Por Carina López Monja* – @Carinalopezm / Foto de Anita Pouchard Serra
Con este título, La Nación hablaba de la situación económica en otro país, evitando referirse a la realidad nacional. Las arbitrariedades en la detención y ahora en el juicio a Milagro Sala, la represión en las calles de Jujuy, una Navidad con nuevos despidos, forman parte de un panorama que tiene como contracara el ejemplo del CONICET y la lucha histórica de becarios e investigadores.
El diario La Nación hablaba de Venezuela, pero es en Argentina donde se vive la incertidumbre de quedarte sin trabajo a días de las fiestas y la angustia de saberte despedido y sin saber cuándo, ni cómo lograrás un nuevo empleo. 650 trabajadores por día fueron los despedidos o suspendidos este año, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
En este último mes resonó el caso de los 300 trabajadores despedidos de Bimbo, que se sumaron a los 100 cesantes en septiembre y que aún temen no ser indemnizados por la empresa. También cobró fuerza la pelea de los 162 trabajadores de la empresa Informática Fueguina Sociedad Anónima (IFSA), que realizaban computadoras, despedidos por el cierre de la planta, consecuencia de la quita de aranceles para los productos importados. Los reclamos de los metalúrgicos, obreros de la construcción y los petroleros, que tienen en juego miles de puestos de trabajo, completan el panorama. Lo cierto es que en el tercer trimestre del año volvieron a aumentar los despidos en el sector privado, llegando en todo 2016 a 232.286 afectados.
Presos políticos, represión jujeña y justificación
Sobre la arbitrariedad en la detención y el juicio a Milagro Sala se ha dicho y escrito mucho. El pedido de la querella de una condena equivalente a un homicidio simple por el delito de escrache llega al absurdo, sino fuera porque lo absurdo es la única ley en la provincia de Jujuy.
Lo que ha impactado en los últimos días fueron las imágenes de la represión, llevada a cabo en la puerta de los tribunales donde se pospuso la sentencia para el próximo miércoles 28. La imagen del policía tomando por el cuello a la diputada Mayra Mendoza y la justificación de la violencia por parte del ministro de justicia local, que adujo que “la diputada estaba histérica” resume el estado de brutalidad e ilegalidad de la provincia.
Al gobierno nacional parece no importarle las irregularidades, ni las ilegalidades ni los reclamos internacionales pidiendo garantías para la dirigente y diputada del Parlasur Milagro Sala. Lo cierto es que, tal como hemos dicho en esta columna, el antecedente para el conjunto de los luchadores populares, no puede ser más negativo.
Si le sumamos la criminalización de la protesta, la represión en Jachal, en el bloqueo a la Barrick, los intentos de endurecer los operativos policiales contra las movilizaciones populares y los casos de gatillo fácil que se sucedieron en la últimas semanas del año –por los cuales hoy la CORREPI, el Frente Darío Santillán, Agite Rebelión y la Corriente Juana Azurduy, entre otros, se movilizarán desde Jujuy y Carlos Calvo–, dan cuenta de la necesidad de duplicar la solidaridad y la denuncia ante la ofensiva represiva del gobierno.
CGT, gobernadores y Frente Renovador: jugando al huevo podrido
El gobierno demostró tener pulso, aún con errores, para sostener la relación con tres actores que podrían haber sido mucho más incómodos y que, aún cuando lo importunaron, fueron centrales para su gobernabilidad.
El brindis de fin de año en Olivos con los popes de la CGT unificada, (que alzan sus copas por los millones recibidos para las obras sociales, obviando los cientos de miles de despidos del primer año PRO) fue un punto a favor de Macri. El diálogo con la CGT y la billetera lograron que no haya paro en el primer año de un gobierno no peronista, a pesar del aumento de la pobreza, los despidos y el brutal ajuste. Hoy Macri buscará que esa alianza le permita cerrar unas paritarias por debajo del 20 por ciento en 2017.
Con los “gobernadores responsables”, Macri logró sacar varias leyes a lo largo del año y sancionar la nueva ley de ganancias. La mini liga encabezada por los gobernadores de Córdoba y Salta, Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey respectivamente, tiene a importantes figuras del PJ “apostando a la gobernabilidad”, con “responsabilidad” y “diálogo”. Tanto eufemismo para volver a hablar de una billetera que ayudó al macrismo a convivir con su minoría en el Congreso, pero que se complejizará en un año electoral. A los peronistas responsables se suma Pichetto, que espera proyectar un nuevo diálogo con el ejecutivo el próximo año y la política de Vidal en provincia, que finaliza el año con actos en hospitales del conurbano profundo acompañada de Duhalde, Ishii y Aldo Rico.
