Por Federico Orchani – @fedeorchani / Foto por Marina Carniglia
La llegada del presidente Obama a la Argentina, una visita inoportuna. Los 100 días de un gobierno PRO-buitre. La lucha por los Derechos Humanos y el problema de la unidad.
Al cumplirse 40 años del golpe cívico militar más sangriento de la historia Argentina, se esperan movilizaciones y actos por Memoria, Verdad y Justicia. Cientos de miles de personas coparán las calles y principales plazas del país para gritar bien fuerte: 30 mil compañeros y compañeras desaparecidos y desaparecidas presentes.
El buitre mayor
Por el peso de la coyuntura actual, es necesario preguntarse: cómo llegamos a este 24 de Marzo. Estamos frente a un contexto particular, cargado de simbolismo. El anuncio por parte del gobierno de Macri acerca de la venida al país del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, fue definida por organismos de Derechos Humanos, organizaciones sociales y políticas, como una lisa y llana provocación.
El arribo de Obama a la Argentina, luego de pasar por Cuba, donde no se comprometió con claridad a levantar el embargo económico que tantas penurias ocasiona al pueblo cubano, ni a devolver la soberanía sobre Guantánamo, debe leerse en clave de los cambios geo-políticos recientes en la región. Es que Estados Unidos ha perdido terreno en su “patio trasero”, sea por las guerras interminables en Medio Oriente, sea por la consolidación de nuevos actores en un mundo que hace rato dejó de ser bipolar.
La crisis que atraviesan los llamados “gobiernos progresistas” de la región parece motivar una nueva ofensiva del imperialismo norteamericano en América Latina. Con matices y diferencias, hay en marcha procesos desestabilizadores de nuevo tipo, que son reales y muchas veces se montan sobre dificultades y errores propios de los gobiernos, como los escándalos de corrupción que sacuden al Partido de los Trabajadores en Brasil. Distinta es la situación en Bolivia y Venezuela, pero no es motivo de este artículo. Sí destacar que estas complejidades configuran un cuadro de una creciente fragilidad política en la región. En este marco llega Obama a la Argentina, el lugar que en 2005 fuera la tumba ¿definitiva? del ALCA.
El mejor estudiante
El gobierno de Macri no podría recibir de mejor manera a su par norteamericano. La llegada de Obama coincide con la aprobación en Diputados del acuerdo con los fondos buitres que abre la “canilla” a una nueva y perjudicial emisión de deuda. Este podría ser mucho más que una medida que atraiga al país las famosas inversiones del extranjero. El gobierno argentino parece dar una señal de lo que significa “volver al mundo”, se trata de un reordenamiento de la política exterior del gobierno argentino, que tiene en la actualidad a China como uno de sus principales “socios” comerciales, además de Brasil.
Aunque no se esperan grandes acuerdos, ayer, en La Rural, Obama y Macri compartieron un encuentro organizado por la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (AmCham), donde se anunciaron inversiones norteamericanas en la Argentina hasta el 2019, tal como anticipó Alejandro Bercovich hace unos días en el diario BAE. Son gestos que dan cuenta del cambio de estrategia de inserción económica de la Argentina en el mundo. Uno de los objetivos que completan la agenda es el de abrir la discusión de nuevos Tratados de Libre Comercio, los famosos TLC. Uno de ellos, el TTP (Tratado de Asociación Transpacífico) que también involucra a la Unión Europea, encontró una fuerte resistencia en la región; es posible que los Estados Unidos encuentren en la Argentina un nuevo aliado en esta materia, a los que habría que sumar los países que conforman la Alianza del Pacífico.
Ahora, la unidad
El gobierno de Macri, en un acto cargado de cinismo, llevará a Obama al Parque de la Memoria -monumento ubicado en Costanera Norte- en homenaje a los 30 mil detenidos-desaparecidos, asesinados y torturados por la última dictadura cívico-militar-eclesiástica que obtuvo gran colaboración del Estado del cual es representante el mismo presidente Obama. Además de una provocación, la actitud del gobierno de Macri es propia de quien se siente con “espalda” para este tipo de medidas, a pesar de dejar en la calle a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras como parte del plan de ajuste brutal, que entre otras medidas regresivas generó una fuerte transferencia de ingresos desde los sectores asalariados a los sectores concentrados del capital, mediante una brusca devaluación, a la par de otras políticas económicas regresivas.
El momento político demanda una respuesta unitaria de los sectores que están luchando. Las organizaciones populares combativas, partidos políticos de izquierda y progresistas, etc., deberán ponerse a la cabeza de las demandas más sentidas del pueblo argentino para encauzar la indignación que crece, producto entre otras cosas, del deterioro de la situación económica, más bien el agravante de un proceso de más larga data.
El ejemplo del paro convocado por ATE donde confluyeron organizaciones populares, de izquierda y sectores del kirchnerismo, no se aplica esta vez. La consigna de “una sola marcha” suena tentadora y hasta correcta, aunque sin chances de concreción, al menos en este momento. Se corre el riesgo de soslayar un balance necesario del período kirchnerista en materia de Derechos Humanos, no sólo en términos de reparación histórica, donde nadie niega los avances realizados. Los Derechos Humanos son también presente, nos referimos por ejemplo a la cantidad preocupante de casos de gatillo fácil en el último tiempo, militantes procesados o asesinados, en un contexto de violencia institucional casi permanente. Por eso la necesidad de una movilización independiente. Esto no va en desmedro de la lucha de Madres, Abuelas y demás organismos de Derechos Humanos admirados y reivindicados por las organizaciones populares. En todo caso, serán ellos y ellas los protagonistas de cimentar las condiciones para una futura unidad, con práctica común mediante.
Existen lecturas compartidas y otras que no: las diferencias pasan por el grado de responsabilidad del gobierno anterior en generar las condiciones para el surgimiento del gobierno actual. Cambiemos forma parte de un bloque de dominación distinto pero con una serie de hilos conductores. Como la matriz productiva extranjerizante y dependiente del agronegocio y las exportaciones mineras y petroleras, que será aún más grave durante este “modelo”.
Habrá dos actos -por ahora- aunque algunos preferimos quedarnos con la foto de los cientos de miles que de manera organizada o no, se movilizaron por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Porque la lucha por la sociedad igualitaria, por la que pelearon y dieron la vida las y los 30 mil, continúa más vigente que nunca. La tarea de ir más allá del capital es urgente y necesaria.