Por Leandro Frígoli
Según Circe Maia en este poemario de Diego Techeira hay una reflexión poética muy honda, sobre la cual no es posible ponerse a comentar así, prosaicamente, tratando de hacer entrar en otras palabras lo que fue dicho de una manera única e intransferible.
En virtud de tal mirada, es interesante rodear el texto sin demasiadas precisiones ni certezas ya que el autor configura una reflexión poética en función de la utilización de la intuición con conciencia. Esta apertura y flexibilidad producida en sus poemas le permite dilucidar cómo se configuran los instantes frágiles en la voz poética y sobre todo en la experiencia social que transita. Ese devenir es una constante circularidad con pretensión de origen, de deleite, de fluidez, de presencia en relación a la ausencia. En un párrafo de su declaración (ars poetica) dice: la expresión inaugura una forma, no meramente verbal, no mera representación. Se trata fundamentalmente de una presencia, que irrumpe con mayor potencia cuanto más se integra a nuestra cotidianidad.
La búsqueda de la reflexión poética tiene incidencia en la tensión que menciona cada poema sobre la dimensión del binomio palabra y silencio. Es decir, una poesía puede emocionar, comunicar, amar, buscar, indagar, pensar sobre tópicos que hacen a la representación de una coyuntura. Pero también son una visceral forma de preguntar sobre la existencia material, la relación entre los silencios y las palabras, de qué manera se plasma ese vínculo en relación con el binomio ausencia/presencia, entre otros. Existe una claridad meridiana en cada poema sobre el par tenso palabra/silencio, por ejemplo:
“¿Cómo podrían / capturar las palabras /todo lo que abraca el silencio?”
“cuando nombrar algo / es también una forma de amor.”
“Las palabras contienen /su propio eco. /Como una voz distinta de si misma.”
“O la promesa de otro sentido /que se expande en silencio.”
“Como una mano /que se introdujera de repente /en mi cuerpo / Y me arrancase los silencios.”
“Las palabras allí / alumbran el reverso de una crónica / que tal vez sea el origen / de una mano que tal vez / sea apenas una sombra / de lo escrito.”
“(…) otorgar al silencio /el valor de un estruendo /De asumir lo vasto /como apenas/Darnos cuenta: /todo limite es una cuestión de conceptos. /La totalidad / es un fracción de algo mayor. /Una versión tangible /del vacío.”
Tales extractos sintetizan y evidencian esa tensión, que a priori no define conceptos ni limita un territorio, porque asume un criterio de búsqueda, de interpelación, de encuentro con lo visceral y existencial, específicamente en el doble par tenso palabra/silencio y ausencia/presencia.
¿Porqué el autor interpreta que debe explicitar ese doble par tenso? Quizás lo que más se acerque a la repuesta incorpora dos instancias: la primera, ligada a una crítica muy sostenida de la arbitrariedad del signo que propone el estructuralismo, donde en sus primeros tiempos no se investigó el habla, sino tampoco los silencios. La segunda está ligada a la necesidad de mostrar la mediocridad latente que existe en la producción poética de esta época. Porque en el ejercicio de plantear, posicionar una reflexión poética, propone huellas y evidencias que se separan de toda la producción de la poesía contemporánea. La experiencia que revela se transforma en una reflexión poética en virtud de un análisis de todas dimensiones que desbroza, discute e interpela el autor.
Además, existe una corporalidad patente en la no acotación, en lo no cercenado ni clausurado por medio del concepto. Esta tiene diversos elementos que permiten la construcción de territorios compuestos de un tempo en constante interpelación, de culto estético y de producción armónica. Este libro es una constante voz poética que implica una profundidad tanto en lo esencial como en la corporalidad que excede los límites de los conceptos. La corporalidad que conforma está poblada de imágenes ligadas a la naturaleza y a las expresiones culturales de la sociedad.
Este escrito, según la conceptualización de Guillermo Martínez en relación a la originalidad, presenta rasgos innovadores que lo alejan de los lugares comunes. En tanto la resolución de los poemas presenta un tono reflexivo con un lenguaje dialéctico e incisivamente reflexivo, utilizando recursos como preguntas, imágenes viscerales, ritmos y giros elocuentes y simples en la construcción del lenguaje. El tercer elemento es la escritura, que presenta un tono poético en función de las imágenes ligadas a la naturaleza, al canto, a la corporalidad con dos operaciones clarificadas por la ecología del lenguaje y la claridad de la elección de las palabras que potencian la construcción poética.
Esta aventura poética es una necesaria intervención en la comprensión, en la composición de la palabra, en la instancia poética. Estos Instantes Frágiles son una estancia con la plenitud que engendra la palabra para sí y para su fluir con la autonomía de ser en el carnaval lírico de los vientos.