Por Fernando Vicente Prieto. Hace 35 años, el Ejército y la Policía secuestraron en Tolosa a tres militantes populares. Sus familias mantienen viva la memoria y están buscando a otra nieta o nieto desaparecido.
Julio, el Negro, Mónica y su bebé
El 11 de mayo de 1975, una patota secuestró de su casa ubicada en calle 3, entre 521 y 522, a Julio Matamoros, Alejandro Ford y Mónica de Olaso. Los tres militaban en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y eran muy jóvenes.
Julio tenía 21 años y le decían “Cabezón”. Estudiaba el profesorado de Historia en la UNLP y trabajaba en el Banco de Crédito de La Plata, el banco ligado a la Curia que entró en bancarrota una década después, dejando un tendal de pequeños ahorristas perjudicados.
Alejandro, “el Negro”, había militado en la JP hasta el 1º de mayo de 1974, cuando Perón y Montoneros se pelearon en la plaza y decidió pasar a las filas del PST. En mayo de 1977 tenía 20 años y trabajaba en seguridad industrial en YPF. Era militante del frente sindical. En febrero se había casado con Mónica, también compañera del partido. “Moniquita” le llamaban y a pesar de la voluntad de sus padres, ya hacía unos tres años que militaba en la Juventud del PST. Desde 1974 a 1976 había participado activamente en la Coordinadora por el boleto estudiantil, como estudiante secundaria. En 1977 entró a la Facultad de Medicina, donde alcanzó a cursar algunas clases. Al momento del secuestro tenía 18 años y estaba embarazada de dos meses.
A 35 años, familiares, amigos, compañeros de militancia de los 70 y militantes en la actualidad se reunieron en un homenaje, el primero que se realiza en el lugar en el que vivían y fueron secuestrados, en el tranquilo barrio de Tolosa, pegado a La Plata. Allí, la hermana de Mónica, el hermano de Alejandro y otros familiares directos, junto a funcionarios municipales, colocaron una baldosa de la memoria en la vereda de la vivienda. El encuentro otorgó un lugar central a la búsqueda del bebé apropiado. También se recordó a Elba Ford, mamá de Alejandro, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, que inició esa lucha que hoy retoman sus nietas y otros jóvenes, de cara al futuro.
“Nosotros somos / hacemos el futuro”
El acto estuvo marcado por un espíritu de conmemoración de la lucha de los compañeros, pero también con un fuerte anclaje en el presente y el futuro. La coordinación corrió por cuenta de dos sobrinos de Alejandro y Mónica (Diego, de 32 años, tres menos que su primo o prima y Cintia, de 25) y una estudiante de un colegio secundario, Caterina, militante de la CUES, Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios.
Los estudiantes reivindicaron la lucha por los derechos estudiantiles y convocaron a participar en defensa de la educación pública. También reivindicaron la lucha de aquellos jóvenes por un cambio en la sociedad, y se manifestaron como una continuidad de quienes lucharon antes.
Lautaro Matamoros leyó una poesía de homenaje a su tío Julio, a quien no llegó a conocer: tiene sólo 20 años. La poesía fue escrita por un compañero de Julio, Ángel Merlo. “Vamos, que quedan millones de Julios entre los vivos”, dice el verso final, como si fuera una síntesis de la propuesta de la jornada.
Abuelas
Elsa Pavón homenajeó y fue homenajeada. Compañera de Elba Ford en los primeros tiempos de Abuelas de Plaza de Mayo, Elsa pintó un retrato íntimo de aquellos tiempos de búsqueda. Destacó la fuerza y la minuciosidad de Elba para hacer una y otra tarea, la que hiciera falta, desde organizar la información y redactar una nota hasta bordar un pañuelo de Abuela que busca a su nieta o nieto. Elba Ford, mamá de Alejandro, fue quien sostuvo desde un primer momento la búsqueda del bebé. Junto a Elsa Pavón, Chicha Mariani y otras mujeres valientes, fundó Abuelas en los tiempos más oscuros de la dictadura. Al recordar a Elba y el contexto de aquellos años, Chicha ilustra en una anécdota la participación de funcionarios civiles, cumpliendo un rol en la maquinaria de represión. “Luego de 35 años, recién ahora, nos enteramos que el juez al que le presentamos la carpeta, la envió de inmediato a la SIDE. Y ésos eran riesgos que había que correr”.
Elba murió en 1998. Fue mucho lo que hizo para mantener viva la memoria, pero no pudo ver cumplido su logro: encontrar al nieto o nieta, que actualmente tendría casi 35 años. El acto en Tolosa y la búsqueda que hoy sostienen otras manos es, también, una caricia a su memoria.
Defensa de la alegría
El acto de homenaje también contó con la participación de compañeros de militancia en el PST: hablaron Guillermo García, Pepe Rusconi, Miguel Lescano y Nora Ciapponi.
Mientras iban pasando los discursos cargados de anécdotas y análisis políticos, desde el micrófono Diego y Cintia hacían una conducción distendida y cargada de emoción a la vez, arengando a favor del recuerdo con alegría. “La alegría de la lucha de los 70. La alegría de saber que los compañeros y compañeras se multiplican y renacen en los jóvenes de hoy y eso hay que festejarlo. Y la necesidad de alegría en nuestra militancia, porque cuando uno lucha con alegría, siempre las cosas salen mejores”, explica Diego, uno de los promotores del acto, docente, delegado de base del SUTEBA y militante del Frente Popular Darío Santillán (FPDS).
Además de relatos, discursos y poemas, el arte jugó un rol importante en la jornada. Integrantes de Arte al ataque, espacio de cultura del FPDS, realizaron un mural en la esquina de 3 y 522, mientras exponían una muestra llamada “Respondele, respondete”, compuesta por fotos y textos.
El colectivo Diciembre realizó una intervención teatral que tomó a todo el lugar como escenario y a los participantes como actores, recorriendo el proceso de búsqueda que supone para un familiar el ejercicio activo de la memoria. Elaboración de la memoria individual, familiar, y al mismo tiempo contribución a la memoria histórica del país. Así se va construyendo la memoria colectiva, con sus consignas y los sueños de cada generación, reapropiados por las generaciones siguientes. Con miedos y mecanismos de represión, en lo más profundo de nuestros cuerpos, con voces –marcas, señales- que nos intentan desalentar, pero también con lucha y organización que alienta a mirar el futuro con optimismo. Así terminó la obra, retomando consignas y gritando “no nos han derrotado, hoy seguimos luchando”.
Durante toda la tarde funcionó una radio abierta, que primero difundió testimonios y audios relacionados con la memoria, después intervino en la obra de teatro -donde se leyó una hermosa carta de Mónica, escrita a sus 17 años- y por último recibió a los músicos que apoyaron la actividad, como Diego Dana y Gustavo Zurbano, Cajale Cazazo, Típica del Kosmos y Encías sangrantes.
Como cierre, los jóvenes a cargo de la actividad volvieron a convocar a colaborar con datos para la búsqueda del primo o prima (en la redes sociales: Ford De Olaso te estamos buscando), una iniciativa que retoma las huellas de Elba Ford, ahora en manos de primos y primas junto a la Asociación Anahí.