Por Diego Ferrari
En momentos en que la derecha crece fuertemente en Brasil, la nueva resistencia surge de la periferia, tiene color negro, protagonismo femenino y lucha por lo más elemental: Vida, Justicia y Derechos Iguales. “Es la hora de mostrar en el asfalto lo que pasa en las favelas”.
El Julio Negro es una propuesta que reúne aproximadamente 20 organizaciones familiares de víctimas de violencia policial, colectivos de favelas y periferias urbanas, organismo de derechos humanos de la ciudad de Rio de Janeiro y parcerías internacionales como el movimiento antirracista Americano Black Lives Matter, movimientos de inmigrantes haitianos y militantes por los derechos humanos de la población palestina. Fue realizado por primera vez en 2016, y las discusiones se enfocaban en el aumento de la violencia policial durante los preparativos para los Juegos Olímpicos. Este año se trata de una semana de movilizaciones y actividades en diferentes lugares de la ciudad. La violación a los derechos humanos de la población negra, pobre y de periferia es el tema que motoriza las diversas acciones colectivas. La cuestión de género será parte de la programación, en varias actividades está previsto discutir el machismo y las masculinidades.
Empezó el lunes (17) y va hasta el viernes (21); protestas, investigaciones y acciones de impacto y problematización de la realidad que llevarán el tema al debate en el espacio público. Están siendo llevados a cabo actos contra la discriminación a religiones de matriz africana y por la valorización de la vida de habitante de favelas, homenajes a víctimas de masacres como la de la Iglesia de la Candelaria, panfleteadas contra el racismo en la estación Central, y mesas de diálogos y debates en favelas de la capital y la región metropolitana.
En la rueda de prensa organizada por el Julio Negro, Dalva Silva, quien perdió a su hijo Thiago durante el 2003 en la masacre de la favela de Borel ubicada en la Zona Norte de la capital carioca, afirmó: “Lamentablemente tenemos que salir de las comunidades para denunciar la violencia sistemática del estado en nuestros barrios. Hasta cuando conseguimos poner a los asesinos en el banco de los acusados, la sociedad, que es prejuiciosa, los absuelve. Y ellos vuelven para las calles y continúan amenazando y matando. Y quienes tenemos que permanecer encerradas con miedo en casa somos nosotras.” Y agregó: “Los policías muchas veces tienen el mismo origen. Y eso para nosotras es muy triste. Son personas pobres, de periferia”.
El año pasado, el informe de Amnistía Internacional Brasil y el Instituto de Seguridad Pública (ISP), decía que los asesinatos cometidos por policías aumentaron en un 135% durante 2015. Las estadísticas demuestran que 75% de las personas muertas por la policía en ese momento eran hombres negros. Desde entonces nada cambió, sino que se profundizó: en lo que va del año, según datos de la Policía Civil, 632 personas fueron baleadas accidentalmente2 en Rio de Janeiro, un promedio de 3,4 casos por día. De ese total, por lo menos 67 personas murieron, entre ellas algunas mujeres y niñas que se encontraban dentro de la escuela. Gizele Martins, al abrir la conferencia de prensa afirmó: “Necesitamos hablar de clase, raza, género, políticas de seguridad. Porque aumentan las masacres, aumento del genocidio de la población negra, aumento de los desalojos, de la población en situación de calle, aumento de la criminalización. Quien está sufriendo con la ‘crisis’ del Estado, somos nosotros, pobres, negros, favelados”.
Buba Aguiar, referente del Colectivo Fala Akari relataba: “Allá en Acari, está el Batallón 41 (de la Policía Militar), que es el que más mata en todo Rio de Janeiro. Ahora en esta semana no hubo operativo policial, es la primera semana que no hay (la última antes de las vacaciones de la escuela), hasta acá hubo una por semana y los niños perdieron más del 20% de las clases por operativos policiales. Los policías están fotografiando las personas a la entrada y salida de las escuelas. Ahora nosotros estamos siendo vigilados por Drones en la favela, es difícil.”
Ana Paula, de Manguinhos afirmó: “luchamos por Memoria, Verdad y Justicia. Este año conseguimos la ley que declara el día de memoria a las víctimas de la violencia del Estado, pero no es suficiente. La Justicia la haremos nosotros, porque no podemos confiar. Tenemos que construir la justicia nosotros mismos transformando esta realidad, porque somos conscientes que no podemos tener una lucha individual, cada una por su hijo.”
Uno de los numerosos momentos intensos que tuvo la conferencia de prensa que impulsó y anunció las actividades del 2do Julio Negro, fue la presencia de las Madres de Mayo de São Paulo: “La dictadura nunca terminó para nosotros. Permanece disfrazada de democracia blanca.” dijo Debora Silva y recordó los 600 jóvenes negros que fueron asesinados en una semana a manos de la policía en 2006 durante el gobierno Lula. “No vamos a aceptar este país genocida, por eso luchamos.” Además destacó su participación como investigadora de los crímenes del estado en varias universidades y llamó a perder el miedo, juntarse y salir a la lucha: “Si no vamos para la lucha, igualmente estamos muriendo lentamente. No tenemos nada que perder, no pueden matar a quien está muerto, sobrevivimos para adquirir justicia, que es para todos nosotros.”
