por Flora Partenio* Foto: Cooperativa Textil Pigüe
El feminismo produce múltiples respuestas de manera colectiva en el camino hacia el Paro Internacional Feminista del #8M.
Frente al actual escenario de ajuste y represión, un nuevo Paro de mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries está en marcha: “contra la indiferencia estatal y la violencia machista”, con acampe, música, feria de economía popular y movilización. Y mientras las “Mujeres con megáfono” -donde confluyen diferentes espacios cooperativistas- organizan un ruidazo, radio abierta y trapazo en plena avenida Corrientes. También las trabajadoras de Textiles Pigüé montaron un festival feminista en la plaza de la ciudad.
Muchas veces nos preguntan ¿y qué alternativa a este sistema plantean los feminismos populares? ¿por qué insisten en que es posible una economía feminista? Preguntas que no tienen una sola respuesta. Una parte de las respuestas se encuentran en la extensión de la economía de lxs trabajadores(1) que potencian la autogestión y el cooperativismo. Otra parte de las respuestas se encuentra en el protagonismos que tuvieron y tienen las mujeres, lesbianas, no binaries, trans y travestis en estas experiencias. Y la otra, es parte de la respuesta que estamos construyendo en los paros del #8M: nuestro deseo de cambiarlo todo.
Tejer respuestas
Algunas respuestas se pueden empezar a tejer desde nuestra genealogía. Recuperar la historia por los caminos que hicieron las obreras que ocuparon y acamparon frente a las fábricas en crisis, las que armaron la olla popular en los piquetes y sostuvieron “los productivos” autogestionados en las organizaciones territoriales, las primeras cooperativas de travestis como “la Nadia Echazú”, las que armaron las compas de La Matanza junto a Diana Sacayán, las que impulsan el movimiento de cooperativas y mutuales, en los senderos que recorren todos lo días las trabajadoras que comercializan productos en la vía pública y de quienes impulsan las organizaciones gremiales de la economía popular.
#8M en la práctica concreta
Distintos caminos se fueron extendiendo en la organización del Paro Internacional Feminista, con la participación de trabajadoras: de la economía popular, del movimiento cooperativo y de empresas recuperadas. Una movilización que se inició con la participación en las asambleas preparatorias en la Mutual Sentimiento, también se vivió en la organización de encuentros y jornadas en las plazas y cooperativas de otros puntos del país.
Tal como se vio en el Paro Internacional del 2018, la participación también se reflejó en la práctica concreta y la necesidad de tomar decisiones dentro de las cooperativas, para ver quienes asumían las tareas cuando ellas se movilizaran. Esto implicó tener en cuenta la necesidad de considerar los ingresos y retiros que conforman el sustento que ganan “día a día”, como lo registra Florencia Pacífico[i] a través de las diferentes voces de la economía popular.
Así como lo venimos haciendo los feminismos, también en el trabajo colectivo para la participación en el Paro fue necesario desplegar las herramientas que fuimos adquiriendo: “construir acuerdos entre compañeros y compañeras” y esa “fue la condición de posibilidad para la adhesión”.
Pigüé por la igualdad
Al sudoeste de la provincia y a más 500 km de la ciudad de Buenos Aires, se sostiene en pie la Cooperativa Textiles Pigüé, en el partido de Saavedra. Hace quince años atrás, la fábrica pertenecía a un grupo empresario que lideró por décadas el mercado de calzado e indumentaria deportiva, con numerosas fábricas y talleres en todo el país que producían bajo la licencia Adidas. Instalada a principios de la década de los 80, en el Partido de Saavedra, era y continúa siendo la fábrica más grande que hay en la zona y la que más puestos de trabajo ha generado. En la ciudad de Pigüe estaba ubicada la que era considerada la “planta madre” donde “entraba una bobina de hilado y salía la tela terminada”; representaba el “corazón” que “le daba trabajo al resto de las plantas”, con la fabricación de tejidos y cuero sintético.
Lxs trabajadorxs como fruto de una larga lucha consiguieron recuperar la fábrica, conformar una cooperativa y obtener la titularización. En ese arduo emprendimiento colectivo la iniciativa se fue articulando con universidades, docentes, asociaciones civiles, redes de comercio justo y otras experiencias de autogestión. Un recorrido en donde se produce el encuentro con otras protagonistas de la lucha colectiva como Lohana Berkins y como resultado Textiles Pigüe decide acompañar a la Cooperativa Nadia Echazú y tejer respuestas colaborativas y solidarias con otras emprendedoras.
En la actualidad esta cooperativa sufre los embates de las políticas económicas y tal como otras cooperativas enfrenta la apertura de importaciones –en particular en el sector textil-, el aumento de tarifas y la contracción del mercado interno. Una empresa recuperada para “ocupar, resistir y producir” que durante quince años sostuvo todos los puestos de trabajo y que hoy se prepara para el #8M con una jornada de lucha y talleres. “Femiradas” el Festival Feminista organizado por sus trabajadoras, se realizará en Pigüe el próximo 10 de marzo.
