Por Redacción Marcha / Fotos: Nadia Sur
A partir de la consigna “NO al 2×1 a los genocidas”, una masiva movilización inundó la Plaza de Mayo y sus alrededores. La novedad es que se logró unificar dos convocatorias y abarcó un amplio abanico político.
Con las votaciones del poder legislativo de antesala -abrumadora mayoría en la cámara de Diputados y votación unánime en el Senado- ya confirmadas, igual las calles se llenaron para ratificar el sentir popular y expresar el repudio al fallo de la Corte Suprema de Justicia. Porque el intento de igualar los delitos comunes con los delitos de lesa humanidad -y transferir sus beneficios- encontró su límite en la sociedad.
2(convocatorias)x1(causa)
Desde que se conoció el dictamen de la Corte Suprema que permitió el beneficio del 2×1 para los genocidas, la reacción popular empezó a generar una movilización para frenar esta iniciativa. Por otra parte, desde el Encuentro Memoria Verdad y Justicia se había organizado una iniciativa que enfrentara al avance represivo del gobierno de Macri. 10 y 11 de mayo, entonces, parecían ser una nueva exposición del atomizado campo popular. Pero también la presión y la necesidad de una única y contundente respuesta alcanzada: por un lado, torcer la posición del macrismo y lograr en la Cámara de Diputados y en el Senado la aprobación de la ley que excluye del beneficio del 2×1 a los autores de crímenes de lesa humanidad. Por el otro, la unificación de las dos convocatorias (postergando la iniciativa original del Encuentro Memoria Verdad y Justicia para el 23 de mayo) en lo que resultó una inmensa movilización. Jornada que -en cantidades de asistentes, sentimientos y organización-, sólo fue comparable con los 24 de marzo.
Por su parte, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en la voz de su presidenta Hebe de Bonafini, expresó que no participarían en la marcha, aunque alentó a concurrir en la misma: “Está convocada con un Nunca Más que a nosotras nos trae muy malos recuerdos. Un Nunca Más que nos trae recuerdos de la Teoría de los dos demonios”, argumentó. Criticó la propuesta de llevar pañuelo y explicó: “Quiero que respeten el pañuelo, porque es el abrazo de nuestros hijos”.
En el momento de leerse el documento,fueron cuatro las oradoras que sumaron sus voces: Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo; Taty Almeida y Nora Cortiñas, de Madres-Línea Fundadora y Lita Boitano, referente de Familiares… Todas reconocieron la importancia de estar en las calles reclamando, y Nora Cortiñas cerró con una carta que había escrito unos días atrás: “Ningún gobierno nos dio algo sin que lo pidiéramos, sin que lo exigiéramos, sin que lo gritáramos con todas nuestras gargantas. Y a lo largo de tan duro camino, hemos perdido a demasiados compañeros y compañeras, pero también hemos ganado mucho, un montón. Y no vamos a permitir que ninguna ley, ni la voluntad política de nadie, nos lo arrebate impunemente”, dijo a viva voz desde el escenario.
“Nosotrxs también decimos no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos”
En un contexto en el que el movimiento de mujeres, lgtb y feminista está siendo el sujeto de cambio más activo de la región y del mundo (y lo está demostrando con la masividad en las calles), sus expresiones de lectura coyuntural no podían faltar en esta convocatoria histórica. Para Florencia Guimaraes, activista travesti y militante del Partido Comunista, es imprescindible repudiar a “este gobierno fascista PRO que intenta exculpar a quienes torturaron, violaron, asesinaron y robaron ñinxs en nombre de la patria”. Y agregó: “Nosotras, las travestis quienes bien sabemos lo que es que el Estado te desaparezca, te viole y te mate,repudiamos fuertemente el 2×1 a genocidas condenados por delitos de lesa humanidad”.
