Reflexiones e imágenes sobre la nuevo fiesta del Guachito Gil en un aniversario nuevo.
Por Nadia Fink, Lara Fletes Fink y Camila Parodi desde Mercedes, Corrientes
¿Cómo se mide la fe? ¿Quién puede entender el sentimiento único que cada persona construye entre sus creencias y sus acciones?
¿Por qué las santas y los santos populares garantizan un paraíso cercano, al alcance de la mano, donde la salud, el trabajo y el techo son horizontes posibles? ¿Qué convierte un rito místico en una celebración de tres días, con todo lo que una verdadera fiesta debe tener: velas, banderas, música, baile, comida y brindis permanentes?
¿Cuándo la espera peregrina se transforma en un momento único en el que el tiempo en el que se tarda en llegar a Gaucho es parte de un rito de agradecimiento y, por qué no, algo de sacrificio?
¿Por qué, como ningún otro santo, el Gauchito Gil se lleva tanto en la piel, como parte de una promesa cumplida y un compromiso eterno?
¿Por qué las clases altas, las y los poderosos, ni asoman las narices a los mitos populares?, ¿será que, tal vez, en realidad no crean en nada y las instituciones eclesiásticas les den un marco de poder para solo lavar culpas?
¿Por qué se transforma el día de la muerte del Gauchito, un 8 de enero, en un día de celebración permanente donde los fuegos artificiales atraviesan el cielo durante treinta minutos ininterrumpidos?
¿acaso no nos enseñaron que se celebran los nacimientos y que las muertes son momentos sombríos de guardar luto, silencio y olvidar placeres?, ¿acaso, entonces, miles de personas comenten la osadía de juntar los placeres más simples y mixturarlos todos en tres días inolvidables para recordar una muerte injusta y un asesinato cobarde?
¿Qué cabe en una promesa, qué mueve la fe en la tierra y en una persona del pueblo que se vuelve santo para ser todavía más cercano a la gente?: Trabajo, la casita propia, la salud de seres queridos, la ofrenda de cenizas de personas cercanas, safar de un accidente que podría haber sido fatal, esquivar una causa policial armada, casarse, festejar los 15 a la piba, tener el primer autito, recibirse, recordar a un amigo que se nos fue temprano y falta a la celebración por primera vez.