Jessica, del Forum de Juventudes de Rio de Janeiro, en el mismo sentido, resaltó la lucha como expresión necesaria de humanidad frente a la barbarie: “Los no-blancos están luchando en el mundo entero para tener su identidad reconocida. Políticos brasileros (Cabral, Cunha, Neves) han realizado crímenes comprobados, corruptos, traficantes, y no reciben pena de muerte como pasa con los jóvenes de nuestras favelas que son fusilados por vender minorista. No nos permiten ni siquiera reivindicar nuestra humanidad.”
La solidaridad internacional es una marca constitutiva del Julio Negro. Este año se contó con la presencia del Comitê Nacional Palestino – BDS quienes relataron el genocidio en marcha contra su pueblo, trayendo el concepto de Terrorista para criminalizar a los movimientos palestinos. Lo que necesariamente trajo comentarios en el público sobre la sanción de la ley “Antiterrorista” durante el gobierno Dilma3. Clarens Chery, de la Unión Social de los Inmigrantes Haitianos, describió la cruda realidad de militarización en su país y su experiencia como inmigrante negro en Brasil. Además de recordar con firmeza los 200 años de la heroica revolución haitiana de los Jacobinos negros. A si mismo, dando continuidad a una articulación que desde el año pasado se está consolidando a través de diálogos y acciones entre Brasil y EEUU sobre militarización y racismo, se contó con la participación a través de un video de integrantes del movimiento/campaña Black Lives Matter (Vidas Negras importan).
La maravillosa ciudad mantiene su vorágine y aumenta su violencia en la resaca de los Mega-eventos como las Olimpiadas y el Mundial de fútbol. En el mismo día del lanzamiento hubo tiroteos en la favela de Mangueira, y uno de los integrantes de la conferencia de prensa relató que tuvo que atravesar la zona de conflicto para llegar. Entre una actividad y la otra, en la ciudad, los grupos de militantes de diferentes favelas yendo tuvieron algunos inconvenientes con la policía que los paró para entrevistar con fines intimidatorios. “No tenemos el derecho de circular en Rio de Janeiro”, denunció Gizele Martins de la favela de la Maré, mostrando sólo una de las formas en que funciona en la práctica el apartheid, producto de un racismo estructural.
El Brasil hoy, y los caminos de la resistencia
El Estado latinoamericano con el mayor producto bruto interno de la región, el país de dimensiones continentales, centro de acumulación de capitales para América Latina, sufrió algunos cambios rotundos en función de los planes imperiales para la región. En los últimos meses la sociedad brasileña se indigna con la histórica pérdida de derechos conquistados por las luchas de trabajadores, mientras se consolida el golpe institucional producido el año pasado a través de firmes pilares en el parlamento y el poder judicial. El avance de la derecha en Brasil, utilizando el discurso de la crisis (que -como en toda crisis- no es más que el aumento de la concentración de capital en pocas manos y una brutal producción de pobreza), repercute altamente en las poblaciones periféricas. El Estado se hace presente activamente en el aumento de la represión a las movilizaciones, a las acciones de lucha y ocupación en el campo y en la ciudad. Es necesario destacar como sintomático, el día 24 de mayo en que al mismo tiempo en que se reprimía una importante movilización en Brasilia, en Pará, cerca del Amazonas, fuerzas policiales provocan una nueva masacre de campesinos, repitiendo la vieja receta aplicada en décadas anteriores en Corumbiara y El dorado dos Carajás.
Mientras la élite brasileña utiliza las herramientas del poder judicial y del monopolio mediático de la red Globo para trazar la historia política del país como un guion de telenovela. A través de la persecución al ex-presidente Lula (condenado el día exactamente siguiente a la sanción de la reforma de las leyes laborales), le da visibilidad mediática a la esfera institucional como la única posible para desarrollar política. Frente a esto, los movimientos sociales de la etapa anterior de la lucha de clases en el país, con grave ausencia de creatividad y capacidad de reacción aceptan la agenda propuesta. Desde la nueva forma de frentes (“Popular”- “Sem medo”) siguen presos del largo proceso de burocratización al que llevó la estrategia democrático popular. Se convoca a movilizaciones (como la del próximo día 20) siguiendo la agenda de disputa institucional, impuesta por los medios; y en su mayor parte alimentan esperanzas (ingenuas -en el mejor de los casos-) en algún atajo salvador a las próximas elecciones del 2018.
Nuevos (viejos) movimientos sociales se mantienen construyendo con paciencia y dignidad su lucha y se articulan enfocando en el largo plazo dando necesarios pasos de unidad que va más allá de la oportunidad. Basados en la autogestión y en los valores compartidos de la práctica concreta. Una práctica que (asumida la derrota de la etapa anterior) se realiza cotidianamente en defensa de lo más elemental que nos queda, la vida. “No somos ONGs, no somos institución. Somos movimiento” reafirmaba Gizele Martins de la Maré. Y dijo también, reafirmando la continuidad de la resistencia brasileña: “El legado de las mujeres que lucharon queda, y nosotros levantamos las banderas de quienes lucharon antes de nosotros.” En el comunicado que el Grupo Tortura Nunca Más, publicó en apoyo al Julio Negro, encontramos exigencias necesarias hoy que se apoyan en la memoria de las luchas de etapas anteriores: “No a la Barbarie que se viene instituyendo naturalizadamente en nuestro cotidiano! No a los asesinatos de los considerados y producidos por el Estado como peligrosos y descartables! No al genocidio de la población negra y pobre y de los defensores de derechos humanos en las ciudades y en los campos! No a los desaparecimientos que espantosamente crecen en nuestro país!!!