Por su parte, Ana Mines, integrante de la Colectiva Lohana Berkins, habló de la columna “Orgullo en lucha”, que marchó por las calles: “Es una articulación donde concluimos diferentes activistas y organizaciones lgttb”. También explicó que, ante el actual contexto, “estamos encontrándonos en este espacio a partir de cierto posicionamiento de izquierda y es un lugar estratégico para marchar por eso decidimos convocar y marchar con Encuentro Memoria, Verdad y Justicia”. Por su parte, ante el fallo 2×1 que beneficiaba a los genocidas, manifestó: “Entendemos que estos fallos tienen lugar en un contexto de avanzada general de la derecha, en muchos planos”. En representación de “Orgullo en lucha”, Mines manifestó que ese contexto es el que “afecta directamente a la comunidad, ya que se trata de un momento de desocupación estructural creciente donde son lxs primerxs despedidxs como así también la última opción a contratar” y que, su vez “este fallo viene a reforzar simbólica y materialmente este proceso político general” siendo “un guiño para las fuerzas represivas como así también para la iglesia que, con el discurso de reconciliación cocinó el caldo para el surgimiento de este fallo”. “Por todo esto -reforzó-, salimos a decir ´Macri para la mano´ y a denunciar las políticas dictatoriales de su gobierno en complicidad con la corte y la iglesia”.
“La violencia de género perpetrada por los genocidas es una forma específica de delito de lesa humanidad que no prescribe”. Con este título, la Mesa NiUnaMenos en Santa Fe manifestó el repudio frente al fallo de la CSJN. Según el Informe Nacional sobre Desaparición de Personas durante la dictadura, las mujeres constituyeron un 33% del total de las y los 30.000 desaparecidos. Por eso citaron las expresiones del terrorismo en las violencias específicas sobre los cuerpos de las mujeres: “Fueron sometidas sistemáticamente a los siguientes crímenes: desnudez forzada, violaciones sexuales reiteradas, violaciones grupales, penetraciones con armas de fuego y otros objetos en la vagina, ano o boca, partos en cautiverio y bajo tortura física, torturas durante el embarazo: teniendo como resultado bebés con malformaciones o abortos espontáneos. Abortos inducidos por decisión de los militares, torturas en los genitales, apropiación de bebés, masturbación de torturadores durante la tortura, limpieza del sitio de parto inmediatamente tras el mismo y en estado de desnudez”.
“La violencia de género perpetrada por los genocidas de ninguna manera es equiparable con un delito común porque igualarlos implica romper impunemente los lazos comunitarios que como sociedad tanto nos cuesta sostener”, afirmaron. Y agregaron: “Los genocidas han perpetrado sistemáticamente acciones de violencia de género en todas sus modalidades, no sólo a las prisioneras sino hacia las mujeres en general implantando por la fuerza disciplinamiento y subordinación de género”.
Esos pibes y esas pibas son como bombas pequeñitas
Así, más de medio millón de personas en la Ciudad de Buenos Aires y otras tantas cientas de miles en diferentes provincias de todo el país reflejaron el acalorado grito de “Nunca Más”. Que no haya más genocidas libres, que se juzgue y encarcele a todos los responsables de la última dictadura cívico-militar-clerical. Nunca más repitamos la historia, esa que mató a una generación hermosa que estaba construyendo el ser colectivo, hoy vilipendiado frente al individualismo liberal. Que ya no desaparezca nadie, nunca más. Que no criminalicen y maten al pobre, que por pobre, delinque salvaguardando su subsistencia.
Nunca más jueces que representen a un bloque de poder, que se pelea en televisión pero levantan las manos para ratificarlos en ese lugar. Que nunca más, liberar genocidas, sea una política de Estado, de todos sus poderes.
Una sola marcha. Con matices, con diferencias. Personas de a pie, organizaciones y partidos acostumbrados a pelearla. Pero una sola marcha, millonariamente multitudinaria, que expresa la astucia de un pueblo que cuando se siente en la hora de los hornos, solo quiere ver la luz para que ese Nunca Más sea certero y de verdad.
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