Por Laura Cabrera @LauCab
La editorial Chirimbote sacó a la calle a una nueva antiprincesa, la primera argentina de la colección, la antiprincesa de la alegría. “Gilda tiene una característica importante, ella es profundamente popular”, indicó la escritora Nadia Fink al referirse a la historia de la protagonista de esta reciente producción.
Ella fue distinta. Era distinta desde su contextura. Una mujer menuda cantando sobre los escenarios en donde reinaban los grupos de hombres y las mujeres voluptuosas. Pero ahí estaba ella, lejos de su profesión (profesora de educación inicial), lejos de todo tipo de prejuicio, con sus propias letras, muchas de ellas desafiantes. Esa era Gilda, quien hoy se convirtió en la nueva antiprincesa de la colección Antiprincesas y Antihéroes de la editorial Chirimbote.
Pero esta producción de la escritora Nadia Fink y el ilustrador Pitu Saá no se quedó solo en la vida de Gilda. La historia va más allá y recorre las líneas de Gilda cantante y Gilda santa del pueblo. Esto surgió por una necesidad de su creadora y su creador de abordar la cumbia como estilo e identidad latinoamericana que en muchas oportunidades, épocas y contextos, fue denostada, pero a la vez tuvo la fuerza suficiente como para generar mitos como el de Miriam Bianchi (Gilda). “Los santos populares mueren jóvenes, generalmente sus muertes son violentas e inesperadas. Es el mismo pueblo quien los elige, salen del pueblo y se le piden favores, no milagros. Es como ir a pedirle un favorcito a un amigo o a una amiga, un favor que tiene que ver con cuestiones simples y a la vez vitales como el trabajo, la salud. Todo esto nos pareció muy importante en la figura de Gilda”, destacó Fink.
Mucho se sabe de su muerte, de los milagros y favores cumplidos y lo que genera en sus seguidores y seguidoras el hecho de pisar el santuario. Pero más allá de todo eso, esta antiprincesa se construyó a partir de entrevistas a quienes la conocieron pero sobre todo a partir de entrevistas que dio la protagonista a diferentes medios. La posibilidad de escuchar su voz permitió a quienes forman parte de Chirimbote incluir a Gilda a partir de pensarse desde otro lugar, rompiendo moldes y límites que incluso “son los propios”, tal como indicaron.
En la esencia de esta “antiprincesa de la alegría” la palabra “rupturista” tiene peso porque así fue ella. Una mujer que cantaba cumbia y a la que muchas otras mujeres iban a ver en un momento en el que el público femenino era reservado para los varones de la movida tropical. Era una mujer delgada con una voz gigante lanzando frases como las de “Fuiste”, que pisaron fuerte en la idea del empoderamiento, del estar sola. Era también una mujer que pensaba distinto en la época en donde el machismo era moneda corriente.
“En el camino nos encontramos con cosas muy valiosas que ella dijo. Una de ellas es, por ejemplo, que Dios nos tendría que haber hecho nacer sin sexo para que cada uno pueda elegir cómo se siente a gusto. Esto lo dice una cantante de cumbia en el ’95, por eso también vimos mucho avance en su cabeza”, recordó la autora del libro al hablar de algunas de las cuestiones que hacen de Gilda una antiprincesa distinta en un contexto de muchos tabúes y prejuicios.
La batalla contra las grandes industrias creadoras de historias lejanas
La editorial autogestionada por quienes producen estos textos e imágenes dirigidos a niños y niñas ya lleva un tiempo mostrando esta propuesta en diversos espacios, con charlas y debates acerca de cómo incluir en los primeros años una visión distinta sobre personajes de historias más cercanas a las realidades que viven. En ese camino pasaron Frida Kalho, Violeta Parra, Juana Azurduy, Clarice Lispector y los antihéroes Julio Cortázar y Eduardo Galeano, cuyas vidas están contadas con ilustraciones y textos.
“Creo que desde las editoriales independientes o desde las publicaciones más autogestivas nos estábamos debiendo poder laburar esa infancia y no dejársela a las grandes industrias y al azar de otro tipo de cuentos”, indicó Fink, quien reivindica el trabajo realizado por distintas organizaciones que apuntan a la infancia y a la necesidad de encarar proyectos que partan de la base de pensar a niños y niñas como sujetos políticos, lo que a su vez implica entender y apostar a pensar en las nuevas formas en que chicos y chicas incorporan conocimientos, lo cual se refleja en la serie de libros mediante la exposición de múltiples disparadores que llevan a quien lee a investigar más sobre el tema, ya que de alguna manera cada personaje es una excusa también para hablar de la actualidad.
“Tenemos muchas devoluciones de estos lectores y lectoras infantiles. Nos hacen devoluciones positivas, desde dibujos o contarnos que en un cumpleaños quieren caracterizarse de determinada manera, o empezar a pensar que les interesa empezar a escribir a partir de la lectura de Clarice, o a tocar la guitarra porque Violeta parra las acercó un poco más al mundo de la música”, concluyó Nadia al reflexionar sobre los intereses que viene despertando la colección en los niños y niñas.