Así tanto en el campo de la memoria, verdad y justicia, en las periferias urbanas, los derechos humanos, como en otros sectores, sindicatos y el mundo del trabajo, juventudes y movimiento estudiantil, movimiento negro y movimiento de mujeres entre otros, la nueva resistencia no termina de nacer y se nutre de largos años de experiencias. Desde los más de 3 millones de indígenas que habitaban estas tierras antes de la invasión europea, el pueblo brasileño viene soportando la violencia estructural en su formación como nación, con los “Bandeirantes”, los “capitanes do Mato”, las campañas de “Pacificación” del Duque de Caxias, la dictadura militar, y la herramienta actual: la Policía Militar. Heroicas luchas se encuentran peinando la historia a contrapelo, entre las que no falta la referencia líder de la mujer negra como Dandara o Luiza Mahin: Palmares, Balaiadas, Canudos, Revolta dos Malés, Araguaia, son algunos ejemplos que permanecen como semillas listas para brotar en la superficie de la realidad brasileña
“La campaña no es para pedir, es para exigir, para tomar lo que es nuestro”
La campaña lanzada en el marco de estas jornadas intenta articular más allá de las actividades del Julio Negro, se propone también la articulación de las organizaciones de manera permanente y fluida. La campaña “A Vida Nas Favelas Importam” se trata de la movilización de decenas de favelas de la ciudad de Rio de Janeiro y de periferias de otras ciudades brasileñas para debatir la violencia del Estado en sus diversas expresiones, principalmente en el accionar de la Policía Militar.
Para la presentación de la campaña, Buba Aguiar decía: “La campaña es para tener derechos Iguales, porque los blancos tienen derechos, nosotros estamos pidiendo hace cientos de años para ser vistos como iguales. Pero la campaña no es para pedir, es para exigir, para tomar lo que es nuestro. Porque si el pueblo favelado para, no hay quien trabaje, no hay más domésticas en las casas, el país se jode, los blancos se van a joder. Porque somos nosotros los que hacemos funcionar todo esto, con nuestro sudor, pero mucho más con nuestra sangre.”
Este llamado a la desobediencia civil, como método de protesta no es solamente para las personas que viven en las periferias, sino que busca constituir una relación determinada con los centros: “Como los blancos puede ayudar? Vengan para la favela, pero no para hacerse los buenitos, sino para trabajar, nosotros estamos con niños sin clases en la escuela, con madres que pierden los hijos y no tienen atención psicológica. El Estado mató y el Estado va a reparar. Sí, exigimos eso como mínimo. Pero la campaña no espera, crea esa asistencia de nosotros para nosotros mismos, el encuentro entre nosotros ayuda a salir adelante, poner para afuera lo que nos pasa, sentirnos parte. Abrir mano de los privilegios. Vengan a vivir un día la favela, y van a ver lo que es despertar un día con los tiros, sin saber lo que está pasando.”
Hasta el momento fue lanzada la campaña virtual con el #AsVidasNasFavelasImportam, y a través del Facebook: favelasnaluta. Pero está claro que los desafíos para las organizaciones que protagonizan el Julio Negro, y que impulsan esta campaña, recién están empezando.
Hay momentos en que la situación es tan compleja, que en lo más simple se encuentran los caminos a ser recorridos por la militancia. Las organizaciones, fundamentadas en un cotidiano aterrador, a través de la campaña reivindican la Vida, la Justicia y los Derechos Iguales. Impulsar y mantener esa campaña es un desafío. Implica la articulación entre organizaciones estratégicas, de retaguardia en este avance de la élite brasilera en el gobierno. Es donde se renueva la esperanza, que frente al imperio del odio y de la dominación, frente a la mercantilización de la vida, la solidaridad va a brindar su escándalo, vestida de negra, vestida de favela, la solidaridad se convierte en ejemplo, en dignidad de lucha por una transformación radical de la sociedad. En la unidad de las organizaciones que luchan por Vida, Justicia y derechos Iguales, va surgiendo la posibilidad del encuentro para la construcción de nuevas alternativas, va surgiendo la nueva resistencia.
Campaña Favelas Na Luta: https://www.facebook.com/favelasnaluta/?hc_ref=ARSjs45Rm-RregqWMHB9S0OAYRvLwZC5gdOO10oMSQ9PSNbUIANW8747LelzBdRQRxs&fref=nf
https://www.facebook.com/QuilomboAcari/videos/1542086659157648/ Las Vidas en las Favelas Importan.
Agenda de actividades Julio Negro: https://www.facebook.com/events/262585694222478/