Por Gonzalo Reartes / Fotos: Gustavo Pantano
Después de más de cuatro décadas, las obras de José Orozco, Diego Rivera y David Siqueiros que nunca fueron expuestas a causa del Golpe de Estado en Chile, vieron la luz. Las mismas se reúnen en “La exposición pendiente”, que se puede ver hasta el 7 de agosto en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Esta es una exposición pendiente. Porque el 13 de septiembre de 1973, debía presentarse en el Museo de Bellas Artes de Santiago, en Chile. Sin embargo, dos días antes, la democracia chilena sufriría una herida de la que no ha podido aun recuperarse del todo. El 11 de septiembre, era derrocado el gobierno constitucional del presidente Salvador Allende por un golpe de Estado encabezado por Augusto Pinochet y apoyado tanto por sectores de la oligarquía y la derecha chilena como por el gobierno de Estados Unidos, que intervino directamente a través de la CIA.
Las obras de estos tres grandes muralistas, ya habían sido seleccionadas por el comisario de exposiciones Fernando Gamboa, que venía desarrollando un programa de internacionalización del arte mexicano. La exposición nunca pudo inaugurarse, las obras fueron embaladas, ya seguras, se pensaría. Pero no, el 15 de septiembre el Museo fue ametrallado, acribillado por cuatro tanques del ejército. Por acto divino o azar, las obras resultaron ilesas y para el 26 de septiembre de aquel año, pudieron regresar a México.
Bien lo dice Cristina Rossi en Página 12: “La presentación de La exposición pendiente, procedente del Museo de Arte Carrillo Gil, ofrece un marco apropiado para poner en foco una parte de la trama de intercambios que tejieron los artistas latinoamericanos en el siglo XX. Los ideales de la Revolución Mexicana, la gesta muralista y los desarrollos que posteriormente encarnaron “los tres grandes” circularon en revistas, generaron acercamientos, reavivaron polémicas locales, despertaron identificaciones estéticas y dejaron una profunda huella en la tradición que escriben las imágenes en la historia del arte”.
Digamos que el arte es un reflejo de la época que le toca vivir al artista creador. La tentación de caer en conceptos abstractos al referirnos al “arte” como una burbuja que se eleva y no se puede tocar, algo inalcanzable, es difícil de gambetear. Todo arte, incluso aquellas obras que no intentan reflejar su contexto histórico, es producto de su época. Muchos artistas crean obras de una profundidad difícil de calcular, muchos mueren sin alcanzar reconocimiento pleno. Es que, algunos son visionarios, hablan de algo que no es de fácil acceso o lectura para el resto. Por eso, a los artistas se los suele asociar a la locura. En todo caso, lo que habría que definir primero es la connotación de esa palabra, si es negativa o positiva. Si es deseable o desechable.
Pues bien, las obras de estos muralistas reflejan el capítulo mexicano en el proceso de emancipación americana. Versiones expresionistas, surrealistas y cubistas confluyen con fluidez. El muralismo se constituyó como arte público, acercamiento a las masas. Algo de eso nos quiere decir esta exposición: hay que interpelar al sujeto colectivo, llevar el arte del pueblo al pueblo, sujeto histórico de la revolución, agente del cambio. Emancipación, denuncia. Dar testimonio de los tiempos difíciles, sin perder la alegría.
* “La exposición pendiente” se halla en el Museo Nacional de Bellas Artes (Libertador 1473) hasta el 7 de agosto.