Por Sergio Segura @comunhc
Bajhan es cantante en Los Hijos de la Lucha. Desde allí utiliza el arte como el motor para visualizar realidades. La música y la espiritualidad, las bases para interpretar lo que sucede.
La cultura popular proviene de contrastes, subtendencias, periodos históricos y contextos que a veces solo miradas expertas logran analizar o descifrar con detalle. Los códigos que componen el universo de posibilidades artísticas dentro de la música, quienes mejor lo definen son quienes lo vivencian. Un colombiano residente en México, actualmente apuesta por el hip-hop, aunque viene de otra ‘escuela’ de música: el hardcore/punk. A la vez, practica una espiritualidad de origen hinduista que tiene cientos de templos y miles de devotos en Latinoamérica. Estas cualidades para afrontar el mundo suelen ser descalificadas o deformadas, por lo que es necesario que los trabajadores de la cultura cuenten en primera persona sus visiones frente al mundo al que se oponen y analizar bajo qué ideas sostienen su elección de vida. Lo llaman Bajhan, actualmente canta en Los Hijos de la Lucha, compone líricas y junto a la rapera Lucía Vargas están estrenando canción a propósito del 12 de octubre de 1492, cuando arribaron los barcos que ocuparon el continente.
-¿A qué te dedicás?, ¿por qué estás en México?
-Mi llegada a México coincidió con una gira de Resplandor (su anterior grupo de hardcore) en 2008. Ahí se me presentó la oportunidad de estar en conexión con el trabajo de una editorial llamada “Seva”, que publica todo tipo de información conectada con la cultura védica, ese trabajo se desarrolló durante siete años y posterior a eso inicié algo conectado con el activismo vegano. Durante esos años se fue desarrollando la idea de concretar el proyecto de rap llamado Los Hijos de la Lucha, con el cual sigo manifestándome musicalmente. También participo como percusionista en un par de proyectos de hip hop pioneros en México: Magisterio y Ximbo.
-A propósito de Resplandor, reconocido grupo de hardcore colombiano, ¿cómo fue el cambio de estar rasgando la voz en un grupo veloz, agitando la melena y saltando durante años, a luego componer, rimar y grabar videos con otra connotación?
-Para mí la música es un canal a través del cual puedes compartir ideas que de una manera u otra brindan información, la cual dependiendo del emisor y receptor puede llegar a ser muy importante en los contextos reales de vida de los individuos. Mi idea en Resplandor siempre fue la de compartir ideas que tuvieran importancia para quienes escuchan. El hardcore puede llegar a ser limitante a la hora de transmitir una idea, por lo menos si quieres que esta idea llegue a la mayor cantidad de oídos posibles. Hacía algún tiempo había conocido un proyecto musical que había dejado de hacer hardcore para empezar pop rock, su cambio se hizo totalmente coherente para mí cuando supe que la motivación era llegar a más personas con el mismo mensaje que trasmitían en el hardcore, esa conspiración para mí fue totalmente inspiradora ya que convertía la música o el género en un simple medio de difusión. La idea me dio vueltas en la cabeza muchos años y después de mucho pensar y observar mis posibilidades, decidí que vía el rap podría contribuir a un nicho diferente, con una gran historia de luchas, de propuestas y que, por otro lado, tristemente está viciado por el mercantilismo gringo y un estúpido espíritu de competencia financiado por Red Bull y otros promotores del vicio occidental del egocentrismo que solo ha llevado a la decadencia; hubiera podido ser una poderosa arma en contra de la inconsciencia política, social y espiritual que enfrentamos como sociedad hoy en día en todo el mundo. Compartir nuevas ideas propias del movimiento hardcore punk y fortalecerme con una historia y una cultura ingeniosa y propositiva me llevaron a intentar hacer este tipo de música. A mí me interesa el mensaje que se entrega con la música, sea el género que sea.
-¿De qué hablan tus canciones?, ¿qué influencias tienes para ser hoy un ‘hijo de la lucha’?
-Lastimosamente la inspiración me la dan las desigualdades, la tristeza, la impotencia, la injusticia. También pienso en Annie Leonard cuando dice que “a muchos problemas, muchas soluciones”; trato de contar lo que para algunas personas es obvio pero que para otras son novedades, de ambos grupos se puede obtener resultados de concientización individual y colectiva. Informar es importantísimo. No me imagino cómo puede alguien dormir tranquilo sabiendo que este mundo arde rápido y teniendo un talento y capacidad de llegar a un cierto número de personas, decide hablar de su propio ego o de sus conclusiones acerca de situaciones inútiles, no sé, solo pienso en eso a veces y trato de generar algo diferente con lo que hago. Todos estamos hermanados por una lucha cultural tratando de proteger nuestra identidad de las garras de la globalización y su alienante brazo, una lucha social, una lucha política, una lucha espiritual. Esa es mi conclusión para creer que somos hijos de la lucha, sea de un tipo o de otro. Mis influencias son más que nada ideológicas, mis maestros espirituales Hare Krishna: Srila Bhaktialoka Paramadvaiti Swami y Srila Bhaktivedanta Atulananda Acarya Maharaj, son los principales, encabezan una larga lista. Por supuesto no puedes dejar de pensar en gente que ha labrado un camino previo en la música dando el ejemplo de que se puede poner un talento al servicio de la sociedad más allá de explotarlo para obtener un resultado personal.
