría de los ciudadanos griegos; según una encuesta publicada en abril, un 70% no quieren volver al dracma.
Para otros, sin embargo, un planteo de este tipo ya no es más tabú. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, en entrevista al diario alemán Der Spiegel, consideró “irremediable” la salida de Grecia de la eurozona. “Detesto decirlo porque es como gritar ‘fuego’ en un teatro lleno. Pero no hay alternativa. Todas las soluciones que se discuten no sirven para remediar el desastre”, opinó.
Krugman también acusó la primera ministra alemana, Angela Merkel, gran defensora de la política de ajustes, de poner en práctica una “política zombi”.
“La naturaleza de los zombies es que siguen caminando y tropezándose sin importar cuantas veces los hayas matado. Lo mismo ocurre con la política de ahorro y ajustes. Por lo menos desde hace dos años está claro que no lleva a ninguna parte y sin embargo se sigue predicando y presentando como un modelo de éxito”.
En una conferencia de prensa realizada en Paris el 21 de mayo, Tsipras, al lado del ex candidato francés a la presidencia Jean-Luc Mélenchon, afirmó que en las elecciones del 17 de junio no está en juego si su país sigue o no en la Eurozona, “sino continuar o no con las desastrosas medidas de austeridad”.
“Si seguimos como ahora, en seis meses hará falta aprobar un tercer plan de ayuda y una segunda reestructuración de la deuda. Los Gobiernos europeos deben parar de pedir a los contribuyentes que sigan metiendo su dinero en un pozo sin fondo. Si no crecemos, nunca podremos pagar el dinero que nos den”, declaró Tsipras.
El gobierno alemán, que en los últimos días ha acusado los griegos de “chantaje” respecto a una eventual salida de la eurozona, también fue criticado por Tsipras. “No estamos aquí para hacer chantaje a nadie sino para movilizar a los pueblos europeos. Merkel debe comprender que está en un club de iguales, y debe dejar de tratar a los demás países europeos como un protectorado. Si la Unión Europea no es social y democráticamente justa, no existirá”, decretó.
Para muchos analistas, sin embargo, Grecia no podrá rechazar los “planes de ayuda”, poner en práctica una política económica más autónoma y mantener el euro a la vez. Además, la creciente fuga de capitales del país podría forzar su retirada antes de lo esperado.
El lunes 14 de mayo, el Banco Central griego confirmó la salida de 800 millones de euros en un único día y días después emitió un alerta al Ejecutivo nacional. En 2011, el balance de capitales de Grecia cerró el año con un déficit de 35,4 mil millones de euros. Irónicamente, el principal destino elegido para guardar el dinero que sale de Grecia son los bancos alemanes.