Por Lu Ce desde Oaxaca, México
Luego de la represión del domingo en Oaxaca que dejó un saldo de 11 personas asesinadas, la CNTE asistió a una primera reunión con el gobierno mexicano en la que no hubo mayores avances. En la ciudad de México un grupo de mujeres activistas fue hostigado sexualmente por fuerzas policiales. La larga lucha magisterial contra la reforma educativa y una respuesta oficial a sangre y fuego.
El domingo 19 de junio quedará impreso en la memoria mexicana como una más de las fechas que escriben la historia con sangre del pueblo. Después de la feroz represión policial en el estado de Oaxaca que dejó un saldo de 11 muertos, 27 detenidos -que fueron liberados el miércoles- y cinco personas reportadas como desaparecidas (datos brindados por la CNTE a Marcha al cierre de esta nota), el magisterio mantiene el plantón en la ciudad de Oaxaca y los bloqueos en las carreteras principales del estado.
Además, dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se reunieron el miércoles por la tarde en la capital mexicana con el secretario de Gobierno, Miguel Ángel Osorio Chong, junto a la Comisión de Mediación (Conamed), integrada por miembros de asociaciones civiles, organismos de derechos humanos e intelectuales. Al encuentro no asistió el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, quien en rueda de prensa el día anterior argumentó su ausencia diciendo que el encuentro no abordaría temas educativos y que sería sólo “de corte político”. En representación de Oaxaca asistieron dos dirigentes de la sección 22.
El gran simulador
“Lo que vimos ayer fue una simulación”, afirma César Martínez, delegado de la sección 22 de la CNTE. Doce horas después de finalizada la reunión en la capital, Martínez asegura, desde la sede de la coordinadora en Oaxaca, que el gobierno no tiene nada para ofrecer. “Hemos ido de buena fe a este diálogo, pero al parecer los caminos que ellos deberían abrir hacen nomás el simulacro de que los abren. Ante este escenario, el pueblo tiene la palabra”, dice.
A ese encuentro la CNTE llevó un pliego petitorio de nueve puntos, entre los cuales exige la liberación inmediata de los presos del magisterio, estabilidad laboral y pago de salarios retenidos a maestros y maestras de todo el país. También incluyen las demandas por la tierra y los recursos afectados por el resto de las reformas estructurales que busca imponer el gobierno mexicano.
A su vez, la prensa hegemónica nacional, según Martínez “juega el papel que el gobierno quiere que juegue: minimizar el asunto y sobre todo decir que hay un diálogo cuando esto es un asunto de Estado, es un asunto de supervivencia dentro de este sistema”.
Luego de este primer encuentro, se pactó una nueva reunión para el próximo lunes. “Mientras, las movilizaciones y los bloqueos se mantienen. Es una especie de tregua no acordada lo que se da en estos días, sin embargo, queremos ver la voluntad del gobierno”, añade el dirigente.
Esta “tregua no acordada” que menciona Martínez se percibe en las calles oaxaqueñas. Luego de las horas de tensión que reinaron el domingo, sobre todo en la zona céntrica de la ciudad -donde desde las barricadas se aguardaba en cualquier momento el ingreso de la policía-, con el correr de los días las actividades se normalizaron, los negocios volvieron a atender en sus horarios habituales y gran cantidad de turistas nacionales y extranjeros recorren nuevamente el andador central y demás sitios de interés.
La Reforma Educativa, cueste lo que cueste
Un día antes de la reunión en DF, el martes por la mañana, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, brindó una conferencia de prensa en la que confirmó la pretensión del gobierno mexicano de imponer como sea la Reforma Educativa. A esta altura, la norma parece querer ser implementada a cualquier costo y tal como el EZLN se preguntó hace unos días en un comunicado: “¿Qué sigue? ¿Qué los desaparezcan? ¿Qué los asesinen? ¿En serio? ¿La reforma ‘educativa’ nacerá sobre la sangre y cadáveres de maestras y maestros?”.
Nuño insistió en todo momento en que acatar la Constitución “no es una opción, sino una obligación”, y se refirió varias veces a que desde el gobierno están abiertos al diálogo pero “a través de la legalidad”. Sin embargo, no hizo mención alguna al hecho de que las personas asesinadas el pasado domingo recibieron balas de plomo por parte de las fuerzas estatales y federales y sostuvo que esos hechos “no tienen relación” con la Reforma Educativa. De este modo, deslegitimó que el origen de la protesta sea por la medida que él intenta imponer.
“Nuño, al igual que el resto de los funcionarios de gobierno, fungen como administradores de la burguesía”, comenta Isaac, dirigente de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca (CETEO). Isaac, quien prefiere no dar su apellido, estuvo desde el domingo en Nochixtlán junto a otros dirigentes de la CETEO haciendo tareas de recolección de evidencia del uso de armas de fuego y bombas por parte de las policías estatal y federal.
Desde el plantón instalado en el Zócalo oaxaqueño, un día después de las declaraciones del secretario de Educación, Isaac insiste con la idea de que el Estado mexicano está en quiebra, que el dinero que necesita saldrá de la privatización de los servicios, como la salud y la educación, y que el Gobierno no dará marcha atrás en la implementación de la Reforma Educativa. También coincide con los demás dirigentes: “el gobierno mexicano hoy no tiene nada que ofrecer”.
Detenciones arbitrarias y agresiones sexuales a mujeres
El domingo por la noche, colectivos e individualidades anarquistas que decidieron realizar una acción solidaria frente a la casa de representación del gobierno de Oaxaca en la ciudad de México, denunciaron que, tras ser perseguidos por granaderos, fuerzas especiales y policías de vialidad, fueron detenidos de manera arbitraria y que las mujeres fueron amenazadas y violentadas psicológicamente.
Los policías toquetearon a las activistas, amenazaron con violarlas y les profirieron agresiones tales como: “Deja que te coja a ver si se te quita lo de revolucionaria”, “Sigue ladrando, perra” y “Las vamos a poner en cuatro”, entre otras. Además, insistieron con el “a ti te vamos a desaparecer”, que en un país que registra, sólo dentro de las cifras oficiales, casi 30 mil personas desaparecidas en los últimos nueve años, la frase queda rayana en la tortura psicológica.
Por si fuera poco, las y los detenidos denunciaron también que luego de ser puestos en libertad se dieron cuenta de que la policía les había robado todos sus objetos de valor.