Por Nadia Fink
Será en el marco del BAFICI, festival internacional de cine. Conversamos con su realizador, Rubén Plataneo, sobre el reflejo de los asesinatos de tres jóvenes en la ciudad de Santa Fe y la lucha que llevó a una banda narco a un juicio histórico.
La cámara sigue el cartel que se erige en la canchita de la Agrupación Infantil Oroño, ingresa a un pasillo tras los pasos de un familiar y camina por la calle acompañando la charla de otros, en Villa Moreno. También es testigo, esa misma cámara, de un juicio que sentó en el banquillo de los acusados a una banda narco, y de las antorchas, y de los pedidos de justicia.
Todo eso se refleja en los avances de la película documental Triple Crimen, que da cuenta de los asesinatos de Jere, Mono y Patom (Jeremías Trasante, Claudio Suárez y Adrián Rodríguez), del Movimiento 26 de Junio, el 1 de enero de 2012, y del camino recorrido hasta el juicio de diciembre de 2015. Antes de su estreno internacional en el próximo festival BAFICI, en Buenos Aires, en la categoría Derechos Humanos, conversamos con el realizador rosarino Rubén Plataneo.
-¿Por qué decidieron afrontar el proyecto de Triple Crimen?
-Hace varios años que es conocida, a nivel nacional e internacional, la situación en Rosario sobre la instalación y extensión de bandas de narcotraficantes y también que hay un sistema de complicidad institucional, paraestatal, con participación de distintos estamentos de la policía, de la justicia, del gobierno, que sostienen de distinta manera en su rol y sus instituciones el funcionamiento del narcotráfico. Eso ha significado en los últimos años el índice de asesinatos más alto de la Argentina en toda su historia, que llevó a 360 asesinatos por año, la mayoría de las víctimas jóvenes menores de 30 años. Eso me fue impresionando fuertemente. Y mientras investigaba toda esta trama complejísima y violentísima del narcotráfico y las muertes, en su mayoría de jóvenes de barrios pobres de Rosario, me encontré con que había un grupo de familiares de víctimas, en este caso de los tres chicos que habían sido asesinado en la villa Moreno, que todos los meses salían a reclamar, hacer marchas, desde su barrio hasta Tribunales, exigiendo justicia para los asesinos de sus hijos.
-¿Qué creés que significó para Rosario el asesinato de Jere, Mono y Patom?
-Este fue un proceso que duró poco más de tres años, hasta que se llegó al juicio. Pero en ese tránsito se logró la modificación del sistema legal de la provincia: a partir del triple crimen hay juicio oral y público para muchas causas, y este fue el primero en la historia de la justicia de Santa Fe.
De ahí el significado que tuvo el juicio y la lucha previa e los familiares y compañeros para exigir justicia, que se transformó en el caso emblemático en la ciudad de Rosario, luego de tantos años de matanzas constantes en las calles.
A partir de ahí la gran cantidad de la población pudo darse cuenta de que era falasa la información constante que desde los estados oficiales, sea Policía, justicia, gobierno o prensa, se decía respecto de la gran cantidad de muertes por “ajuste de cuentas entre bandas”
–Estando tan cerca en todas las instancias, ¿qué cambios y situaciones fuiste percibiendo en familiares, compañeras y compañeros desde el 1 de enero de 2012?
-Para los familiares, fundamentalmente para los padres, los amigos, compañeros, toda esta pelea de tres años y el juicio, significó una etapa que cambió sus vidas para siempre: debieron salir de su cotidianeidad y salir a la calle, a organizar movilizaciones, a encarar a los medios, que es una tarea dificilísima, a defender el buen nombre de sus hijos y reclamar justicia. Incluso, tuvieron que vincularse con otros familiares de víctimas similares… Yo fui percibiendo esa transformación que los padres estaban viviendo concretamente durante todo ese tiempo: por eso me decidí inmediatamente a filmar, en la canchita pero también en la cotidianeidad del barrio.
Hoy el Club Infantil Deportivo Oroño es un lugar con muchísima vida, que fue atropellado por la policía y las bandas narcos durante varios años y que ahora la población del lugar lo ha ido recuperando.
-¿Cómo fue la filmación de la instancia del juicio, teniendo en cuenta que fue el primero en el que había una banda narco sentada en el banquillo de los acusados?
Al juicio en sí, que ocupa un tercio de la película, fuimos el único equipo audiovisual que lo registró. Fueron meses de filmación y de profundizar en todos los aspectos de la situación que había atravesado el juicio: conocimiento de expedientes, personajes.
Lo filmamos además de un modo bastante particular: están en juego los personajes, sus rostros, hay un paisaje interior que tienen una tonalidad totalmente diferente al resto. Los personajes están actuando un rol en esa puesta en escena que descubrimos ahí, que además nos permitió conocer mucho más física y directamente, mirándonos frente a frente, la intimidad de la banda narco, y la relación con los abogados, con la policía, con los jueces, con los fiscales. Con los familiares de los asesinos y las víctimas juntos, en la misma sala. Y además, con una carpa montada afuera por los familiares, compañeras y compañeros, que hacían una vigilia durante todo ese tiempo; y que realizaron marchas periódicas. Ese caso emblemático fue una explosión social que derivó en un acto de justicia legal.
No sólo se modificaron estructuras, sino que se cambió muchísimo la vida de los personajes que retratamos en la película: los familiares, los abogados, los periodistas, los Ministros, que incluso ya no están.
Las proyecciones de Triple Crimen serán este el viernes 21 de abril a las 20.30 en la sala 5 del Village Recoleta, el sábado 22 a las 15 horas en el mismo lugar, y el martes 25 de abril a las 15.40 en el Village Caballito.
Adelanto de la película: https://vimeo.com/210539040