Por Diego Caballero*. La banda liderada por Ricardo Iorio y Claudio Marciello festeja sus dos décadas de metal pesado con cuatro fechas: arrancaron el pasado sábado 14 y la siguen el 21 y 28 de marzo, y 4 de abril, en El Teatro de Flores.
“José Larralde me decía la otra vez
‘sabe mi hijo que a todos los pueblitos donde vaya yo
siempre hay un puñado suyo, son como una religión’
y es verdad, son como una religión”
Ricardo Iorio
¿Cómo analizar el fenómeno de Almafuerte a 20 años de su primera presentación? El facilismo mediático suele relacionar a Ricardo Iorio como una persona intolerante, polémica, a veces fascista y en el último tiempo, Beto Casella mediante, como un cómico showman. Sin embargo, hay una noticia importante: la persona y su poética superan al personaje. Lo rico e interesante de la obra de Almafuerte abre el debate a múltiples lecturas y puede ser objeto de estudio desde varias disciplinas, aunque por el momento se omita al metal pesado nacional (y sus especificidades) dentro de los estudios de lo que se denomina como “rock nacional”.
De un entorno urbano y trabajador
“Premeditaron apartarme y al saberlo me hice a un lado”, denunciaba Ricardo Iorio en “El amasijo de un gran sueño” (Mundo Guanaco, 1995) respecto a la separación de sus antiguos compañeros de Hermética. Sin embargo, los primeros pasos de Almafuerte se caracterizaron por la fuerte presencia de Iorio como cantor/frontman/bajista y por generar más continuidades que rupturas respecto a su anterior banda.
En lo que respecta a lo musical, las continuidades se evidencian en la potencia del doble bombo machacando cabezas y una guitarra poderosa, chillona, con precisos solos, pero sin tantos cambios de pedal. Por su parte, desde las líricas, algunas continuidades se presentan respecto al reconocimiento de los pueblos originarios (Sentir Indiano, Rubén Patagonia), la explotación de la clase trabajadora en un contexto de relaciones carnales neoliberales donde se mantenía a resguardo el botín “de los que matan con hambre a la nación” (Por nacer) y se rezaba a Dios pidiendo “antes de dormir/por ser contratado/obteniendo así/ los beneficios de ser/un efectivo por ley” (El pibe tigre).
A su vez, las temáticas más “macro” como la guerra “Planetaria depredación/respaldada en las armas/dando pasos al abismo/vas restando esperanzas” (Hacia el abismo), la lectura de Iorio sobre el fin de siglo XX “Por cretinos que olvidaron que el infierno es hoy” (1999) y su posición reencarnacionista (Del más allá, 1999) se suman a la descripción urbana con clásicos reversionados como “Desde el oeste” hasta “Lucero del Alba ”;“Del Enterno” o la anecdótica “Al pájaro”.
La melodía quiere llevar, lo bueno y lindo de estar contento
No se puede analizar la obra de Almafuerte sin entrar en detalle en el rol y la calidad de Claudio Marciello como líder musical. Es indiscutible que Iorio encontró en el Tano a su socio ideal, ya sea desde lo musical como desde lo complementario de sus personalidades. En este sentido los discos Almafuerte (1998) y A fondo blanco (1999) marcaron un quiebre musical en la banda, que pasó de priorizar el poder del doble bombo, a generar melodías más elaboradas (“Sé vos”), con más armonía (“Convide Rutero”) y diversidad de ritmos (la tranquilidad de “Homenaje”, la crudeza de “El visitante”).
Con la inclusión de Bin Valencia por Walter Martínez en la batería de Piedra Libre (2001), y del “Beto” Ceriotti en el bajo en Ultimando (2003), el cuarteto arraigó su sonido priorizando y consolidando ritmos más cercanos al Hard Rock o rock metálico, como le gustaba decir a Pappo.
Con rumbo al abra
El rescate de “las raíces que tantos olvidan” (“Zamba de resurrección”- “Ruben Patagonia”, “De los pagos del tiempo”, de José Larralde) anunciaba una búsqueda interior de Iorio respecto a la ruralidad aceptada como mito de origen de nuestro país. Sin lugar a dudas, el año 2001 marcó un antes y un después en la vida de Iorio. La muerte de su ex mujer, Ana Mourin (se recomienda escuchar con atención “Por ser yo” y “En este viaje”) y la decisión de mudarse “al extremo sur de Buenos Aires” (Coronel Pringles) influyó directamente en el contenido de sus líricas.
La ruralidad de sus días pasaron a ser centrales en sus canciones (vale destacar la invención del gerundio “Glifosateando”), los guiños en las metáforas (Trillando la fina) y el traslado problemático por las distancias, ya que “la cosa siempre se pone tioca” a la hora de “cumplir con Almafuerte” (Pensando en llegar) pasaron a ocupar un primer plano, decisión que queda explícita en la elección del nombre y la tapa del disco Toro y Pampa.
En esta etapa de la vida de Iorio, el viaje en sus letras ya no se presenta como escapismo libertario, ni como un objetivo pragmático de traslado como en la época de Hermética (Del camionero-Ayer deseo, hoy realidad) sino que el viajar de “andar andando, sólo andando por andar”, que ya se anunciaba en “Convide rutero”, se convierte en recurrente y un rasgo definitivo en la identidad que Iorio quiere mostrar como propia. El sueño cumplido del “Sé vos” se traslada por la “Ruta 76”, por los “Tres picos” (“Con rumbo al abra”) y viaja por las provincias (“Ciudad de Rosario”, “Pal recuerdo”) siempre con la fuerza de la amistad (“Allí en San Juan”, “Pa Pelusa”), otro de los tópicos recurrentes de las letras de Iorio (“Amistades de Tierra adentro”, “A vos amigo”)
Por tu suerte
Luego de dos décadas arriba de los escenarios sería un error no advertir que estamos en presencia de -quizás- la banda más grande de la historia de la música pesada de nuestro país. Sin grandes apoyos de los medios de comunicación es interesante pensar el por qué existen tantos de esos “súbditos”, que Larralde le señalaba a Iorio, vestidos de negro “por sentimiento, locura y pasión” en todo el país.
Más allá de las polémicas en torno a la figura de Iorio (a veces justa, a veces desproporcionada), Almafuerte no necesita recurrir en sus shows a clásicos del pasado y aún brinda un repertorio impecable que nos permite seguir disfrutando de la interpretación de Iorio y también de la cada día más virtuosa guitarra del Tano Marciello. “Cumpliendo el sueño de llegarte/ van mis sentires por tu suerte”, afirma Iorio en “Por tu suerte”, uno de los dos bonus track de su primer disco en vivo En vida (1997). Que siga siendo así entonces. Parafraseando a Pappo “Que sea metal pesado nacional”.
*Integrante del Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino (GIIHMA).