Femiradas
“Queremos abrazarlas a todas las trabajadoras en su día, es nuestro deseo que seamos capaces de despertar más conciencias y construir colectivamente alternativas solidarias que enfrenten el neoliberalismo y defiendan nuestros derechos, que juntes podamos vencer nuestro miedos, confiando en el valor y el poder de la palabra y nuestras acciones” expresa la invitación al Festival Feminista “Femiradas” que decidieron armar las trabajadoras de la Cooperativa Textiles Pigüe rumbo al Paro en la plaza principal de esa ciudad.
Para el festival se planifican espacios de reflexión e intercambio, clases públicas, formación, historia, música, cine y arte feminista y talleres de autocuidado. Sobran los motivos para armar esta movida en la plaza, y asi lo considera Pamela de la cooperativa, porque “se acerca esta fecha importante para todas nosotras, que conmemora la lucha por la igualdad así como la participación y desarrollo en la sociedad, pero aunque la búsqueda para encontrar esa voz pueda ser muy difícil -parafraseando a Virginia Woolf- no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedan imponer a la libertad de nuestras mentes”. Mientras Mariel expresa sus deseos de cambiarlo todo para este 8 de marzo también anhela que “nos cuidemos entre nosotras, que nos unamos, que no compitamos entre mujeres, que nos valoremos y felicitemos por lo que hacemos bien y que nos apoyemos y ayudemos para mejorar lo que no nos esta saliendo tan bien como quisiéramos”. La situación que atraviesan las cooperativas en general no es nada fácil, a pesar de eso, Ayelen rescata el rol de las trabajadoras “que día a día, pese a cualquier dificultad, seguimos adelante”.
Un Paro para producir
Quizás como una paradoja este Paro nos permitió producir contenidos para ir formulando preguntas e ir tejiendo respuestas. Una nueva “oportunidad para los encuentros”[ii] del movimiento cooperativo y mutualista, para reflexionar sobre su lugar en las organizaciones, las demandas al Estado y las que se hacen al mismo movimiento de la economía social. Como parte de las acciones, desde el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, el CCC Floreal Gorini e Idelcoop se impulsaron encuentros de “Mujeres e Identidades Femeninas Cooperativistas”, donde se diseñaron estrategias para impulsar la participación y para prevenir la violencia y discriminación por géneros a través de un Pacto Cooperativo[iii].
Con estos encuentros y talleres, las experiencias coincidieron en cuestionar la división sexual de trabajo, que ordena tareas y saberes de modo jerárquico dentro y fuera de la cooperativa, tal como se viene revelando en esta transformación de sentidos. La preparación de esta huelga permitió visibilizar todas las iniciativas autogestionadas de organización de prácticas colectivas, tal como el cuidado de niñes, que podremos volver a ver durante el acampe feminista de esta semana.
Prácticas que ya se llevaban adelante[iv] y que se han ido articulando con programas de inclusión laboral, a través de la formación de cooperativas como “Argentina Trabaja” y “Ellas Hacen”. Programas que fueron diseñados desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, con cierta fragilidad en materia de cuidados, pero que bajo el gobierno de Macri recibieron un fuerte recorte presupuestario y la posterior reorientación en el programa “Hacemos Futuro”, desarticulando equipos de trabajo y dinámicas que se habían organizado en los territorios.
El próximo domingo estamos preparando todo–cuenta Leo de Textiles Pigüe- “para juntarnos, abrazarnos, y alzar la voz”. Mientras algunas apuran la costura y otras sacan los trámites administrativos y contables que permiten gestionar la cooperativa, Femiradas está en marcha. El #8M un Paro activo para mostrar que el feminismo como práctica colectiva, también transforma el sentido de un cese de tareas porque se produce.
Bibliografía
(1) Ruggeri, A, (2017) “Los distintos caminos de la economía de los trabajadores”, Revista Autogestión.
[i] Pacífico, Florencia (2018) “El 8M y las trabajadoras de la autogestión: desafíos y demandas del paro internacional”, Revista Autogestión, Nº6.
[ii] Carrizo, Noelia “La estrategia de la igualdad y sus desbordes de resistencia”, Revista Autogestión, Nº6.
[iii] Nacht, Gabriela (2018) “El crecimiento de las mujeres cooperativistas fortalece al movimiento social”, Revista Autogestión, Nº6.
[iv] Se puede consultar: Fernández Álvarez, María Inés y Pacífico, Florencia (2016) “Cuidados, trabajo y formación. Reflexiones a partir de una etnografía sobre programas de ‘inclusión social’ destinados a cooperativas de mujeres”, IV Encuentro Internacional de Investigación de Género, mayo, Luján.
* Flora Partenio: docente UNAJ/Catedra libre Virginia Bolten/DAWN