Por Gabriela Mitidieri
En noviembre de 2013, efectivos de la Seccional VI de San Miguel de Tucumán ingresaron ilegalmente al domicilio de Celeste y la detuvieron sometiéndola en su encierro a múltiples violencias y expresiones transfóbicas. Por estos abusos, desde el 4 de octubre se está desarrollando el juicio oral y público contra siete agentes represivos. Mientras, ella, amigxs y activistas reclaman la condena y reparación.
Hace tres años a Celeste la metieron presa. Vive en Tucumán, es una chica trans y con la excusa de una contravención la policía local la llevó detenida y la mantuvo confinada en una celda por dos días, de manera arbitraria e ilegal. En esos dos días sufrió todo tipo de vejaciones, desde golpes hasta violaciones repetidas por parte de efectivos policiales. Cuando finalmente pudo salir, se acercó al Hospital Centro de Salud, donde se constató la violencia física y el abuso sexual, y allí realizó la primera denuncia. Desde entonces, viene llevándose adelante el proceso judicial que en breve dará lugar finalmente a algún tipo de sentencia contra los siete agentes de policía que atentaron contra la integridad de Celeste: Rubén Ernesto Aguirre, Walter Francisco Trejo, Miguel Antonio Concha, Julio César Ledesma, Roberto Antonio Gallardo, José Luis Décima y Aldo Omar Quiroga.
Puede pensarse que la historia de Celeste guarda algunas similitudes con la de Belén, la mujer criminalizada por llegar con un aborto en curso a una guardia de hospital, también ocurrido en la provincia de Tucumán. Así como pasaron dos años del encierro de Belén hasta que efectivamente el movimiento feminista tomó conocimiento del hecho y llevó adelante una campaña intensa por su liberación y absolución, pasaría bastante tiempo desde que Celeste fuera detenida en 2013 hasta que la comunidad LGTBIQ tucumana conociera el caso de esta compañera trans. Algunas organizaciones venían siguiendo la denuncia: existieron movilizaciones por parte del Colectivo LGTBIQP en Lucha, junto a otrxs amigxs y activistas. Pero recién trascendería el devenir del juicio este año, cuando Celeste se acercó a Ce Trans.
Celeste, expulsada del sistema formal de educación, apenas sabe leer y escribir. Se acercó este año a CeTrans, un centro educativo que sostienen compañerxs de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT -junto con agrupaciones lgtb como Tucumán Diverso, la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, el Club de Osos, Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina y activistas LGBT de Tucumán- para que muchas personas trans (y algunas cis) puedan completar sus estudios primarios y secundarios. Y ahí contó su historia, relató las violencias sufridas, comentó que el juicio estaba en marcha, habló de las muchas irregularidades que se habían dado en el mismo: a Celeste la tratan en masculino, alegan desórdenes psicológicos, patologizan su existencia trans, como estrategia perversa que aligere la condena a los seis imputados, quienes aún siguen en funciones.
Rápidamente distintos colectivos lgtbiq locales se organizaron para acompañarla. El pasado miércoles 19, se cortó la calle frente a los tribunales para visibilizar el caso y ya en el Paro de Mujeres que tuvo lugar ese mismo día, Marcia Albornoz -representante de ATTTA Tucumán- difundió la demanda por “Justicia para Celeste”.
La notoriedad que tomó el caso en el activismo local no pasaría desapercibida para la institución policial acusada y expuesta en su odio transfóbico, en su violencia anti derechos. Al día siguiente del paro, el jueves 20, todxs lxs compañerxs de Ce Trans recibieron una indudable intimidación, cuando se hizo presente en el local un policía de civil pidiendo datos del paradero de Celeste. Mientras tanto, el mismo José Luis Décima -uno de los imputados- pasaba caminando por la vereda de enfrente. Esa misma noche, un auto gris de vidrios polarizados, sin patente, merodeó la casa de Celeste y horas después la de un compañero de Ce Trans.
En conversación con Guido y Renata, de la Mesa por Justicia para Celeste, lxs compañerxs expusieron la necesidad de darle mayor difusión al caso y a las intimidaciones recibidas como manera de poner en evidencia lo que está en juego en la sentencia: la posibilidad de reparar de algún modo la experiencia violenta sufrida por Celeste y el castigo a los responsables para que la impunidad con la que cometieron abusos flagrantes contra una mujer trans se visibilice y sea desnaturalizada.
¿Qué demanda la mesa por Justicia para Celeste? Cárcel común y efectiva a todos los implicados y que el estado no abandone a Celeste. Que exista una reparación, que se garantice que la policía no tome represalias contra ella una vez terminado el juicio. Los distintos colectivos organizados por Celeste también piden por una ley de cupo laboral y una ley integral trans que asegure la no discriminación en el sistema educativo, en el sistema público de salud y en el mercado de trabajo para las personas trans en la provincia.
Esta semana continúan las audiencias y nos sumamos al pedido de ¡justicia para Celeste!
Para seguir la historia y enviar adhesiones: Justicia por Celeste https://www.facebook.com/Justicia-Para- Celeste-1790972821188377/?fref=ts