Fotos y texto por Camila Parodi
Desde La Paz, Bolivia.
Se realizó el festejo del 8° Aniversario del Estado Plurinacional de Bolivia. Una vez más, la cultura popular boliviana tomó la Ciudad de La Paz y, con todas sus contradicciones, escucharon el informe anual del presidente Evo Morales.
Como todos los 22 de enero desde el año 2009, la Plaza Murillo de la Ciudad de La Paz volvió a llenarse de todas las expresiones culturales de Bolivia. Una vez más, las y los indígenas, trabajadores/as, mineros, mamitas, llegaron a la plaza para seguir demostrando que es el lugar que les corresponde desde hace más de 500 años.
Son tres los motivos para que se celebre un 22 de enero: ese día pero del 2002 Evo Morales fue expulsado del Congreso; cuatro años más tarde, en la misma fecha, el mandatario asumió su primera Presidencia y, finalmente, en 2009, se realizó una nueva Constitución, la del Estado Plurinacional.
La cultura popular se sintió fuerte en las calles, donde miles de personas siguieron celebrando una Bolivia libre y soberana.
Sin embargo, no todo es festejo. Las tensiones existentes por la modificación del Código Penal (vigente desde la dictadura de Hugo Banezer), que fue suspendida por Morales debido a las resistencias que generó, y la polémica repostulación del Presidente para el periodo 2020-2025, colocan al actual proceso de cambio en un contexto complejo con distintas miradas e intenciones políticas al respecto.
La situación actual se podría ordenar en algunas posturas claras. Por un lado, están aquellos movimientos que entienden que tras 500 años de colonización y neoliberalismo, anular la repostulación de Evo, el primer presidente indígena que gobierna para el pueblo, puede ser un error, si bien lo ideal sería avanzar en la construcción de cuadros políticos. Por otro lado, hay quienes plantean que el hecho de haber logrado una Constitución propia se debe respetar por lo que esta implicó. De esta manera entienden como un retroceso el no cumplir las palabras que ellos mismos escribieron en 2009. Luego, hay otros movimientos que no tomaron posición aun y también quienes desde la izquierda cuestionan el mandato de Evo por su “caudillismo”. Por su puesto también hay una fuerte derecha pujando desde su sede central en Santa Cruz de la Sierra, intentando acabar con el gobierno popular para seguir beneficiándose como en los años del neoliberalismo.
“Vengo acá a rendir cuentas. Nuestra obligación es informar al pueblo”
Luego de las ceremonias realizadas por las y los distintos amautas, autoridades religiosas del estado plurinacional, y del saludo del Presidente Morales al Ejercito y a la Guardia indígena, las y los integrantes de la Asamblea iniciaron la apertura de la sesión 2018- 2019 junto al vicepresidente Álvaro Garcia Linera y Evo Morales, quienes darían cuenta de las políticas llevadas a cabo por el ejecutivo durante el año 2017.
La apertura fue realizada por Linera, quien desde un discurso claramente desarrollista explicó sus intenciones a las y los presentes: “todo lo que nos rodea está vinculado o dirigido directamente por tecnologías electrónicas y en los próximos años gran parte de los trabajos agrícolas, médicos y universitarios estarán dependiendo de ellas” y reflexionó “los bolivianos no pueden quedarse atrás de esta revolución tecnológica, siendo un pueblo que históricamente realizó tecnología avanzada”. Por eso sentenció: “tenemos que estar a la altura de los nuevos retos de la historia y asumirla con creatividad y audacia”. Sin embargo, luego recordó que “es claro que no podemos avanzar con la panza vacía”, por eso dio cuenta de las distintas políticas sociales que llevaron a cabo con este objetivo, entre ellos el combate al analfabetismo, la reducción de la pobreza y la realización de las obras de infraestructuras básicas como rutas, hospitales, escuelas. “Nuestra economía fue incrementada 12 veces en 12 años. Entonces doce veces más obreros, más científicos, universitarios” expresó.
Luego fue el turno de Morales. Le correspondía hacer un balance político, económico y social de su gestión. Para comenzar, agradeció la presencia a quienes se encontraban en la Plaza Murillo que lo miraban desde grandes pantallas: “este pueblo milenario con su presencia fortalece la gestión, cada día Bolivia está mejor, por eso queremos que estas palabras también lleguen a quienes no están aquí y retornen a nuestro país”. Luego saludo a la Asamblea del Estado Plurinacional y recordó que “las y los asambleístas, con distintas fisionomías y vestimentas, dan cuenta que aquí está el pueblo con sus diferencias políticas y programáticas pero construyendo” y explico al comenzar su detallado informe que “vengo acá a rendir cuentas. Nuestra obligación es informar al pueblo”.
Luego de dar cuenta de una gran cantidad de números que explicaban el avance en términos económicos, como así también en políticas sociales y de participación política, el mandatario enumeró los compromisos para el actual periodo. Los puntos fueron la industrialización, lograr una salud gratuita y eficiente, elevar la calidad y tecnificación de la educación, lograr mayor empleo para la juventud y generar una inversión de infraestructura para la desburocratización y transparentación de la justicia.
Tras demostrar el plan de acción, Morales manifestó para terminar su discurso que “no tenemos ningún lamento boliviano” y explicó por qué: “para lograr el cambio fue clave la conciencia del pueblo boliviano y los conocimientos ancestrales. Gobernar desde nosotros con nuestro propio modelo, desde abajo y desde adentro. Ese era el mandato y lo hicimos”. Tras recordar los números recientemente expuestos expresó: “ahora somos el estado más fuerte y con mayor crecimiento de la región. Dijimos sí se puede, nacionalizamos e industrializamos para todos los bolivianos y no caímos. Tenemos una nueva Bolivia”.
Si bien los números son ciertos, y no hay dudas en cuanto al avance de políticas públicas y económicas en el país, ya que son evidentes a cada paso que se da en cualquier parte del mismo. Hay un claro corrimiento del eje histórico del proceso de cambio, por lo pronto en lo que respecta al análisis de los discursos realizados. La propuesta del “buen vivir” levantada como bandera en los últimos años, ha comenzado a ser reemplazada por el discurso de la industrialización y la llamada revolución tecnológica.
Cabe aclarar que se entiende el porqué de este accionar, en un marco de derechización de la región y necesidad de la producción propia que no deja de entenderse como un corrimiento del eje central de la propuesta de cambio cultural. Por eso, es responsabilidad de los movimientos la toma de posturas claras, que recuerden y defiendan sus principios con la actual gestión pero que también puedan concretar la construcción de verdaderos cuadros que cuestionen en el marco del proceso el caudillismo tan señalado.
No son tiempos para soltarle la mano a los pocos procesos en la región con intenciones de gobierno para el pueblo. Por eso la defensa de Evo, Lula y Maduro, con todas sus contradicciones. Pero tampoco lo son para la falta de crítica y construcción colectiva del socialismo que desde abajo se anhela.