Por Ricardo Frascara. De los 10 mil dólares que River Plate le pagó a Tigre en 1932 por Bernabé Ferreyra, a los 99 millones de dólares que pagó el Manchester United al Real Madrid. Toda una historia. Una larga, muy larga pincelada.
Nunca tuve un cerebro matemático, aunque en mi paso por la secundaria mi promedio haya sido 9. Más adelante comprendí que era la lucha con los números lo que me estimulaba. Estuve siempre enamorado de las letras. Sin embargo, 99 millones de dólares me conmueven. ¡Y por el Fideo Di María! Es el kilo de tallarines más caro de la historia. Es un fenómeno lo de este flaquito, aunque al verlo por primera vez en una cancha parece un desnutrido. Récord histórico por la transferencia de un argentino.
Hace 24 horas que estoy rumiando esto. ¿Qué habrá sentido, cómo se habrá transformado este muchacho del gol mágico en el Mundial que lo catapultó de Madrid a Manchester? Esos dos mil kilómetros significan un cambio de vida. ¡Y él cobrará unos 10 millones verdes por año! ¡Pedazo de sueldo mensual! El pase más caro que conocí en mi niñez, del que supe gracias a relatos de la época, fue el de La Fiera Bernabé Ferreyra (1909-1972). En 1932 River Plate le pagó a Tigre 35.000 pesos moneda nacional. Eran unos 10.000 dólares de entonces. ¿Les causa gracia? Pues en aquel momento fue un récord mundial, y a causa de esa adquisición River Plate recibió el mote de Millonarios. Ahí nació la leyenda. Este asesino de arqueros debutó y temblaron las tribunas: en los 12 primeros partidos anotó 19 goles; no había más que hablar. Para la anécdota quedaron dos hechos del Mortero de Rufino -otro de sus apodos-: una vez desmayó con uno de sus balazos al arquero del seleccionado peruano; otra la contaba Fernando Bello, arquerazo de Independiente, único que le atajó un penal a Bernabé: “me quemó” … y se le fueron despellejando las palmas de las manos.
Trece años después, en 1945, se produjo otro campanazo fenomenal: San Lorenzo de Almagro pagó 100.000 pesos moneda nacional a Newell’s Old Boys por René Pontoni (1920-1983). Fue la primera transferencia de seis cifras en el país. Pero este no era un cañonero, era un bordador. Guió a San Lorenzo para ser campeón en el 46. Con el título bajo el brazo, el gran René maravilló al público de España y Portugal en el timón de un equipo que en 10 partidos anotó 48 goles, incluyendo triunfos de 7-5 y 6-1 sobre el seleccionado español. Con la camiseta del seleccionado Pontoni jugó 19 partidos y anotó 19 goles.
A toda esta historia, al Real Madrid y a todos nosotros, Di María debe de estar cantándonos: “Hoy vas a entrar en mi pasaaaado…”, aunque no recuerde quién fue Cadícamo.