En esa relación con gobernadores y CGT, Macri busca aislar a Massa, ese que pudo ser su mejor aliado, a la vez que puede ser su principal opositor en debates como ganancias y en la próxima contienda electoral. Los intentos por “bajarle el precio” al Frente Renovador serán cada vez mayores, teniendo en cuenta el inicio de la campaña. A la vez, genera un escenario de interrogantes sobre cómo se interrelacionarán los factores más rancios de poder en aquello en lo que acuerdan, que es sostener el esquema que les permita sostenerse en el poder y mantener “la casa en orden”, aunque el escenario económico no acompañe.
Miserias de la economía
Algunos analistas dicen que las elecciones del próximo año se ganarán o perderán por la situación económica. Dicen, quienes critican a Macri por hacer muchas concesiones económicas, que Cambiemos no rompió con el kircherismo y hoy sostiene un “populismo cool”. Lo cierto es que las teorías económicas amarillas no se cumplen. Pasamos el segundo semestre, se iniciará el 2017 y la economía no crece, sólo lo hace la deuda del país.
Sin entrar en un análisis concienzudo de las variables económicas, lo cierto es que el escenario no es el mejor y por más “shock de obras públicas” que impulse el gobierno con rutas y calles, por más inversiones que caigan del cielo, por más baja de inflación que se logre, la realidad de las familias trabajadoras está peor que hace un año.
Los datos duros reflejan la contracción del producto bruto interno, inflación record, consumo popular bajo, desempleo y reducción del poder adquisitivo, a lo que se suma aumento de tarifas 2017, combustibles y prepagas, entre otros. Enfrentar esa realidad y modificarla en un año atravesado por lo electoral y en donde los factores de poder jugarán al huevo podrido será una tarea de primer orden para quienes luchan por mejorar sus condiciones de vida.
CONICET, lecciones de una lucha histórica
Los medios no quisieron titular así, pero lo que sucedió en el conflicto del CONICET fue que los trabajadores y trabajadoras le torcieron el brazo al gobierno. 5 días de ocupación pacífica masiva y una decisión democrática y colectiva de pasar Navidad en la sede del Ministerio de Ciencia y Tecnología, si el gobierno no modificaba su decisión de avanzar con los despidos, lograron poner en la cuerda floja al secretario Lino Barañao y una victoria por parte de investigadores y becarios.
En concreto, el acuerdo da marcha atrás con el recorte, estipula que se prolongan las becas a los investigadores hasta fines de 2017, de los 343 postulantes que caían el 31 de marzo y de los 107 becarios restantes que no habían ingresado, confirma que se “estudiará su incorporación a organismos, centros de investigación o empresas respetando los temas y lugares de trabajo propuestos, y con una remuneración equivalente” y se acuerda una “comisión mixta de seguimiento del proceso de articulación e ingreso de los postulantes”.
Uno de los puntos más discutidos en la multitudinaria asamblea fue el de la inclusión de las empresas como destino para los becarios. Esta definición del gobierno no es nueva, sino que refuerza la idea de “alianza pública privada”. Pero en este caso tuvo un rechazo categórico por parte de becarios e investigadores, que defendieron la idea de ciencia pública y no al servicio de las empresas.
La lucha histórica que llevaron adelante las y los investigadores tuvo elementos fundamentales. El primero fue la organización, la masividad, la articulación y unidad entre quienes no piensan igual pero estaban decididos y decididas a defender sus puestos de trabajo. La acción directa con la ocupación del playón del polo tecnológico, la coordinación entre las representaciones sindicales y los autoconvocados y la convicción de sostener el reclamo hasta lograr la reincorporación de todos, son un ejemplo de lucha para todo el campo popular.
El segundo, es que aún a pesar del inicial silencio de medios hegemónicos, la multiplicación de la solidaridad y de la información a través de redes sociales y medios comunitarios generaron que un sector amplio de la sociedad, alejado del ámbito científico o vinculado al conflicto, se enterara y manifestara su opinión.
En tercer lugar, el gobierno nacional puso en debate el rol de la ciencia y la investigación en nuestro país. Los intentos por desprestigiar los trabajos del CONICET o las mismas palabras de Lino Barañao, quien aseguró que “un país que tiene un treinta por ciento de pobres, no puede gastar en desarrollo científico” generó un rechazo transversal a toda la sociedad y un apoyo al conflicto de los becarios e investigadores que superó a la comunidad científica, de la investigación y de la militancia.
El logro fue fruto de una lucha histórica de sus protagonistas. También como ellos dijeron, una escuela de lucha que seguirá el año próximo. Ojalá sea un aprendizaje para todo el campo popular.
*Militante del Frente Popular Darío Santillán