-¿Qué opinás de los recientes resultados donde ganó el NO en un plebiscito que tenía la responsabilidad de ponerle fin a parte del histórico conflicto armado colombiano?
Es una tragicomedia, la respondo hoy domingo sin saber qué va a pasar mañana lunes. Me aterra la influencia de un personaje macabro, en la manera de observar el mundo de tantas personas, eso da miedo y al mismo tiempo da una pequeña esperanza en términos pedagógicos, es un mensaje subliminal a los interesados en la difusión de información, vía prensa, audiovisual, musical, sea cual sea tu campo de acción. Si las ideas de guerra y odio fueron difundidas con eficacia debemos confiar en la sensatez y saber que sí podemos llegar a oídos y generar diferentes realidades. Ningún esfuerzo por llevar mensajes de esperanza y paz son en vano, el punto es continuar, analiza la problemática con ojos sensibles, elige tu campo de acción y lucha. ¿Cómo tener unos ojos sensibles si nuestra consciencia está contaminada con las noticias falsas de RCN y Caracol? ¿Cómo tener sensibilidad si no nos interesa el poder que tenemos como consumidores y solo nos dejamos llevar por la publicidad de los dueños del mundo? ¿Cómo ser sensibles si nuestro tiempo de creatividad (no me gusta llamarlo, “tiempo de ocio”) se pierde en series de Netflix o competencias deportivas financiadas por los mismos dueños de todo? “Concentrafóbicos” y “distradictos”. Necesitamos concentrarnos y darnos cuenta de que eso que queremos para nosotros debe ser lo que queremos para los demás, ¡para todos! La lucha es circular, jamás se va a terminar.
-¿Qué tienen en común México y Colombia?
-Si no escucharas los acentos y no tuvieras que pasar por aduanas creo que no notarías cuando pasas de un país a otro, por lo menos no en Latinoamérica. Centralización, ciudades atestadas de gente, periferias miserables, campos maldecidos con la riqueza de sus recursos naturales, maravillas totalmente deterioradas por intereses mezquinos y gente que, como diría Eduardo Galeano, “es más buena que el pan”. México y Colombia en muchos contextos son iguales, se sufre de las mismas injusticias, se goza con los mismos ritmos, se es ingenuo ante la maldad de los poderosos. Tanto en común que es difícil resumirlo, las mismas esencias de gente buena pero ingenua gobernada por gente mala sin nada de ingenuidad.
-¿Cuál es tu experiencia logrando agrupar opciones disímiles de vida en una misma propuesta musical?
La hermandad de conceptos es gigante, solo basta profundizar en las ideas para descubrir que son más las similitudes que las diferencias, profundizar es vivenciar, de verdad practicar algo y hacerlo parte de tu realidad, ir a las raíces y analizar eso desde tu vida personal y saber qué resultados observas, algunos son solo teóricos, vastos océanos de conocimiento con cinco centímetros de profundidad. Ser alguien espiritual o tener una fe particular manejada sanamente sin dogmas y sin radicalismo, es solo un punto desde el que te haces más consciente de la realidad, de las diferencias entre personas y el respeto que está involucrado en las relaciones entre sus diferencias. A mi parecer es lo mismo que piensa y trata de vivenciar un practicante de cualquier tradición mística o un ateo sensato que se maravilla con las bondades de la naturaleza, un joven ‘Straight Edge’ (estilo de vida libre de drogas propiciado por el movimiento hardcore/punk) de Bogotá o del ex distrito funeral hoy Ciudad de México, un militante político que defiende ideales de cambio y de igualdad.
-Un mensaje para la juventud latinoamericana que nos lee…
-Justo en este momento acontece algo que va determinando el curso de nuestros días como individuos, como colectivos, como sociedades, justo cuando yo escribo esto, justo cuando tú lo lees, justo ahora sin fecha de caducidad ni de expiración, un perpetuo ahora que no deja de acontecer mientras desperdiciamos nuestro tiempo y potencial dándole más de nuestra vida a quienes decimos odiar, solo por el vicio de la pasividad y el conformismo. Nunca es un mal momento para iniciar cambios en todo eso que ya sabemos que está mal en nuestra existencia. Tus acciones tienen un peso inmenso en el desarrollo de la vida en el planeta y es un deber y una responsabilidad conocer eso y desarrollarse de acuerdo a esa innegable verdad. La fe que es bien dirigida, que no es un dogma, que da certezas y puntos de apoyo a las personas, de hecho los sistemas se desarrollan para que esa fe desaparezca, luchemos por mantenerla. ¡Cuidado!, no estoy hablando de religiones, hablo de la creencia sea cual sea, de que nuestros actos tienen un valor, una responsabilidad, un peso, no son solo situaciones azarosas. Germina una semilla, siémbrala y deja que fluya con eso tu fe, cree en la naturaleza y la química perfecta del planeta o en lo que quieras, pero salvaguarda tu posibilidad de creer y actuar de acuerdo a eso en lo que crees. Puedes revivir tu espiritualidad organizándote políticamente en contra de la enfermedad del capitalismo.